Maty Tchey

Maty Tchey: «La mejor herramienta es la escucha genuina»

  • Considerada como una de las mujeres de la comunicación más influyentes de la Comunidad Valenciana, es un referente de la oratoria en destacadas escuelas de negocio y universidades.
  • Su consejo para los directores de marketing y comunicación: «No perdáis el pasillo, aunque sea online«, aspecto directamente relacionado con la escucha y con la resolución de problemas.
  • Su marca personal está también ligada a la escuela de ‘Arqueros de la palabra’ con un método propio y científico.

Maty Tchey es conferenciante de alto impacto y escritora. Nacida en Valencia, pero de abuelo chino y abuela andaluza, es una referencia en la oratoria en las escuelas de negocio con las que trabaja como IESE Business School o EDEM entre otras. Su experiencia dirigiendo la televisión de la UNED le valió para lanzarse al mundo de la palabra. Formada en numerosas disciplinas, es testigo de cómo la comunicación oral ha ganado espacio en la escuela, en las profesiones y en la vida.

Conversamos, más que preguntamos, sobre su carrera y, sobre todo, por la percepción que esta disciplina. Lleva más de 20 años dando conferencias y formación. Tras reinventarse con el online, reconoce echar de menos la presencialidad, pero se resiste a que no sepamos aprovechar las ventajas del digital. Es una persona positiva, que habla en clave de equipo.

-Tu historia profesional parte de la danza. ¿En qué momento empiezas con la oratoria y que momentos de inflexión destacarías en tu carrera?

-Estoy bailando con 17 años y ahí es donde me enamoro de la comunicación no verbal. El punto de inflexión se produce a los 26 años, cuando Javier Paniagua que era director de la UNED Francisco Tomás y Valiente, me invita a un programa sobre literatura. Me había invitado únicamente para ver si daba bien ante cámara y para proponerme dirigir y presentar la televisión educativa de la UNED, cosa que hice durante 4 años. Ahí es cuando me doy cuenta de que es más complejo de lo que pensaba.

Empiezo a hacer todos los cursos del mundo y noto que me falta algo. La necesidad me llevó a hacer un método propio que consideraba muy práctico. Es un método que está vivo porque yo me encuentro en la obligación de formarme. Mi curso es una vivencia donde la gente siente, experimenta y se lo lleva puesto. Empezaron a salirme formaciones y ya hubo un momento en el que tuve que decidir apostar por mi empresa.

-¿Ya había cursos?

-Algunos. Los principios fueron duros. Había que explicar lo que era la oratoria. Recuerdo como ejemplo, el Colegio de Abogados de Valencia. Sería por el 2005. Creo que me dijeron que sí por pesada. Ahora llevamos 150 ediciones de nuestro programa.

-¿En qué momento nace Arqueros de la palabra?

-‘Conecta hablando’ se empieza a quedar obsoleto. Por entonces, practicaba el tiro con arco japonés que se llama Kyudo y un día vi la metáfora. Extrapolé y salió el símil: “Arqueros de la palabra”. Registré la marca y al mismo tiempo, empecé a combinar formación con conferencias de alto impacto.

-¿De qué época hablamos? ¿Y que eso del alto impacto?

-A través de Arqueros, sería 2005, voy haciendo formación y de Maty Tchey voy haciendo conferencias. Respecto a lo de Alto impacto: siempre extrapolo. Tenemos todos un espectro del 0 al 100. Tu zona de confort entre el 40 y el 60. En este tipo de conferencia de una hora, hago 15 llamadas a la acción. Son cosas de muchísimo riesgo que hacía, porque desde la pandemia no las hago. Lo echo muchísimo de menos, el calor de la gente; pero considero que debo de decir de alguna manera sal de tu zona de confort, sal de tu 60, porque en el 100 no da calambre y la manera es posicionarme yo en el 100. Por eso hago yo el alto impacto. Es un riesgo constante, puedes fracasar, pero si doy ejemplo diciendo que si yo me pongo en el 100 y no me he muerto, creo que es más fácil que tú te atrevas a dar un 80.

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Durante una clase.
-¿Qué perfiles de profesionales son los que se acercan a ti para los cursos de oratoria?

-Cualquiera, porque hemos diversificado mucho los contenidos y programas. Damos servicio y tenemos la herramienta ideal tanto para un opositor como para los directivos. Pero abro mucho más el espectro: tenemos formación para ‘jóvenes arqueros’.

-¿Quiénes son?

-Críos de 6-7 años o adolescentes de 12 años. Así que hablamos desde niños que tienen miedo escénico a la hora de presentar los trabajos del colegio, hasta el adolescente que arranca en la universidad y la oralidad es un reto y necesita un método y herramientas; pasando pro el opositor, como la persona que tiene un brindis y tiene miedo escénico, pasando por profesionales de cualquier perfil. Un médico, un psiquiatra, un profesor de universidad … todos necesitan la palabra hablada.

Luego hay un segmento de líderes empresariales que también tienen su programa. Creo que abarca todo y en función de tu necesidad, tú vas a buscar tu producto específico, sino te orientamos nosotros, y lo tienes.

-Pero, ¿cómo ha sido la evolución en ese perfil? ¿Y en qué medida se han ido incorporando esa amalgama de perfiles?

-Desde el principio de los tiempos, he tenido este perfil de opositor, de persona de a pie, que necesita mejorar su comunicación para su día a día. En los cursos de formación ocupacional ya estaban ahí, aprendiendo y, por ejemplo, en Escuela de Empresarios en EDEM, donde llevo desde 2006, ahí siempre he tenido el perfil profesional empresarial. Lo que hemos hecho es especializar el programa a cada necesidad. Hay un tronco general, que a todo el mundo le va a valer, donde abordamos aspectos para mejorar su voz, su silencio, su contacto visual, su estructura de fondo … lógicamente adaptado porque no es lo mismo un niño que una persona adulta y, luego, realizamos unas ramificaciones para cada necesidad.

Creo que lo difícil fue hacer entender la importancia de la comunicación. Te hablo de finales de los 90 y 2000, donde tenías que ir picando puerta fría y la gente te preguntaba qué era eso de la oralidad. Una vez que la gente fue consciente de la necesidad, cambió.

-En la UJI das clase, ¿Cuál es el objetivo?

-Hacemos módulos en master únicamente para comunicar mejor. Luego tenemos un monográfico que se llama ‘Comunicación para el éxito’ que lo hacemos con la Fundación Universidad Empresa. Es un curso que dura 3 días y es inmersión. Son tres días intensivos y hacemos exclusivamente todas las herramientas de forma –del cómo lo digo – y las del fondo –del cómo lo digo. También les hacemos prácticas. Ahí están tres días incorporando inputs, método, técnica y practicando, de manera que cuando salen, planean majestuosamente. Es un curso que supone un punto de inflexión. El cierre es muy bonito porque lo realizamos con antiguos ‘arqueros’. Llevamos más de 50 ediciones y ves como personas, que sencillamente se apuntaron para mejorar su comunicación, dan un discurso real ante un auditorio y son aplaudidos.

Eso ocurre en la UJI, en IESE, en EDEM, entre otras. Es lo gratificante de mi trabajo. Ayudo a los demás a descubrirse, a pasar al siguiente nivel.

-En tu opinión, ¿en qué medida fenómenos como el Club de la Comedia o las conferencias de TEDx han contribuido a ver la oratoria como una parte fundamental de la comunicación?

-En gran medida. Creo que es divulgar desde el rigor. Tuve la oportunidad de hacer un TEDx en 2012 en la UJI. Todos los medios que me sirvan para divulgar la importancia de la comunicación me parecen muy lícitos, muy legítimos y muy encomiables. Casos como el del Club de la Comedia, que es otro palo de la oratoria profesional, nos hacen ver grandes maestros del silencio controlado. Ellos saben cuándo tienen que parar, cuando el aplauso decrece y tienen que continuar, de la modulación de la voz … actores de doblaje, comediantes, monologuistas son verdaderos maestros del vehículo de la palabra. En resumen, me parece inspirador. Nos impulsan a formarnos. Lo apoyo hasta el infinito.

La gente tiene una hartura del online increíble.

Maty Tchey
-Con la covid, la formación paso de la noche a la mañana al online. ¿Cómo fue ese periodo?

– En primer lugar, hizo que me reinventara. Sacar cursos online, sin la covid, no se me habría ocurrido. Ahora estoy llegando a Perú desde mi casa. No hay que ver todo lo negativo.

– Con la presencialidad borrada del mapa, todos tuvimos que aprender a comunicarnos por videoconferencia. ¿Tenías ya alguna formación en ese sentido, os adaptasteis?

-Pues ya teníamos reuniones puntuales con empresas que no están en España, pero era lo mínimo. Me acuerdo del 14 de marzo de 2020, que era mi cumpleaños, decretan el estado de alarma. Los clientes empiezan a aplazar conferencias y formaciones o directamente a anular. La primera conferencia que doy fue en abril, justamente en la UJI, y era una locura. Nunca había hablado para 400 personas online. Éramos todos neófitos.

A partir de ahí, empecé a investigar. Que si micro, encuadre, iluminación, fondos, etcétera. Hago prueba, error. Al final, consigo un decálogo de las cosas bases y que se ha traducido en el curso del kit del orador online. Es un cursazo que sacamos a precio pandémico (20 euros) y en 38 minutos. Me gusta jugar, bromear, te mondas de risa, pero te llevas muchísimo contenido.

-¿En cuánto tiempo lo montaste?

-Experimentando, estaría unos 5 meses. Guionizando, otros 3. En 2021, ya lo tenía. Luego vino la parte de ‘digitalizar’ uno de los cursos presenciales que ahora también está en la web. Ese me constó 9 meses.

-Ahora ¿todo eso se mantiene?

-Sí, está en la web.

-¿En qué medida está ahora el online y el presencial?

-Como todavía seguimos con medidas es complicado. Algunas formaciones no las podemos hacer: ocurre con aquellas empresas que cuentan con una pequeña sala donde los poníamos en forma de U, hombro con hombro. Seguimos sin poder hacerlas. Todos esos incompany, no han vuelto. En otros sitios que disponen de grandes espacios, sí estamos dando la formación presencial.Ahora estoy trabajando en otro curso de storytelling y es un curso que me han pedido que sea presencial.

Por resumir, ahora sería un 50-50, pero la balanza empieza a decantarse por el presencial. La gente tiene una hartura del online increíble. Recomiendo que os forméis online para que os quedéis con lo bueno. Por ejemplo, esta entrevista. Piensa en el tiempo de desplazamiento. Bendito online para estas cosas.

-¿Recomiendas online?

-Sí, hay que formarse online para conservar lo positivo que nos ha traído. Y eso guardarlo como oro en paño. No hay que perderlo. No tiene sentido que volvamos a invertir tiempo y dinero para cosas que se pueden resolver online. Además, somos más puntuales online. Me quedo con esta parte.

Pero, por otro lado, veo que hay una nostalgia por el presencial. Lógicamente hay cuestiones presenciales importantes. Por ejemplo, yo trabajo mucho la corrección de la postura del cuerpo. Ahora no puedo ver los micro gestos. No sé que impacto estoy provocando, porque la mascarilla no me deja ver la cara. Hoy por hoy, la presencialidad es muy triste.

Hemos permitido que la distancia física nos aleje. Y no puede ser.

Maty Tchey
-Formas parte de la lista de mujeres influyentes de la comunicación y quería conocer el sesgo de género dentro de la oratoria. ¿Cómo ha sido la incorporación de la mujer?

-Lo que he detectado y, te lo digo, por la propia formación en la que participo, es que ahora siempre somos más mujeres que hombres (aulas, cursos, masters). Al principio, había menos mujeres ostentado puestos de dirección y cuando impartía una formación a un comité de dirección, pues a lo mejor había una mujer y 12 hombres. Lo que noto es que cada vez la mujer accede a más puestos de poder y, por tanto, esa foto ha cambiado.

No solo a ese nivel. Ya se va primando la valía de la persona, independientemente del sexo. Llegará un momento en el que no tengamos que hablar de estos aspectos, pero hasta que se dé esa circunstancia, lo que sí te puedo decir es que esa igualdad ha llegado al aula.

-Cerramos con un consejo dirigido a los directores de comunicación y marketing. ¿Qué apunte les darías para que sus propuestas tengan engagement?

-Hablamos de liderazgo transformacional y para producir engagement tienes que comunicar bien y para ello, conocer las necesidades del otro. A mi me enamoran, las conversaciones de pasillo, donde yo me paro y tú me cuentas y agilizamos mucho, porque físicamente estábamos así. Creo que eso no lo tenéis que perder, no lo debemos perder. La mejor herramienta: la escucha. Una escucha genuina, profunda, donde no te interrumpa, no te juzgue. En la que no te aconseje, simplemente esté presente, vaciando mi cabeza de ruido y te escuche no con las orejas, sino con los ojos. Esa escucha se puede mantener incluso online.

Mi consejo: No perdáis el pasillo, aunque sea online. Hacer esa llamada de contacto con vuestros equipos. Esa escucha genuina te va a dar el problema real del otro. Y tú vas a encontrar la solución y estructurando bien, pam, solución. Pero si permitimos que esta pandemia, nos convierte en archipiélago, será un error. Debemos seguir tendiendo puentes para seguir en contacto genuino.

Me he encontrado con eso: con empresas que eran una piña y les he dado formación y me han sorprendido, porque, de momento, eran perfectos desconocidos. Hemos permitido que la distancia física nos aleje. Y no puede ser.

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