Corre el nombre del Wizink Zaragoza por la ciudad como la pólvora y no es real. La misma empresa que lo gestiona en Madrid, y lo va a hacer en otras ciudades, como Vigo o Málaga, quiere dotarle de otra denominación. Wizink es un “producto” y añadiría de “éxito”, publicitariamente hablando. Se asocia a un reciento urbano, preparado para actuaciones con más de 10.000 espectadores, en espacios céntricos y bien comunicados. Espacios que reúnen todas aquellas medidas que los hacen confortable para su objeto de negocio y con unas extremadas medidas de seguridad.
Con esa atractiva carta de presentación llega a Zaragoza y ahora hay que buscarle un nombre que lo identifique con la ciudad. Hay mil ejemplos en España de aventuras publicitarias de este estilo, el Alliance Arena, el Wanda Metropolitano, el CaixaForum y así hasta completar un largo listado en el que efectivamente existe el Wizink.
En Zaragoza se le está buscando un nombre que anteceda el de la ciudad. Se utilizó el naming en la presentación del proyecto ya que es fácilmente identificable. Hay gestiones encaminadas ya a darle un nombre diferente, una identidad propia. Esto mismo se quiere hacer en otras ciudades donde los recintos serán, en algunos casos plazas de toros. Es un mismo producto, pero con explotaciones publicitarias diferentes. Irrumpe así un concepto novedoso en el mundo de los grandes eventos y conciertos. No se trata de una cadena, ni son franquiciados.
Entidades bancarias, compañías de telefonía o de logística aparecen en el listado de clientes a sondear para calibrar la viabilidad de una inversión que sería plurianual. La idea es asentar la denominación y no ir cambiando cada poco tiempo en nombre, con el despiste publicitario que ello conlleva y la pérdida de imagen de marca que acarrea.
Lógicamente, los grandes artistas que programen giras por España es fácil pensar que lo harán pisando la red de todos los establecimientos que se agrupan bajo un mismo paraguas a pesar de no llamarse Wizink. En esos casos dependerá de las fechas y del grado de respuesta del público para que se programen unos conciertos u otros.
Con un escenario de primer nivel podremos empezar a pensar que Zaragoza recupere los macro conciertos que marcaron una época más allá de los que pueda albergar en un futuro la nueva Romareda. Ahora, la normativa de seguridad impide cualquier evento de ese estilo en el viejo campo de fútbol. Ese que se va cayendo a trozos y cuya obra de remodelación total parece cada vez más cerca. Pero eso es para otra columna.