Artículo de Iván J. Muñoz, director de proyectos de comunicación y marketing de CA Agencia – ComunicAlicante
Pocos terremotos de mayor intensidad informativa se recuerdan en el ámbito del fútbol español, y por ende en el periodismo deportivo, que el recientemente acontecido con el ‘caso Mbappé’. Una sacudida de proporciones bíblicas que por la repercusión de sus protagonistas y el interés que genera el deporte rey en nuestro país ha alcanzado todos los rincones del periodismo patrio, trascendiendo también fuera de nuestras fronteras.
No es la primera vez que un culebrón de fichaje, como se conoce en el argot a los seriales que proporcionan las negociaciones con sus tira y afloja entre clubes de referencia y estrellas del balompié captan la atención de propios y extraños. Ocurre desde el origen de los tiempos, con casos sonados en la última década, especialmente desde la llegada de un Florentino Pérez que abrió la veda con la ‘operación Figo’, prosiguiendo con ‘Los Galácticos’ y estableciendo un hito, por su relevancia en la historia reciente del club de Chamartín, con Cristiano Ronaldo. Con una diferencia: aunque el mundo de los medios de comunicación ya había empezado a cambiar, todavía no había sufrido la revolución propiciada por la irrupción de las nuevas tecnologías de la información, directamente entroncadas con el marketing digital y las redes sociales.

El interés que antes se calculaba por páginas de periódico, minutos de televisión y horas de tertulia radiofónica ahora se mide por número de tuits, stories de Instagram, vídeos de Tik-Tok o directos de Twitch. Un auténtico metaverso en el que cualquier persona puede generar contenido, opinar o reaccionar a la ingente cantidad información generada por unos medios liberados de los límites en cantidad y tiempo que no hace tanto marcaban planillos y escaletas. El nuevo paradigma es, a primera vista, un chollo para la circulación de noticias. Pero no está, como ha quedado demostrado una vez más, exenta de riesgos.
El caso ‘Mbappé’: métricas y cifras de audiencia
Mbappé fue durante 2021 el deportista más buscado en Google. Una tendencia que tuvo su pico a finales de agosto, cuando estuvo a punto de recalar en el Bernabéu previo pago de su cláusula de rescisión. Una oferta que los cataríes dueños del Paris Saint Germain rechazaron. Desde entonces, la posibilidad de un cambio de aires de su Francia natal a la liga española siempre ha estado abierta, dándose incluso por segura en muchos momentos. Especialmente en los dos últimos meses, cuando la cercanía a la expiración de su contrato era cada vez mayor.
Cultivada por el club que le cortejaba, regada por los medios y mantenida por el propio jugador y su entorno, sólo en abril y en mayo el número de búsquedas de ‘Mbappé’ en el buscador ya se había situado en los mismos parámetros que el verano pasado. No sólo eso: en los últimos 30 días, su cuenta oficial de Twitter arroja una ganancia neta de +300.000 seguidores. En definitiva, todo un ejemplo práctico de ‘hype’ en el que el interés crecía a medida que deshojaba la margarita de su decisión.
Las estratosféricas métricas han creado un caldo de cultivo ideal en el que los cazadores de audiencia en forma de clics, reproducciones o interacciones en cualquiera de sus formas han hecho su agosto. Durante toda la duración del culebrón, han emergido referentes que han llevado la batuta de la información asegurando tener conocimientos fiables y de primera mano tanto del Real Madrid como del jugador. No hay por qué cuestionarlo.

El problema es que muchos han dado un paso más allá saltándose las líneas del rigor informativo dando por seguros hechos que, al juzgar por el desenlace final, no estaban contrastados: la existencia de un acuerdo firmado, la fecha de la presentación, las cifras del contrato final, la ubicación y características de su supuesta nueva residencia, etcétera. Un claro ejemplo de cómo hacer periodismo ficción bien por decisión propia, bien por no practicar el ‘double check’ o contrastación de las fuentes.
Los datos demuestran que el número de clics, cifras de audiencia en los distintos paneles de medición y aumento de seguidores ha ido a la par que el impacto y crecimiento que el nombre de Mbappé ha tenido a escala mundial, pero no ha sido gratis. La factura: una incalculable pérdida de credibilidad de ciertos medios y periodistas, directamente proporcional a la devaluación de la palabra del jugador francés. ¿Habrá merecido la pena?