Canal Sur los días 22 y 23 de diciembre ha llevado a negro la emisión en buena parte de sus contenidos. Un 'Gran Apagón' con muchas derivadas.

El «gran apagón» de Canal Sur

La actualidad pintada de negro. Así amaneció de nuevo Canal Sur en el Día Internacional de la Ilusión. El bombo, después de mucho movimiento se paró en el 22 y el 23, en diciembre, los días elegidos para la enésima protesta en la radiotelevisión pública.

Lo llaman fundido en negro. Una pantalla negra donde ni siquiera resalta el banco del logo. Una extraña suerte de mosca que incorpora el atributo del HD; en la esquina inferior derecha, como queriéndose ir.

Sin duda, un panorama oscuro para terminar el 2020, sin «Nuestra Navidad en Canal Sur». Resulta paradójico que en un medio de comunicación se imponga la sordera, la poca visión de futuro y la voz hueca. Hablan pero nadie escucha. Escribir comunicados para que los lean los suyos. Es decir, ni fin ni medios ni comunicación.

Y todo por centrar el debate solo, sin quitarle importancia, en lo cuantitativo: audiencias, millones en el presupuestos (catorce menos), números de trabajadores (los que se irán y no repondrán; los que nunca llegarán)… y no acompañarlo de una reflexión serena sobre el modelo de servicio público. Cómo adaptarse a los nuevos tiempos técnológicos, a las diferentes formas de consumo, en enganchar al espectador del mañana y ofrecer contenidos de calidad que fidelicen a los actuales.

Eso parece no interesar ahora, ni tampoco mucho en el pasado. ¿Llegar a acuerdos? Mejor dejarlo para otro día, estamos en lo que estamos. Y mientras la ciudadanía en medio del bucle, negro; metida en un gran apagón.

Un modelo que no se ve por ningún lado, más allá del Netflix por venir, que a este paso difícilmente superará la economía de escala con las plataformas en funcionamiento. En el futuro debería estar pensando el Consejo de Administración. Pero realmente tienen razones para no despejar la vista del presente. Hasta el punto que el Pleno del Parlamento de hoy debería aprobar una subida parlamentaria a instancias de los consejeros y consejeras.

Y esto no es baladí. No hacerlo, después de haber generado la única unanimidad de toda la legislatura, es invalidarlo. Volver a decirle: estás ahí por mí y para representar al partido que te ha designado. Dependencia, sin in-. Si en una proposición de gran calado como esta se les da la espalda, su trabajo, bueno o por mejorar, estará invalidado. Tirado a la basura. Expuestos al postureo.

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