Andalucía siempre ha abierto camino y tiene su espacio en la música universal. Desde el Patrimonio Cultural Inmaterial del Humanidad, el Flamenco, pasando por Falla o Lorca hasta el Alejandro Sanz, Pablo Alborán o Vanessa Martín de nuestros días. Es territorio privilegiado en esta Bella Arte de la composición, la armonía, la innovación y el duende. Por eso no es de extrañar que la primera parada de ‘Un país para escucharlo’ tenga a Andalucía como protagonista.
El espacio, que se inaugura hoy 5 de febrero, en TVE y que presentará Ariel Rot, tendrá como primeras voces a Rocío Márquez, Tomasito, Raimundo Amador, El Selu, Rosario La Tremendita, David Palomar, el productor Paco Loco o Brisa Fenoy. Y todo ello llegará como no puede ser de otra manera en «un mercedes blanco», el de Kiko Veneno.
La nueva apuesta musical de RTVE tiene 100% sello andaluz al estar producida por Producciones Cibeles, bajo la producción ejecutiva de Pepe Flores y Javier Reboredo y la dirección de Juan José Ponce. Esta productora cuenta con más de 20 años de exitosa andadura profesional y con premios como el Ondas, el de la Academia de Televisión o el ProShow de Los Ángeles.
La idea del programa surge hace tres años de la mano de Juan José Ponce, director y realizador (junto a Vanesa Benítez) de la serie. «La idea era mostrar que se cuece en el panorama musical español en un formato de viaje rompedor, diferente, con estética cinematográfica. Apostando por la calidad tanto en la imagen como en los contenidos. Y además contando no sólo con un gran profesional como Ariel Rot en el apartado artístico sino como excelente conductor de programas», explica.
Según informa RTVe, en “Un país para escucharlo”, Ariel Rot recorrerá a modo de ‘road movie’ distintos puntos de la geografía española para encontrarse con sus músicos más representativos, desde los más apegados a la tradición de cada lugar a los más renovadores o sorprendentes. Se escucharán algunas de las canciones que ya forman parte de nuestra cultura y memoria sentimental, pero también los sonidos más inquietos y rompedores del presente y, por qué no, del futuro.
Todo ello, asociado siempre a los lugares: entornos naturales inspiradores, edificios históricos y espacios sorprendentes, así como los que han contribuido a dinamizar el ecosistema musical de las ciudades: salas de conciertos, estudios de grabación, tiendas de instrumentos, estudios de lutieres, escuelas de música…