Me van a dejar que traiga hoy hasta ‘La Despensa’ el aroma a café de una tertulia sabrosísima que mantuvimos recientemente varios colegas del entorno Dircom. Nos juntamos ante los micrófonos de un espacio de radio que tengo la suerte de presentar cada mes, dedicado al ámbito de la Comunicación, y en esta ocasión hablábamos sobre organización de eventos. ‘Como triunfar y no morir en el evento’ fue el título elegido para hablar de un sector, el del diseño y planificación de actos, que siempre me ha parecido atractivo y apasionante, pero que, más allá de predilecciones personales, es evidente que resulta una potentísima herramienta de comunicación estratégica. Y, no nos olvidemos, con una industria alrededor que mueve miles de millones de euros al año en nuestro país.
En nuestra tertulia sobre eventos y comunicación, hablamos, como no, de emociones y experiencias. Es en el ámbito emocional donde actúan los eventos, como dardos certeros, directos al corazón de nuestro cliente, de nuestro consumidor, de nuestro público. Un camino que hay que recorrer, eso sí, armados hasta los dientes de creatividad e imaginación. Porque quizás no esté ya todo visto…pero casi. Así que toca dejarse la piel en explorar nuevas ideas, en innovar, en convertir en arte cualquier convocatoria dirigida a persuadir.
Y una vez más los profesionales allí reunidos comentamos el tremendo y positivo impacto de las nuevas tecnologías en el sector. La llegada de las redes sociales ha puesto patas arriba el tradicional diseño y concepción de los actos. Se han disuelto por completo los límites físicos, espaciales y temporales. Cuando ahora organizamos un evento nuestro público no es sólo el que asiste físicamente al acto. Los destinatarios de ese “momento” y, por tanto nuestros públicos potenciales, se multiplican en función del alcance digital que demos al acontecimiento. ¿Y el tiempo? Lo del “Día D Hora H” ya no sirve de punto de partida en el planning, porque la reunión comenzará y terminará cuando nosotros decidamos, o bien cuando se agote nuestra capacidad de seguir aportando “experiencias” virtuales a nuestros invitados en cualquier parte de la red.
En resumen, soplan vientos de renovación. Hoy en día a la hora de producir eventos deberemos conseguir ese plus de ingenio y originalidad capaz de provocar emociones, generar experiencias y como resultado, obtener un feed back de fidelidad y “buen rollo” hacia nuestra marca. En definitiva, un proceso complejo que exige planificación, infinita creatividad, carácter positivo, una especial sensibilidad y mucha paciencia. Casi nada.
Nosotros lo tenemos claro. Pero, en niveles directivos, ¿se es consciente de la importancia de esta función en las empresas?. Mmmmmmm…..me temo que demasiadas veces no. Pero vamos a dejar ese tema para otra Despensa, que no quiero estropear el buen sabor de boca que me dejó aquel café entre amigos.