Sobre el "Diálogo Social, medios electrónicos y redes sociales" reflexionó Andrés Mellado en una reciente ponencia de la CEA.

Comunicación y diálogo social

No es definitivo pero sí al menos significativo, curioso, inquietante …. Prueben a meterse en la página web del Consejo Económico Social de la Junta de Andalucía y prueben a «bucear» su pestaña de ‘Transparencia’. Son las 11:06 del sábado 21 de enero y la pantalla muestra «Error 404 – Página no encontrada». Y es el órgano, que ahora preside Juan Marín, encargado de velar por el diálogo social en nuestra tierra. Una anécdota que seguro será resuelta rápidamente.

Lleva una semanas así, quizás meses. Lo descubrí preparando una ponencia a la que amablemente fui invitado en la Confederación de Empresarios de Andalucía. El objetivo era analizar, debatir y proponer soluciones a un asunto de rabiosa actualidad: «Diálogo Social, medios electrónicos y redes sociales». Cómo, en nuestra opinión, los medios digitales y las redes sociales impactan en el Diálogo Social; es decir: en las relaciones de empresas, partidos, instituciones, administraciones y ciudadanos.

Promoción del consenso e Implicación democrática

La Organización Internacional del Trabajo, la OIT, que el principal objetivo del diálogo social es la promoción del consenso y de la implicación democrática de los principales actores en el mundo del trabajo. 

Es decir, que estamos ante un triángulo de tres vértices: representantes políticos, representantes de los trabajadores y representantes de las empresas que tienen la obligación de ponerse de acuerdo por el bien común del mercado de trabajo. Es decir, de la actividad que garantiza riqueza y empleo a la sociedad, dignidad a las personas. 

Nos engañamos si decimos que este triángulo es equilátero (tres lados iguales); más bien puede ser escaleno dependiendo el color del gobierno (una vez más a favor del empresario; otra a los trabajadores) y en la mayoría de los casos es obtuso, pero obstuso OBTUSO: vamos que no se ponen de acuerdo ni a la de tres. 

De una manera u otra sí podemos decir que el área de ese trío de segmentos, tiene una base común: la comunicación, de raíz común. Una comunicación e información que puede ser buena o mala; es decir, donde prime el ruido o la transparencia; el acuerdo o el disenso; querer ser la solución al problema o mantener el problema como solución. Y eso depende de los actores, de la naturaleza de los mismos. Y aquí la somos más pesimistas, casi diría que todos optan por el ángulo llano: 180 grados, ni frío ni calor. 

POLARización, mucho frío para el bien común

Vivimos en un mundo de extrema polarización, donde pocas veces se reconoce la legitimidad del otro. Donde muchas veces mi derecho comienza donde se inicia el de los demás; donde estos son mis principios y si no te gustan: nos los cambio por otros. Donde el sentido común, ya no es sentido como tal ni es común. 

Y no es que hoy me haya levantado “matemático”, tampoco es que el Andrés que conocéis se ha vuelto pesimista. Pero solo hay que ver los informativos y la “armonía” en el Congreso de los Diputados o en el Parlamento de Andalucía; la distancia del 10% que separa la inflación vista por los trabajadores y los empresarios. Los medios que también se han ido a las trincheras. 

Y la palabra crisis aparece por todos lados: crisis de representación, crisis de intermediación, crisis donde nadie ve la oportunidad por ningún lado. 

Y nadie la ve por ningún lado porque, como decía Silvio: “todo el mundo va a lo suyo menos yo que voy a lo mío”. Falta comunicación, empatía, asertividad. Y sobran titulares de cara a la galería del “clikbait”, de cara a mi parroquia; solo a mis parroquianos. Y falta transparencia, debate y mucha pedagogía; que también es un buen medio de comunicación.

Desgraciadamente esto es un lugar común en gobiernos, patronales y sindicatos. Y hacen lo que pueden, pero se puede hacer más. Sinceramente no pasa nada si alguna vez se ponen de acuerdo, si ganamos todos en vez de su mayoría. Y para ello que tomen la comunicación como herramienta, la búsqueda del consenso como utopía realizable. Dejar atrás el cálculo electoral, político o sectorial, puede ser una buena opción. 

DIÁLOGO y ESCUCHA PROACTIVA. Como principio, fin … y vuelta a empezar. 

Y para ello el “diálogo social” debe quitarse la mano de las orejas; avanzar sobre el espectro autista que caracterizan a los actores de la concertación. 

No paramos de nuevo en el órgano que tiene la responsabilidad de velar por el diálogo social en Andalucía: el CES, Consejo económico social de Andalucía. No tiene web propia; y llegar a ello no es lo más intuitivo: primero tienes que meterte en la web de la junta de Andalucía; luego en empleo y formación; más tarde, antes de aburrirte, meterte en CES. O irte a Google, que será lo más rápido. 

El subdominio es prehistórico: lo único actualizado es el perfil del nuevo Presidente, lo demás parece un página web de los años 90; casi casi en “blanco y negro”. Por cierto, la pestaña “Transparencia” te ilustra con el error 404 ‘página no encontrada’. Sintomático.

Así que es el momento de que efectivamente el diálogo social abrace los medios de comunicación electrónicos y las redes SOCIALes. Quizás sea uno de los últimos trenes porque la utilidad pública tiene sentido si es conocida la función social; al igual que los representantes son tales si los públicos de interés se sienten representados. Legitimidad y autoridad = CREDIBILIDAD Y CONFIANZA. 

Sin conversación global no hay diálogo Social

Y pueden comenzar a hacerlo haciendo PERIODISMO DE MARCA. Es decir, abrirse a un proceso de diálogo social de las distintas organizaciones con sus propios públicos de interés. Identificar, crear y dinamizar su propia comunidad. Pero ir mucho más allá de ser un repositorio que rinda cuenta a los asociados sobre la actividad del líder. 

Entablar conversaciones a través de análisis, debates y explicaciones simples a problemas complejos con las posibilidades que te da las web y los perfiles sociales: vídeos explicativos y divulgativos; visitas a empresas; que los representantes guarden un hueco de su agenda para las inquietudes de la ciudadanía a través de sus canales de Youtube, Linkedin o Twitch; que lancen encuestas por Twitter. Que abran hilos a la ciudadanía. 

El objetivo tiene que ser generar comunidad en torno al diálogo social; con cada uno de los públicos de interés. E igual que “cada pescado busca su maya”; cada institución debe elegir su red social más efectiva. 

Que creen por ejemplo, espacios comunes para el diálogo social dentro de las webs. Recuerdo que cuando se estaba elaborando el Plan Estratégico de la Cultura, propuse que los agentes sociales compartieran contenidos en la web de informaciones relacionadas con el impulso de la Cultura. No pasaba nada que si es para sumar: la información de CEA apareciera en la web de CEPES, o la CCOO en la de UGT. Llamé a esa estrategia: COMPARTIR EL VALOR DE LA COMUNICACIÓN. No había altura de miras en ese momentos. ¿Y en este?

¿Qué puede restar a un buen acuerdo social difundir buenas prácticas, cómo otros analizan y plantean soluciones a un problema? De una manera u otra hay que ir más allá de replicar el contenido, aportar valor a la comunicación. Lo importante es ser útiles, cumplir con nuestra función social. Más allá de nuestros intereses corporativos. 

Y para ello tenemos que entender bien el lenguaje de las redes sociales: generar contenido relevante y de alta calidad; cumplir lo que se promete en el discurso transmedia; comprender las tendencias: si no comunicas, te comunican; publicar en los horarios de tu público, no en tu horario de oficina; publicar más videos; y sobre todo que no te de miedo a comentar, guardar y compartir. 

Solo queda también no perder de vista al ALGORITMO, cogerle el ritmo. Hootsuite ha elaborado una guía para alcanzar mejores tasas de alcance e interacción por plataforma. Si quieren podemos entrar en cada una de ellas pero lo que más se repite a tener en cuenta: contenidos de actualidad y de tendencias; importancia del audiovisual, interacciones y compromiso.

Y los medios de comunicación también nos lo tenemos que hacer mirar: un estudio de Reuters Institute indicaba que casi la mitad de los encuestados creían que los periodistas intentan manipular a las audiencias para servir las agendas de los políticos poderosos o se preocupan más por llamar la atención que por informar sobre los hechos en sí. 

El dichoso “clickbait”, la falta de tiempo para contrastar o buscar informaciones propias, por no hablar de la “autocensura”, la mayor de las censuras “no vaya a ser que …”. Tampoco las condicione laborales son tan buenas. Hablando de “diálogo social”, ahora se renueva el convenio colectivo para la prensa: la patronal propone un 1% congelado para los próximos tres años. Y la inflación suma 10 puntos, parece que los periodistas “comemos” menos … 

Periodismo de soluciones

Ahora que me estoy leyendo la “divina comedia” podíamos descender unos anillos más abajo; y hablar de la desinformación, las fake news, los alborotadores profesionales … 

Pero es hora de hablar de la remontada. Y sí ya hemos avanzado algo con un uso más de utilidad pública respecto a las redes sociales; también quiere aportar luces desde los medios de comunicación. Y es que creo que también hay espacio para el PERIODISMO DE SOLUCIONES. Ese ejercer constructivo donde los medios de convierten más que en faros (referencia ileudible) en espejos de buenos prácticas para prender la llama de otros actores. 

Ese es el propósito de Extradigital, conectar, unir, actuar de nodos. Así durante la pandemia sacamos una serie de la que estoy especialmente orgulloso: un catálogo diario de Empresas Socialmente Responsables, donde el objetivo no era vender lo que hacía sino que otras empresas compraran y mejoraran iniciativas para servir a la sociedad. Más de 50 empresas fueron “llamas” que llamó a la acción. 

Con este sentido hacemos partícipe a los profesionales de series como “los más influyentes”, los “once ideal del marketing, la comunicación, el agroalimentario” … Anunciamos a “bombo y platillo” nombramientos; no para vanagloria o marca personal de quien adquiere la responsabilidad sino porque da valor a la función de marketing y comunicación, se reconoce a la empresa o institución contratante; anima a quien está en el paro o no se atreve a dar el paso para un futuro mejor. 

Y no es buenismo, o una aspiración inalcanzable de bonhomía, sino atender a la responsabilidad pública que tenemos: generar oportunidades, no olvidar la responsabilidad social del periodismo. Y este también se consigue mostrando también lo que nos une que aquello que nos separa. Tener el propósito de informar e información con propósito. Y puede ser rentable. 

Quiero agradecer al equipo CEA la oportunidad de haber compartido dos horas de buena conversación con Patricia García Mahamud y María José Andrade. 

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