Tras las encuestas aparecidas el domingo, unos y otros necesitan el apoyo del partido de moda para poder sumar. La pregunta es si Ciudadanos querrá casarse con alguien antes de las elecciones generales.
A uno le puede apetecer “tocar poder”, pero es cuestión de meses –de paciencia- tocar un poder u otro. Y creo que el “líder único, imprescindible y omnipresente” lo tiene claro. Es consciente de que está subiendo como la espuma…, al contrario de lo que le ocurre a la que iba a ser su compañera de viaje. La ex socialista no ha rascado en Andalucía y tiene pinta de que en pocos sitios la votarán.
Para Rivera – rebautizado como Álber Riera por mi estimado Salvador Arenere-, es cuestión de esperar para elegir novia. Me recuerda a la novela (o nivola) Unamuniana de Niebla, donde el autor pone delante de Eugenia a dos pretendientes: los soliloquios del irreal Augusto Pérez y a la excesiva pachorra de su novio Mauricio.
Sólo es una impresión pero es posible que sea algo parecido a lo que tendrá que elegir el líder omnipresente de Ciudadanos. La niebla no deja ver un horizonte. Hoy, algunos tampoco lo ven. O tal vez no lo quieran ver.