Algo se mueve en el sector editorial digital

  • El III Congreso del Libro Electrónico de Barbastro constata la evolución que registra esta industria, que presenta un crecimiento exponencial
  • Los actores implicados apuntan la importancia de avanzar hacia la edición digital para evitar perder la próxima generación de lectores nativos digitales

Algo se mueve en el sector editorial digital. Por lo menos, así ha quedado patente durante la celebración del III Congreso del Libro Electrónico de Barbastro, en el que editores, bibliotecarios, autores y prescriptores se han reunido con el objetivo de sumar fuerzas y de avanzar de forma común hacia la edición digital. El encuentro, organizado por la Diputación Provincial de Huesca, ha servido para constatar el futuro de esta actividad.

“Y sin embargo se mueve. El crecimiento de los libros digitales, sumando modelos, formatos y plataformas, es exponencial, duplicando sus resultados cada año”, ha señalado el consultor y periodista Darío Pescador, durante la lectura de las conclusiones del encuentro, al tiempo que ha recordado la importancia de un mercado como el latinoamericano, “que antes fue un campo de minas de aranceles, divisas y logística, se está convirtiendo en un campo abonado para el libro electrónico en español”.

En este contexto, el consultor ha subrayado que, en cinco años, el sector editorial ha caído un 40%, lo que ha supuesto unas pérdidas de ingresos de unos 900 millones de euros. Además, también ha hecho hincapié en que por cada euro nuevo que se gana en digital, se pierden tres euros en papel. No obstante, Pescador no ha obviado lo que cuesta cada cambio. “Los emprendedores que aquí han hablado cuentan que para la industria tradicional, una venta digital no es un éxito, sino la pérdida de un lector en papel”, ha señalado.

Pescador ha hecho hincapié en que un libro es, ante todo, una experiencia, que ahora viaja de pantalla a pantalla y que es compartida, ya que “en las redes sociales los lectores comentan, se entusiasman, critican y, no nos olvidemos, compran libros”.

Nuevos lectores, nuevas leyes, nuevos mercados

Pero un libro es también un sistema- “la metainformación puede aumentar hasta un 80% las ventas de un libro digital”, ha recordado- y un derecho (el del autor sobre su trabajo, que, cada vez más, es la única arma que tiene para vivir de su trabajo). Y es que uno de cada cuatro libros digitales son autoeditados. “Nuevos autores, escribiendo nuevos libros para nuevos lectores, necesitan nuevas leyes, nuevos mercados e intermediarios eficaces, que les ayuden a volar, en lugar de cortarles las alas”, ha apuntado el periodista entre las conclusiones.

Por otro lado, el libro es también el derecho del lector a leer, a acceder a la cultura. Además, según ha manifestado Pescador, “son muchas las voces que claman por el fin del precio fijo para los libros, y se preguntan por qué algo que ya no es un objeto, sino una experiencia o un servicio de otra naturaleza, debe pagarse igual, y para colmo de males, estar sujeto a impuestos más elevados”. Más aún, cuando la demanda de los lectores es alta y clara: quieren leer, cómo, cuándo y dónde les apetezca, y están dispuestos a pagar lo que ellos perciben justo por esa experiencia.

Los asistentes al congreso instan a todos los actores implicados a tratar de solucionar estas cuestiones, así como a actuar y avanzar de manera común hacia la edición digital. Si no se hace se corre el riesgo “de perder a la siguiente generación de lectores, que nacen nadando en este mar de posibilidades, que mejor o peor, leen más que nunca, y a quienes ese mundo de papel les resulta limitado y ajeno. La lectura como descubrimiento, y no como obligación”, ha concluido Pescador.

 

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