No salimos de lo mismo año tras año. Que manía, cuasi enfermiza, tiene el artisteo patrio con utilizar la entrega de los Premios Goya para hacer reivindicaciones que nada tienen que ver con la industria del celuloide. Siempre igual: hay que mezclar un digno espectáculo con soflamas al poder político de turno.
Es exagerado cuando se trata de calentar al respetable con un discurso tan manido como escaso de contenido. Ahí no hay medida. Al grito de todo vale, desempolvan el cajón de las reivindicaciones uno tras otro con cara de haber cumplido un inusitado guión. Cada premiado, con el cabezón ya en su mano, no pierde su minuto de gloria en atizar con fuerza y hablar del sexo de los ángeles en lugar de hablar de su película o de la industria del cine. Eso sí, todos acaban tras el speech, agradeciéndole a la familia su apoyo incondicional y bla, bla, bla.
Habría que preguntar, y no a Tezanos precisamente, si la audiencia comparte que la gala de los Goya se haya convertido en refugio de progresistas protestones que, amparándose en la masa, solo persiguen el aplauso facilón de ellos mismos. Todo muy endogámico, señores. Se han convertido en una colección de cínicos que critican con todas sus fuerzas, armas y bagajes y que el resto de año suplican las subvenciones para poder seguir haciendo un cine de primera.
No es el camino. La meritoria gala del fin de semana queda en segundo plano y no es justo. Bien haría la industria en pensar hacia dónde quieren evolucionar. La elección es clara. O continúan siendo voceros inoportunos de causas que no vienen al caso, o se apuesta por seguir haciendo grande la gala del cine español.
Todo lo dicho sucede con gobiernos progresistas, a excepción de Ayuso a la que le caen de todos los colores. No quiero ni pensar si como dicen las encuestas cambia el signo político. La gala corre el riesgo entonces de convertirse en una farsa o en un sainete. ¿Tan difícil es hacer lo que uno sabe y no meterse en camisa de once varas? Aquí mejor que nunca, aplíquense el consabido “cíñanse al guion” o “silencio, se rueda” y déjense de lecciones morales. Y por todo ello, me quedo con los EFI.