La figura del portavoz no dista mucho de estar en el gobierno y la oposición. Es la voz de la gestión o, en su caso, del control, de un (a un) equipo de gobierno. Es la cara visible de una institución (o grupo municipal) que nos representa (a vencedores y vencidos) en una localidad, autonomía o en el gobierno de la nación. Por tanto, el portavoz o la portavoz no sólo debe serlo sino creérselo. No se juega su prestigio personal sino la legitimidad del gobierno de todos y todas.
Como dice el Doctor y Letrado del Consejo de Estado, Javier Gomá, existe una responsabilidad personal del ejemplo. Y esto no es optativo ni opinable, es una responsabilidad que se asume desde el primer momento que aceptas formar parte de un gobierno o liderar una oposición, y que tienes que llevar a las últimas consecuencias aunque esto suponga una dimisión.
El indicativo e imperativo del ejemplo tiene un paso previo, ser consciente de la influencia en los demás. El representante elegido para transmitir una estrategia política, definir unos ejes de comunicación y marcar los tiempos del debate público , cuenta con unas armas de comunicación masiva como nunca en la historia.
El portavoz o la portavoz no sólo debe serlo sino creérselo. No se juega su prestigio personal sino la legitimidad del gobierno de todos y todas.
Mensajería instantánea y redes sociales, que no solo constituye una plataforma exponencial de mensajes sino que cabe recordar que guarda memoria, que también pueden convertirse en una maldita hemeroteca. Así que no hay que cruzar los dedos para que no nos juegue malas pasadas, sino que habrá que tirarse de cabeza al juego de la honestidad, al respeto de la ciudadanía y a la discrepancia responsable.
En definitiva, ser servidores públicos. Y si a veces no se está a la altura, no pasa nada: que continúe el siguiente. Y acudamos en este punto a dos hechos tan parecidos como lamentables. El día 11 de mayor era detenido el entonces alcalde de Badalona, Álex Pastor (PSC), por saltarse el confinamiento y no querer querer someterse a la prueba de alcoholemia (para qué, después de ir haciendo ‘eses» con su coche). Dimisión.
Esta semana hemos conocido que el portavoz popular del Ayuntamiento de Jérez, Antonio Saldaña, triplica la tasa máxima de alcohol permitida. Colisiona con tres vehículos. Hasta su propio partido le pide que eche un paso al lado. No dimite.
Independientemente de lo que pueda durar esta insostenible situación, y más allá de los casos señalados (hemos tirado de actualidad pero se podrían poner otros acontecimientos), ahora que asuela una crisis sanitaria, económica y social, se precisa un mayor esfuerzo por reforzar el papel de responsabilidad de nuestra clase política, y fundamentalmente de los portavoces. Lo que dicen y hacen no tiene fronteras entre lo público y la esfera privada.