Lo que comenzó siendo un hobby, pasó a ser profesión. Hace 16 años, iniciaba su andadura la productora audiovisual aragonesa Amarcord. Desde entonces, no han parado. Y es que, como decía su responsable mientras recogía seis galardones en el Smile Festival: “Ser valientes siempre tiene sentido y, en ocasiones, hasta se premia”. Así nos los cuenta.
- ¿Cómo nace Amarcord?
- Amarcord nace en 2003, fruto de muchas casualidades. Yo estaba en otro campo profesional, pero cuando te vas encontrando numerosas señales que apuntan en una dirección, hay que hacerles caso. Y eso es lo que me pasó, que se presentó la posibilidad de convertir un hobby en una profesión y no lo dudé. Ya han pasado 16 años.
- ¿Cuáles son las principales dificultades que suele tener una productora como Amarcord en un mercado local como el aragonés?
- En el caso de un trabajo para publicidad, uno de los hándicaps que tenemos es que nuestras producciones en la televisión compiten con productos que se enmarcan en campañas millonarias de factura nacional e incluso internacional. El anuncio que has creado puede ir precedido por uno de Dior y seguido de uno de Audi. Salir airoso de esa situación no siempre es fácil, pero es nuestra obligación. La solución para poder competir no es otra que emplear el menor número posible de recursos, pero los de mayor calidad. Ser pocos, pero los mejores. De tal manera que el resultado funcione. De hecho, si hay algo de lo que nos sentimos muy orgullosos es de que la gente detecte nuestras campañas y las diferencie de otras. Otra de nuestras características es que, aunque somos una productora, en Amarcord damos soluciones 360º. Y es que en un mercado local nos toca asumir roles que en Madrid y Barcelona no nos corresponderían, como el desarrollo de las creatividades, hacernos cargo de toda la producción,…, pero bueno, nosotros estamos muy a gusto haciendo todo esto.
- El sector publicitario y de la comunicación ha sido uno de los más afectados por la crisis económica que se inició en 2008. ¿Cómo la ha vivido Amarcord?
- La crisis nos pilló en pleno crecimiento. Nuestra empresa vivía una etapa muy buena en un momento muy malo. La pregunta sería más bien qué hubiera pasado si no hubiera habido crisis. Nosotros empezamos a hacer publicidad en 2007 por casualidad, porque un cliente corporativo quiso hacer una campaña para televisión. Y así, desde entonces, año tras año. En la actualidad, se puede decir que somos la productora líder en publicidad en Aragón. En este contexto, una de nuestras fortalezas ha sido la de ser capaces de hacer con menos las mismas cosas -o muy parecidas- que otros hacen con más. Y esto tiene mucho valor. Nosotros le llamamos publicidad de guerrilla.
- ¿Para qué tipo de clientes trabaja Amarcord?
- Son todo anunciantes aragoneses. Y en este punto hay que recordar que el tejido empresarial de la comunidad autónoma está integrado mayormente por pequeñas empresas. También hay grandes empresas, pero que trabajan en el sector profesional, B2B, y no hacen anuncios para televisión.
- Y las que sí que hacen publicidad, ¿cuentan con productoras locales o buscan empresas de fuera de Aragón?
- Ese chip de salir fuera para encargar una publicidad está cambiando. De hecho, lo que pasa en muchos casos cuando anunciantes locales contratan a una firma de fuera es que, de forma indirecta, terminamos encargándonos de la producción todo aragoneses. A esto se une que la publicidad se ha abierto y democratizado muchísimo. Antes solo estaba la televisión y, quizás, hacer grandes producciones televisivas aquí no era muy factible. Pero ahora, la tarta publicitaria está más repartida, con un peso especial de lo digital. Se pueden hacer más cosas. Y, en este sentido, los propios responsables de Comunicación de las grandes empresas aragonesas están tomando consciencia de que igual que a ellos, por su capacidad, se les ha dado la oportunidad de liderar la comunicación de sus empresas, las firmas locales también están capacitadas para hacer campañas para sus compañías. Y así lo demostramos cuando se nos da la posibilidad. La mecánica es la misma siempre. Es como una receta: una vez que la aprendes, se trata de coger el mejor talento y echar los ingredientes en la cazuela. ¡Si quieren una superproducción, ya la haremos! Es una cuestión de confianza mutua y, en este sentido, cada vez se confía más en el talento local. No hay que tener miedo.
- Está claro que el video es el presente, pero ¿están dispuestas las empresas a invertir en audiovisual?
- Sí que hay una mayor demanda de video. Además, también se ha cambiado lo que se pide. El mensaje tradicional era: “Necesito un video corporativo, que cuente quiénes somos y qué hacemos para emplearlo en todas las acciones de comunicación y comerciales que haga la organización en los próximos cinco o diez años”. Eso, para nosotros, no es que sea obsoleto, es que es de la Edad de Piedra. Ahora se nos pide que seamos capaces de hacer comunicaciones en video de forma constante. Y, para eso, para poder realizarle a una empresa diez píldoras, con las que tenga la capacidad de comunicar las distintas cosas que hace en diferentes canales y que se lo pueda permitir, hay que ser muy flexible y muy competitivo. Ese es el reto, porque, al fin y al cabo, la producción audiovisual es la más cara de la Comunicación. Sin embargo, si se hace bien, de una forma eficaz, llega a ser una inversión muy rentable y, por tanto, no tan cara como parecía. Solo hay que pensar que, una vez que has producido el contenido, te sirve para digital, youtube, Facebook,…
- ¿Qué papel tiene en todo este proceso la confianza entre productora y anunciante?
- La confianza es fundamental, porque también te ayuda al desarrollo de la Comunicación. Hay productos más fáciles y más difíciles de comunicar. En este último caso, no todo funciona en audiovisual y hay que explicarle al cliente que es mejor ir por otro camino. Hay cosas que se pueden hacer y otras que no. Si no se tiene buena materia prima, desastre absoluto, no lo hagamos. Porque lo que se va a ver tiene que ser, si no eterno, muy bueno. Cuando el producto tiene sentido en el medio que se anuncia y el anunciante apuesta, es constante y confía en la productora, el resultado funciona.
- ¿Qué tipo de video es el que más se pide desde las empresas?
- La tendencia más fuerte es Internet, Youtube, y también para redes sociales. En este campo se pueden hacer cosas muy sencillas y cuyo resultado visual es impresionante. Es el caso de unas Instagram Stories que hemos hecho para la Fundación Goya en Aragón, para contar curiosidades del catálogo de Goya y acercar la obra del pintor a la gente más joven.
- Acabáis de ganar seis premios en el Festival Internacional de Publicidad y Humor, Smile Festival, ¿cómo surge todo esto?
- Los premios los hemos recibido por las campañas Días de Chollo y El Cuñado, creadas para el concesionario zaragozano Nissan Arvesa y emitidos en Aragón TV y en digital. A raíz de lanzar el primer anuncio y comprobar la reacción de la gente, las felicitaciones por las redes sociales y su efecto en las ventas, junto con el anunciante, decidimos buscar un festival y participar. Veíamos que teníamos un buen producto y lo presentamos al Smile Festival, que era específico de humor. Buscábamos alguna nominación para darle un poco más de difusión a la campaña, pero lo que no esperábamos eran seis premios: cuatro galardones de la sección oficial, el premio especial del jurado y el reconocimiento a la agencia más innovadora. Ha sido toda una sorpresa.
- Y con una campaña para el mercado local.
- En televisión, los anuncios de los coches tienen que tener una factura impecable. No tienes la posibilidad de hacerlo mal y de dar la impresión que es una campaña regional, para un mercado regional, con recursos regionales, porque, como he comentado, delante y detrás de tu spot van anuncios de producción mundial. Y ahí estamos, peleando, con la confianza, además, de que no va a disonar. Al contrario, el espectador acoge el spot como si fuera una campaña nacional, sin provocarle ningún tipo de rechazo.
- ¿Qué significan este tipo de premios para Amarcord?
- Estamos hablando de un certamen en el que puedes ver desde un anuncio de Ikea hasta uno de El Corte Inglés y que una campaña local, con recursos limitados, se lleve seis premios es un enorme reconocimiento al trabajo hecho y un motivo de orgullo.