Se definen como una agencia creativa que diseña acciones no convencionales. Una agencia de eventos especializada en dar forma con rigor a proyectos de lo más diverso. Así es El Señor Wom, la firma que Carlos Laita y Joaquín Barceló pusieron en marcha en Zaragoza hace ocho años con el objetivo de hacer de cada acción de comunicación una autentica experiencia. Carlos Laita recuerda como ha sido la evolución de la empresa este tiempo.
- ¿Cómo nace El Señor Wom?
- Estábamos en un trabajo en el que nuestro contrato tenía fecha de finalización. Con lo cual, llevábamos tiempo dando vueltas a qué hacer cuando terminara. La posibilidad de montar algo por nuestra cuenta estaba ahí y, de hecho, a la vista del panorama laboral que había en 2009, era la más idónea. Además, siempre hemos estado convencidos de que la mejor y más verdadera comunicación se basa en la experiencia. Y así nació El Señor Wom.
- ¿Y qué es El Señor Wom?
- Es una agencia en la que la base de todo y el principal vehículo de comunicación son las experiencias, ya sea a partir de un evento o de vivir las campañas de publicidad como espectador de una forma distinta, más experiencial. Algunos nos llamaron locos porque, en ese momento, todo apuntaba al online. Y nosotros, más bien apostamos por lo contrario, por hacer más offline, una comunicación más de tocar y de ver. Y, de acuerdo con la evolución que ha tenido la compañía, creo que no nos equivocamos, ya que hemos ido creciendo año tras año. Asimismo, el trabajo en estos años nos ha hecho reiterarnos en eso que ya creíamos: que si hay algo que cuenta eso es, efectivamente, la experiencia. Porque cuando la gente se identifica con lo que está viendo, el mensaje que se quiere transmitir llega mucho mejor.
- ¿Marca poner en marcha una empresa en plena crisis?
- Es duro, pero cuando uno echa la vista atrás, es menos duro de lo que parecía que iba a ser. Además, la crisis nos ha enseñado muchas cosas. No hemos vivido la época de vacas gordas y hemos crecido con humildad, hemos aprendido a colaborar con otros, nos hemos dado cuenta de que el hecho de ser empresas pequeñas no implica que no puedas aportar algo brillante y creativo… Y aunque las grandes agencias han estado, están y estarán, creo que la crisis ha permitido, de alguna manera, rescatar el orgullo del pequeño.
- En este tiempo, ¿ha cambiado mucho la forma de trabajar y las demandas de los clientes?
- La crisis ha hecho al cliente agudizar el ingenio y optimizar más sus presupuestos. Se ha vuelto más listo, pero también más austero. Y eso nos ha obligado a fundamentar mejor lo que hacemos. En cuanto a lo esencial, creo que no ha cambiado tanto. Nos dedicamos a la comunicación y lo básico, lo que hace que las cosas comuniquen sigue siendo lo mismo que en el siglo XIX. Lo que sí que han cambiado han sido los canales. Por ejemplo, con toda la irrupción del online.
- Y el tipo de acciones, ¿han cambiado?
- Antes de la crisis, muchos eventos y acciones de comunicación estaban pensadas para impactar, para sorprender por abundancia. Podías encontrarte al Circo del Sol en una fiesta privada o a numerosas celebrities en cualquier presentación. Todo esto daba cachet. En gran medida, eso ha pasado a la historia. En los últimos tiempos, cuando una empresa quería organizar un evento te dejaba muy claro que quería algo austero, un acto comedido, sobrio y sin dispendios. Ahora se valora más la experiencia y eso ha favorecido a El Señor Wom. Las redes sociales han hecho que nos acostumbremos a vivir la vida de otros, pero cuando tenemos la oportunidad de vivir la nuestra queremos que la experiencia nos deje huella.
- ¿Cuál es el punto diferencial de su agencia respecto a otras?
- Yo creo que tratamos de entender muy bien el concepto primario que el cliente tiene que contar. Lo intentamos exprimir al máximo. Además, por deformación profesional, a todo el equipo que forma El Señor Wom nos encanta el riesgo. En este sentido, siempre tratamos de realizar cosas que no se hayan hecho antes de Zaragoza. Hay tal saturación de información que o haces algo que sobresalga de lo normal o no llamas la atención y la gente lo ignora. Algo que también se puede llevar al mundo de los eventos. Hay que ofrecer algo diferente, porque el púbico también se ha vuelto más exigente.
- Hablan de apostar por acciones o iniciativas que no se hayan visto en Zaragoza. ¿Se atreven a innovar sus clientes de Aragón?
- En El Señor Wom siempre decimos que el 80% del éxito de una campaña está en el cliente. Si el cliente no quiere no hay nada que hacer. Y la valentía de los clientes hace que nuestro trabajo tenga sentido. En este sentido, o hemos tenido suerte o hemos dado con clientes que han tenido ese punto de valentía o con otros que han visto que lo atrevido funcionaba y que nos han pedido que hiciéramos algo especial para ellos.
- A la hora de desarrollar acciones no convencionales, dicen que la creatividad es 70% de inspiración y 30% de transpiración. ¿Es así?
- Sí, sí, nosotros ponemos mucho sudor en cada acción. Hacer algo tan peculiar lleva mucho tiempo. Arriesgas tanto que, en la mayoría de los casos, no tienes la certeza de que va a salir bien. Solo sabes en el último momento.
- ¿Qué valor tienen los eventos como herramientas de comunicación?
- El evento es un vehículo de comunicación de primer nivel. Y en este sentido insisto en que las experiencias son las que hacen que el público se quede con los atributos de una marca o con sus valores, porque la viven, la tocan. Por eso, todas las campañas que hacemos en El Señor Wom tienen algo de evento, aunque sea de una forma estática a través de un mupi. Tiene algo de vivencia. Que el usuario cuando lo vea, se le mueva algo por dentro, que le despierte un sentimiento, un recuerdo o un pensamiento.
- ¿Hay alguna acción de la que se sientan especialmente orgullosos?
- Las dos campañas de Exterior que hemos hecho para Gran Casa -una en la que metimos los mupis en unos pequeños escaparates y la de Slow shopping- nos han marcado y nos han permitido aprender mucho. Otra que también recuerdo es la primera acción de Street Marketing con Puerto Venecia, con unos mayordomos. Era una acción muy loca con una marca muy seria…
- ¿Hacia dónde cree que va el sector?
- Los influencers han sido un revulsivo para el sector de los eventos. A las marcas no les vale solo con que las recomienden en su canal, las marcas buscan su presencia física. Hay más microeventos, con más significado, que es el tipo de evento que nos gustan en El Señor Wom, más allá de la croqueta y de la copa de cava. Se nota más movimiento y, sobre todo, más ganas. Y, por otro lado, está el reto de convertir lo online en offline y viceversa. No sé en qué puede acabar todo esto, porque no tengo la visión suficiente. Pero, en todo caso, volvemos al inicio: lo importante es qué quieres contar y cómo contarlo. La cosa es cómo formalizarlo.