Me cuentan que la responsable de Comunicación del Ayuntamiento de Zaragoza, Marina Fortuño, se acercó la semana pasada a un periodista para ¿preguntar? ¿cerciorarse? ¿advertir? si tenía previsto preguntar algo al consejero de Cultura, Fernando Rivarés, respecto al ¿patrocinio? ¿organización? ¿contratación? ¿colaboración? ¿copatrocinio? del concierto de Kase.O.
¡Quién la ha visto en sus tiempos de Radio Zaragoza y quién la ve ahora! ¡En sus tiempos mozos, en los que no se le ponía nada por delante como periodista de raza, y en sus últimos años, con un inquietante talante que le ha llevado a tratar de impedir, por ejemplo, que sus colegas puedan consultar lo que deseen y cerciorarse con anterioridad si van o no a hacer determinadas preguntas bajo un serio tufillo de censura.
Un jefe de prensa o un director de comunicación debe tener claro que su función es ejercer de puente entre político y medios para conseguir una relación/comunicación fluida. La protección al jefe de legislatura sólo hace que el puente se convierta en pared, no siendo propio de aquellos que vinieron con la transparencia por bandera.