Recuerdo esa noticia en la que un conductor – tras discutir con otro- bajó del coche, abrió el maletero, cogió su catana y mató al otro conductor. Me venía a la cabeza por la noticia lamentable que conocíamos ayer del alumno que mataba a un profesor en Barcelona.
No entraré a valorarlas porque son inexplicables. Pero para llevar a cabo ambas, hay que tenerlo todo muy pensado. La secuencia sería localizar, primero, donde venden esa arma, ir a la tienda, comprar la ballesta o catana en cuestión, guardarla donde uno considere a salvo y esperar el momento para matar al que ellos consideran enemigos.
El autor de Crimen y castigo decía que se sometía a la ética, pero que no comprendía por qué es más glorioso bombardear una ciudad sitiada que asesinar a alguien a hachazos. No es más glorioso, pero sale igualmente en las portadas. Miren las de hoy… un poco más abajo.