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La cerveza más conocida de La Zaragozana renueva el diseño de su etiqueta coincidiendo con su apuesta de expansión por el mercado nacional
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La compañía recuerda que esta rediseñada botella tiene la “enorme responsabilidad de presentar Ambar Especial allá donde nadie la conoce”
Ambar Especial ha sometido a su botella a un cambio de imagen radical. Y aunque no hace ni dos años de su último retoque, desde La Zaragozana insisten en que Esto tiene una explicación. El motivo no es otro que diseñar una botella que “tiene la enorme responsabilidad de presentar Ambar Especial allá donde nadie la conoce”.
“Hemos perdido la cuenta de cuántas veces hemos cambiado la etiqueta de Ambar Especial en nuestros 116 años de historia. El último diseño tiene apenas dos años, y ya estamos aquí otra vez presentándote una nueva botella, realmente muy distinta”, comentan en la campaña de presentación que se ha lanzado desde la cervecera. “Esto lo hacemos siempre que sentimos que necesitamos comunicar algo importante, cada vez que entendemos que es necesario para adaptarnos a las transformaciones de un mercado que cambia a una velocidad de vértigo”, añaden en la misma.
Así, a las preguntas de ¿por qué? o ¿qué es lo que pasa esta vez?, La Zaragozana contesta claro: “Pasa que creemos que ha llegado el momento de llevar Ambar a todo el territorio nacional, a todas partes. Eso significa que a partir de ahora, será más fácil pedir una Ambar Especial en un bar de Triana y que el camarero conteste: ¡Marchando! O pedirla en una tasca del centro de Bilbao y que el camarero te mire como sólo te miran los camareros en Bilbao”. He aquí la explicación al rediseño radical de la botella de su clásica cerveza. Y es que desde la compañía aragonesa opinan que la salida al mercado nacional exige hacerlo con un aspecto que explique muy claramente y de un vistazo algunas cosas que conocen su seguidores de toda la vida, pero que hay que dar a conocer en los nuevos mercados.
Eso sí, desde La Zaragozana quieren aclarar que “hablamos de su aspecto exterior, por supuesto. Del interior no hemos cambiado nada demasiado sustancial en los últimos 116 años, y de momento no se nos ha pasado por la cabeza hacerlo”.