El prestigioso fotógrafo documentalista Álvaro Ybarra Zavala ha presentado en la sede de Endesa uno de sus proyectos más personales: “El Legado que Seremos”. Un recorrido único por la transición energética de nuestro país.

«El Legado que Seremos muestra el mundo que dejamos a las siguientes generaciones»

Álvaro Ybarra Zavala (Bilbao,1979) le obsesiona el entendimiento de la especie humana y su compleja naturaleza. Es uno de nuestros fotógrafos más internacionales, y de la mano de Endesa ha iniciado un proyecto para narrar el gran desafío que representa la transición energética para la sociedad en general. Documentar el tránsito de una economía del carbón a otra circular, más limpia y que genera nuevas oportunidades, más sostenibles. Contar de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde vamos en esta carrera de fondo que es la transición energética, y es aquí donde surge ‘El legado que Seremos’. 

El término fotografía proviene del griego “diseñar o escribir con luz”. 

Con la fotografía inmortalizas un momento que no se va a volver a repetir. Es una prueba de que hemos existido, dejar constancia de que has estado. La memoria que queda. Para mi esa capacidad de dejar constancia es una obsesión por entender el mundo que me ha tocado vivir. También dejar una imagen a otras generaciones para que comprendan este pequeño espacio de tiempo por el que transitamos. 

¿Qué nos quieres contar en El Legado que Seremos?

Como fotógrafo no puedo dejar de retratar uno de los grandes temas globales que está ocurriendo aquí y ahora, la transformación energética. Una nueva revolución industrial que está cambiando el mundo tal y como lo conocíamos, y que va mucho más allá del cambio climático o colocar un panel solar. Lo engloba todo. El legado que Seremos, es un proyecto muy personal, quiero dejar constancia de ese desafío que nos ha tocado vivir, la nueva forma de gestionar los recursos, de consumir, de producir, de vivir en definitiva. Documento todo ese gran reto al que nos enfrentamos como sociedad y que muestra el mundo que dejamos para la siguiente generación.

Hay cambios que los protagonizamos y los tenemos delante, pero que por eso mismo “el ojo no lo ve”. 

Todo parte del propósito “tenemos que plantearnos una nueva forma de hacer energía”. Hay que buscar soluciones y alternativas al carbón, la forma de energía que en su época nos permitió desarrollarnos como sociedad.  Pero antes de despedirnos de esa fase hay que datar esa memoria, sin renegar de ella pero entendiendo el contexto. Es el final de una época que hay que mirarla con respeto pues hay muchas regiones de España que se han desarrollado con este «titán» que se va. Energías que también fueron punteras, que han dejado un patrimonio industrial muy espectacular y fascinante. Y ahora que están diciendo adiós hay que despedirlo con respeto, al mismo tiempo que irrumpe con fuerza las nuevas formas de energía que se imponen desde el compromiso medioambiental que en esta nueva revolución va implícito. 

A pie de campo, cámara en mano, como estás viendo esa transformación. 

Todavía estamos en una fase embrionaria del proyecto, que se prolongará hasta 2026. Ahora mismo me estoy enfocando en cuatro regiones vinculadas con el carbón (As Pontes, Litoral, Compostilla y Andorra) Cada una con sus diferentes ritmos, pero avanzan. Cambian los paisajes, pero también la identidad del territorio en función de las nuevas oportunidades de empleo que lleva consigo esta transformación. Sobre todo, cuando tienes la oportunidad de compartir con tres generaciones diferentes: al abuelo que trabajaba en la mina, el padre que lo hacía en la Térmica y la hija que labora las renovables. No es solo la importancia de este salto generacional, sino conocer de primera mano cómo se ha vivido en cada época y cómo se enfrentaban a los desafíos de su tiempo, y analizar cómo lo estamos haciendo ahora con los ojos de tres generaciones de la misma familia.

Igualmente, la revolución energética y las oportunidades para la España vaciada. 

La llegada de las renovables a través de la transición energética brinda una oportunidad real de afrontar problemáticas endémicas como el reto demográfico. Una nueva forma de desarrollo económico que las comunidades locales en las zonas más rurales están experimentando, sin miedo a esa transición, creciendo de la mano del desarrollo de proyectos que no quieren dejar a nadie atrás. Es fascinante el reto de hacerlo bien. 

Tiene una especial mirada a los trabajadores y usuarios de Endesa, que también dejan un gran legado. 

Hablamos de un proyecto apoyado por Endesa pero que va mucho más allá de un patrocinio.  Me han dado todas las facilidades para presenciar e inmortalizar todo el proceso, empezando por quienes lideran la transición energética, sus trabajadores. Se han abierto las puertas de toda esa transformación sin ningún tipo de censuras. Me han adentrado a comprender toda la complejidad que lleva una revolución de este tamaño y por eso nos hemos convertido en compañeros de este viaje. 

¿Qué le ha sorprendido más?

Quizás el gran desconocimiento que existe en torno a las eléctricas. Y he podido descubrirlo de una forma abierta, a través de una empresa que lleva generaciones, con sus errores y triunfos, generando valor en el territorio. He constatado que el compromiso de Endesa con el territorio da un paso más allá. Tiene en su activo infraestructuras que fueron avanzadas para su tiempo, la red de carreteras para la construcción de las propias infraestructuras, el empleo, el patrimonio industrial … Todo esto ayuda y hace muy creíble el compromiso con la transición energética y, sobre todo, con los territorios donde siempre han estado presentes para que nadie se quede atrás. No es solamente darle al interruptor y que tengas luz, y la factura. Hay mucho trabajo detrás. 

Y respecto a la ciudadanía. 

Hemos pasado de ser consumidores pasivos a activos y al mismo tiempo productores de energía y aportarla a la red. Una revolución que es importante que la gente vea y se sienta parte de ella.

Usted es uno de los fotógrafos españoles más internacionales, con numerosos premios. ¿Qué aporta este trabajo a su trayecto? O dicho de otra manera, ¿En qué contribuirá este encargo en su legado?

Por lo general los fotógrafos somos gente muy obsesiva, pensamos únicamente en lo que vemos. La curiosidad, el plantear preguntas, entender. Poder trasladarlo a los demás partiendo de la base que cada fotografía tiene su recorrido. No puedes plantear una pregunta y esperar la respuesta, para eso están las imágenes. La fotografía tiene su recorrido y cada persona que lo ve la hace propia. Entonces este proyecto no lo valoro desde el punto de vista de qué me va a aportar a mi carrera profesional sino qué suma a mi forma de entender el mundo que nos está tocando vivir. No es un escalón más en mi carrera profesional sino tener la oportunidad de ser testigo y presenciar un momento histórico de nuestra generación, el que está marcando el día de mañana. 

Comparte esta noticia en redes sociales:
Quizá te interese:
Ofertas de Empleo

Ofertas de Empleo

Actualización diaria de ofertas de empleo, becas, concursos, premios.