Inteligencia Artificial diseño gráfico

¿Cuáles son los límites de la inteligencia artificial aplicada al diseño gráfico?

Ya no es una novedad: la inteligencia artificial (IA) está en todos lados. Pero, a partir de su expansión, surgen distintas discusiones. ¿Es realmente útil? ¿Qué problemas éticos trae en distintos rubros? ¿Cuáles son los riesgos de usarla? Por eso, en este artículo planteamos las principales ventajas y desventajas de la IA en relación con el diseño gráfico, qué cambios ya introdujo y cuáles puede introducir y, sobre todo, cómo esto puede modificar nuestro oficio.

¿Qué es la IA?

La inteligencia artificial es el proceso de capacitación de un programa o software para que pueda tomar decisiones en base a datos que se ponen a su disposición. El programa tiene la capacidad de absorber infinitas capas de información y tenerlas en cuenta para razonar lógicamente.

Es decir, se le ofrece a un software una base de datos. Sobre esa información que va absorbiendo (o aprendiendo), el programa es capaz de tomar decisiones que involucran razonamientos, hasta ahora, humanos.

Quizás te sorprendiste más de una vez cuando, al entrar a Netflix, la plataforma te ofrece justo esa película que querías ver o la serie de la que habías hablado con un amigo. No es brujería, es inteligencia artificial.

Los programadores de Netflix “educan” a la plataforma para que pueda identificar qué contenidos tienen ciertas cosas en común (no solo si son drama o comedia, sino muchas más variables), y combine esos datos con tus datos personales (qué te gusta ver, tu edad, dónde vives, etc.). A esto lo llaman “mapa de similitudes” y se traduce en que las sugerencias de Netflix sean como las de un amigo que conoce bien tus gustos (¡y sabe mucho de cine!). 

¿Cómo influye la IA en el diseño gráfico?

Hasta ahora, la tecnología ha facilitado el trabajo de los diseñadores. Los programas de diseño son cada vez más intuitivos y accesibles para usuarios no especializados. Si hace algunas décadas solo un fotógrafo o cineasta podía intervenir una imagen, hoy cualquiera puede hacerlo. Y ni siquiera hay que ser un experto en Photoshop. Hay herramientas cada vez más sencillas de utilizar, como el editor de fotos online de Adobe.

Ahora la IA viene a introducir otros cambios en el diseño. Los programas de IA tienen la capacidad de reconocer distintas figuras, fuentes, colores o patrones de diseño. Si a eso le sumamos la información concreta del usuario, la IA utiliza toda esa data para crear diseños nuevos. El ejemplo más claro de esto son los creadores automáticos de logos.

Es decir, solo tienes que darle algunos datos específicos de tu empresa (el nombre, el rubro, el público objetivo) y a partir de eso la IA te ofrecerá un logo, o varios, teniendo en cuenta no solo las características de tu negocio, sino los colores que funcionan para tu público objetivo, las modas en diseño, entre otras cosas. En la mayoría de las páginas, luego puedes editar ese logo, pero sobre una base ya creada.            

¿Qué puede hacer la IA en el rubro del diseño gráfico?

En el artículo “El diseñador gráfico en la era de la inteligencia artificial” se menciona un estudio realizado en el 2015, en donde programaron un software de IA para que diseñara un anuncio publicitario. Luego, ese anuncio se sometía a votación junto con otros, creados por diseñadores humanos. Si bien el anuncio creado por IA no fue el ganador, sí tuvo varios votos a su favor.

Es decir, hace ya algunos años que la inteligencia artificial tiene las herramientas para crear y diseñar casi como cualquier diseñador humano. ¿Esto significa que puede reemplazar a los humanos por completo? Posiblemente no. Veamos cuáles son sus principales limitaciones.

Requiere una gran inversión

El factor económico no es menor. Para mantener una IA actualizada y funcionando, debemos hacer una gran inversión en hardware y en software. Estos programas necesitan actualizaciones constantes.

Además, debemos tener en cuenta que tendremos que capacitarnos (o capacitar a nuestro personal) para trabajar con la IA.

Genera contenidos sesgados

Este es uno de los grandes debates en torno a la IA, en general, y en torno a su injerencia en el diseño, en particular. Los programas que crean imágenes a partir de texto, o a partir de toda la información disponible en internet, por lo general tienden a reproducir estereotipos y sesgos sociales, de género y de raza, entre otros.

Un estudio llevado a cabo por OpenAI nos brinda el ejemplo más claro de esto. Cuando se le pide a una IA que genere una imagen de un enfermero, genera la imagen de una enfermera (mujer) y cuando se le pide que genere la imagen de un CEO, genera la imagen de un CEO (hombre). Lo mismo sucede con imágenes de abogados, constructores o asistentes de vuelo.

Esto no solo refleja los sesgos de género, sino también culturales. Por ejemplo, en ese mismo estudio, se muestra que cuando se genera una imagen de una boda, todas las imágenes generadas son de bodas heterosexuales y con costumbres occidentales (mujeres vestidas de blanco, intercambio de anillos, etcétera). 

No tiene creatividad

Como venimos diciendo, la IA crea a partir de la información que le brindamos o a partir de la información que circula en internet. Es por eso que, si bien crea diseños “nuevos”, estos diseños son, por ahora, más parecidos a un collage de todo lo que está disponible que algo efectivamente novedoso.

A partir de esto, surge otro de los debates en torno a la IA. ¿Qué sucede con esas imágenes que toma de la web? Esas imágenes fueron creadas por alguien, un humano, que tiene derechos sobre sus creaciones.

Un caso famoso de este problema es el de Grzegorz Rutkowski, un ilustrador de videojuegos. Sus seguidores le avisaron que sus imágenes estaban siendo utilizadas por programas de inteligencia artificial para crear nuevas imágenes, que circulan gratuitamente en internet.

¿Cómo pueden controlar los artistas la circulación de sus imágenes? ¿Si una IA utiliza fragmentos de imágenes de muchos artistas diferentes, se considera plagio? ¿A quién le corresponden los derechos de esas nuevas imágenes?

Todas estas preguntas abren una discusión que recién empieza, y sobre la que se tendrán que establecer pautas claras.

Conclusión

La inteligencia artificial es un hecho y llegó para quedarse. El desafío ahora es aprender a trabajar con sus ventajas y sus limitaciones. Posiblemente podamos aprovechar algunas de sus ventajas y sumar a eso el factor humano que todavía no puede reemplazarse: la emoción, la creatividad y la ética.

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