La casa de los líos no deja de dar noticias. Unas esperadas y otras tan sorprendentes como la que nos ocupa. Quitar poder a un recién llegado no hace más que despistar a los adversarios. Otras cadenas de televisión no acaban de entender las causas que han llevado a Mediaset a retirar a Borja Prado del control editorial de la cadena. Mientras, Alessandro Salem, nuevo consejero delegado del grupo, será quien decida esa línea editorial. Prado queda relegado así a funciones meramente institucionales. Terremoto al canto, eso está claro.
Los 24 años de Paolo Vasile han dejado unos modos de funcionar dentro de la casa que cuesta reconvertir. Ahora personas como Manuel Villanueva, Juan Pedro Valentín o Pedro Piqueras están al frente de los contenidos y de los informativos. La reconstrucción de la cúpula los deja a ellos con esta importante responsabilidad, hasta ahora en manos de Prado. Sin duda hablamos del gran talón de Aquiles de Mediaset y de ahí lo trascendente de estos cambios.
El cierre del ejercicio del 2022 que arrojó un beneficio neto de 178 millones de euros, cuatro menos que el ejercicio anterior, desencadenó este volantazo por parte de la familia de Silvio Berlusconi, máxima accionista de la cadena y a la postre el que toma las grandes decisiones en el campo de la viabilidad empresarial.
Motivos del distanciamiento
El distanciamiento de Borja Prado con Alessandro Salen según las fuentes publicadas, descansa en dos frentes. La indemnización que debe percibir la rescisión del contrato de Jorge Javier, que ronda los dos millones de euros por un lado. Esta cifra sería mayor si se incluye al final una cláusula que le impida ir a otra cadena de televisión de forma inmediata. Por otro sobrevuela la idea de la creación de un grupo editorial que hiciese fácil la llegada de Alberto Núñez Feijoo al gobierno de España. Ahora serán Salen quien dé doctrina al respecto.
El pugilato que ambos mantenían por hacer lucir los galones de los informativos se decanta de lado de Salen. Ahora toca esperar a ver qué consecuencias tienen estas decisiones en una partida de ajedrez que mantiene en vilo a muchos profesionales que esperan órdenes para saber a qué carta quedarse. Todo este barullo en puertas de unas elecciones generales y un bajón de audiencias que en verano es habitual. Madre mía, que lio se avecina.