Regreso de Barcelona. Día caluroso que acaba con una gran tormenta. Emociones que las carga el diablo. Laberinto de dudas que te llevan a un no sé qué para cerrar un no se sabe cuándo.
Me intranquiliza no tener controlada la situación. Aunque el futuro es sabio cuando está en manos de personas inteligentes. La verdad es hija del tiempo. Y el tiempo es la cosa más valiosa que la persona puede gastar. Y tampoco es plan de gastar por gastar.
Toca ser prudente y esperar a que podamos apalabrar un no sé sabe qué para conseguirlo. Eso sí, todo esto, sin hacer daño a nadie. O casi nadie.