Faro blanco con sombrero rojo. Casi 50 metros, 220 escalones y puede ser visto desde 45 kilómetros. El lugar más al Sur de Portugal. Puerta atlántica con bisagra hacia el Mediterráneo y entrada a la Ría Formosa, patrimonio biológico mundial con cuna en El Algarve. Y cuya cercanía abre un pasillo sostenible, auténtico y singular desde Pulpí a Faro, o viceversa. Un paraíso natural donde el turismo azul mueve las mareas de una economía circular con impoluto respeto al entorno.
El turismo como complemento pero no como alternativa. Unas gentes que están convencidas que para atraer al visitante no es necesario atraer a toda costa una avalancha de turistas. O cegarse con la construcción inmobiliaria indiscriminada para arrimar una demanda que arruine el destino como oferta. No se engañan en cubrir el expediente de las grandes estadísticas olvidando u obviando la experiencia del visitante, que el verdadero pasaporte al ‘Dorado’ si es única.
Y se afanan en conseguirlo bajo dos parámetros que tiene muy en cuenta el turista de última generación. Autenticidad y sostebilidad. Respeto a la biodiversidad y poner los medios suficientes para hacer casar el sueño del descanso, la aventura, la curiosidad … con la realidad.

¡Un destino, tantas elecciones!
A través de ¡Un destino, tantas elecciones! Con un mar de posibilidades, una Rio Formosa (hermosa) para desarrollar múltiples actividades náuticas, desde el Kitesurf hasta la observación de cetáceos. Pero también para contemplar la biodiversidad de la zona con más de 200 especies diferentes, incluido los flamencos y garzas Reales. Todo en cinco islas y dos penínsulas, un ecosistema que es una de las 7 maravillas de Portugal.
Y a todo ello se le suma su gastronomía, con la ostra como gran perla. La Ría Formosa cuenta con varios ‘parque de fondo’ donde las ostras, en un periodo de dos años y cuidado diario, se depositan en sacos de malla. Y aunque el 90% se exportan a Francia, también las puedes disfrutar en Faro.
Un sitio muy recomendable es la Ostraria LODO, donde también podrás disfrutar de otros mariscos de la zona como almejas, navaja o berberecho. Y una carne excelente. Muy recomendable también el restaurante Elementos, con una cocina tradicional que conquista. Para tomar una copa o cocktail no olvides pasar por «Columbus» con una carta que es una revista impresa.
Faro, hermanada con Málaga y Huelva

Esta ciudad del Algarve fundada por los Fenicios, al igual que Málaga y Cádiz. Con la primera está hermanada y con Huelva también. Situada en un lugar estratégico han visto pasar por su costa a los romanos, visigodos, moros, cristianos y judíos. Cristóbal Colón, Napoléon o Alfonso III. Cuenta con un singular y colorido centro histórico con casas palaciegas y Museos.
Por singularidad, destacamos la Catedral. Austera y de sencilla arquitectura por fuera, pero monumental por dentro. Con grandes capillas que mezcla lo barroco con el arte japonés, destacando en este sentido el impresionante rojo órgano con motivos orientales. También sobrecoge la capilla de los Huesos.
El Manifiesto del visitante responsable de Culatra
La Isla de Culatra tiene 400 moradores que viven de la pesca y el fomento de la tradición para las generaciones que vienen; del respeto para los que la visitan. Defiende a toda costa su comunidad y es lo hacen de la mejor manera, a través de la pedagogía y la educación. Los mayores tienen esa responsabilidad de transmisión oral.

Y los visitantes tampoco escapan de este deber. Nada más llegar le hacen saber del «Manifiesto del visitante responsable» donde se le invita a ser un agente activo en la protección de los valores naturales de la zona. Allí predican con el ejemplo entendiendo el Patrimonio natural como el Patrimonio de las personas. Por eso ponen en marcha múltiples programsa de trancision energética y sostenibilidad.
Por ejemplo, con la creación de una cooperativa de economía circular. O para el aprovechamiento del agua de mar, reciclaje de recursos, o los paneles fotovoltaicos en los tejados de zonas comunes. Se han sustituido lo sacos reciclados para redes en vez de bidones de plástico. Ahora le están dando vueltas a qué hacer con las cáscaras de las ostras, quieren transformar en argamasa o de utilidad para la industria farmacéutica. Todo para que este paraíso natural siga siendo una herencia de nuestros padres y préstamos para nuestros hijos.