Tendrá muchas virtudes pero no es la fotogenia una de ellas. Me refiero a nuestro presidente. Las comparecencias y la televisión no son su fuerte. Ya me extrañó, que por su miedo a las preguntas, optase en su momento por responder bajo el amparo de un plasma.
Una semana después de que lo hiciese Rajoy le tocaba el turno a Pedro Sánchez. El líder joven y guapo visitaba a la reina de la televisión Ana Blanco en el telediario del prime time.
El propietario de una sonrisa poco afortunada escondida tras una barba contra el alto, guapo y de fácil discurso. Uno de los dos posibles presidentes a partir de enero. Ambos ante la prueba del algodón del interés de la audiencia.
Pedro Sánchez consiguió congregar a 2.245.000 espectadores. El presidente del Gobierno fue atendido por 2.400.000 espectadores. Perdió el atractivo y ganó el soso. Tal vez el atractivo sólo lo tenga en el físico y el soso siga despertando gran interés.
Les aportaré un dato más que a este Cronista le parece relevante. El cara a cara -que no debate- de Rivera e Iglesias en La Sexta con Jordi Évole como maestro de ceremonias fue seguido por 5.214.000 espectadores. ¿Tiene que ver con la vieja o nueva política? Considero que con ninguna pero el morbo y España son así.