Aquí se cumple aquella vieja máxima de José María García cuando machaba cada noche afirmando que “el rumor es la antesala de la noticia”. Desde la llegada de Borja Prado al deseado despacho de Paolo Vasile, el rumor era insistente en Mediaset. Se van a cargar Sálvame, auténtico transatlántico de las tardes de Telecinco en la que todo parecía estar permitido. A la vez, había voces que se encargaban de negarlo y de poner incluso en tela de juicio la autoridad del nuevo preboste para tomar una decisión tan anunciada como temida.
Es cierto que desde el programa ahora fulminado, no hacían más que dar razones a la dirección para que se cancelara después de 14 años el producto estrella de la casa. Dos han sido los desencadenantes de la decisión. Por un lado el traer al primer plano las opiniones políticas haciendo banderías con unos determinados partidos políticos muy del gusto del insolente Jorge Javier.
Por otro lado, una regla de oro de la casa, era ignorada sin ningún rubor. En Sálvame se permitían hacer juicios de valor sobre otros programas de la cadena, y no muy acertadamente a la vista del cese de emisiones que se ordena para el 16 de junio próximo.
Todos esos colaboradores que parecían en posesión de la verdad absoluta y que solo se plegaban a las órdenes de un presentador que navegaba ya sin rumbo como pollo sin cabeza, se han quedado huérfanos de horizonte laboral. Tendrán difícil en el corto plazo ir a encontrar acomodo en otros programas. Ellos se habían convertido en porteras de sus propias miserias. Voceros en busca del aplauso fácil y con pocas ganas de trabajar y sí de criticar. La mayor parte se han convertido en personajes de tebeo.
Dignificar la banda de la tarde
Cuando todo parecía oscuro y el futuro muy negro, aparece el conejo de la chistera de Borja Prado. Ana Rosa Quintana, sin duda el rostro con más credibilidad de la cadena, asume el reto de dignificar la banda horaria de las tardes de Telecinco. Le queda mucho trabajo por hacer, pero es la única persona que no se puede negar a un reto de semejante envergadura.
Plenamente restablecida de sus dolencias, aterrizará con un nuevo formato en una banda que desconoce. El rigor profesional y las ganas de cambiar y crear tendencia, son ahora mismo los dos elementos más ilusionantes para una Ana Rosa que se va a volcar en el empeño.
Al final se miden dos estilos de hacer formatos de televisión. La Fábrica de la Tele hace mudanzas para dejar paso al nuevo rey de las tardes, Unicorn Content. La productora de Ana Rosa, de la que es propietaria en un 33% Mediaset, vuelve a asumir un riesgo de alto voltaje. Entra así aire puro en la cadena de Mediaset que espera mejorar audiencias y quitarse el sambenito de encima de telebasura que en estos últimos años parecía el apellido de Sálvame. Se trata de hacer una televisión familiar, respetuosa y amable, términos que la tropa de palmeros de Jorge Javier desconoce. Ahora sí acaba la era Vasile. Que pase Ana Rosa a escena.