En sus 114 años de historia, la Asociación de la Prensa de Málaga (APM) ha elegido por primera vez a una mujer como presidenta. Elena Blanco. Ha sido redactora de información política del Diario Sur durante una década y media, trabajo que simultaneó con la corresponsalía del Diario El País en Málaga durante tres años. Desde 1995 pasó a dos actividades bien distintas. Profesora de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga y consejera de RTVA. Aunque dejó el periodismo de redacción hace mucho, es consciente de las dificultades por las que atraviesa la profesión periodística. Tanto que considera normal que cuando a un periodista nos pregunta un amigo qué nos parece que su hijo o hija quiera estudiar Periodismo, la primera reacción sea persuadirle para que estudie otra cosa. Ser realista no le impide pensar que el periodismo es un oficio maravilloso.
Ha sido llegar a la presidencia de la Asociación de la Prensa de Málaga y la primera noticia son tres despidos en Diario Sur. No cesa el goteo…
Es un momento duro para mí, como presidenta de la APS. Y también por el hecho de que sea Diario Sur, empresa con la que he estado vinculada laboralmente durante muchos años, y emocionalmente también.
Además, siendo la cabecera más importante de Málaga.
Y por la pérdida de la delegación en Marbella. Supongo que no saldrían los números y que las cuestiones de empresa estarán más que sopesadas. Pero es un punto de la costa de referencia, con muchísima población, y tener un pie puesto en Marbella era importante.
Casualmente son tres mujeres las que son despedidas.
Así es. Es verdad que también hay más mujeres periodistas que hombres. Pero es cierto que el paro entre las mujeres es mucho más elevado. Creo que está en torno al 63% frente al 30% de los hombres.
¿Qué se pierde cuando se despide a un periodista?
Se pierden muchas cosas. El conocimiento, la experiencia. Un periodista con una trayectoria como la que pueden tener las compañeras despedidas no se suple con una persona que acaba de salir de la Facultad. Es imposible. La agenda, el conocimiento, conocer a la gente, la interrelación con las fuentes… Todo eso es una pérdida de capital enorme.
Además de la precariedad, los despidos, la endeblez que tienen cada vez más los medios… ¿Qué más le preocupa de la profesión?
Sobre todo los nuevos retos que está teniendo la profesión. Como el tema de la desinformación. Noticias falsas ha habido siempre. Pero la facilidad que ahora hay para que se hagan virales y sean de dominio publico es mucho con las Redes Sociales. Esto es malo para la profesión y para el periodismo.
¿Cómo se debería afrontar esto?
También quiero ser optimista. Creo que la sociedad se da cuenta de que el periodista es cada vez más necesario para controlar esta situación. Cada día son más necesarias personas capacitadas y formadas para poder separar lo verdadero de lo falso y creo que la sociedad cada vez lo va a demandar más. El momento es malo, pero soy optimista. Hay futuro para el periodismo, los medios que apuesten por el buen periodismo son los que más van a perdurar en el tiempo porque la desinformación la hace cualquiera. Y a la sociedad no es tan fácil engañarla.
¿Quién tiene que abanderar el pulso para evitar las noticias falsas, la falta de rigor…?
La propia profesión. Los periodistas somos muy autocríticos pero también somos muy permisivos con lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Hay que estar unidos. Nunca lo hemos estado, cada uno ha tirado hacia su parcela. No hay una unidad real entre los periodistas. Y es fundamental para luchar contra esta situación. Desde las asociaciones y los colegios profesionales podemos hacer cosas e intentar avanzar. Pero es muy difícil avanzar solos.
No sólo hay desunión, sino que hay enfrentamiento entre bandos de periodistas. Liberales frente a progresistas…
El periodismo es ser profesional. Todos tenemos nuestro corazoncito y nuestra ideología. Pero un periodista es un profesional, lo demás no son periodistas. Pueden ser opinadores u otras cosas. Y el daño que le hacen a la profesión es tremendo. Que salgas en una pantalla de televisión y se te vincule con un partido político es el peor favor que se le puede hacer a la profesión.

¿Qué significa ser la primera mujer presidenta de la APM en 114 años?
Es un gran orgullo. No lo había pensado cuando me lo propusieron. También soy la primera mujer a la que le pusieron la medalla de honor la Asociación. Es un orgullo ir rompiendo techos de cristal en profesiones como el periodismo, muy dominada por los hombres. Todavía sólo el 30% de los órganos directivos están ocupados por mujeres. Pero vamos avanzando. Es un tsunami que va despacio pero irá avanzando. Y llegará el momento en que estaremos proporcionalmente representadas en órganos de dirección.
¿Cómo puede ser útil un colectivo como la APM a los periodistas?
Tres patas fundamentales. Por un lado, el bienestar de los asociados. Ahí hay mucho que hacer por la precariedad que hay. Es difícil acometer ese reto porque los ingresos de la asociación se limitan a las cuotas de los asociados. Pero con imaginación estamos intentando hacer cosas. Dotar de un cuadro médico y también un cuadro jurídico gratuito, que también es importante. En segundo lugar, la defensa de la libertad de expresión y de la profesión periodística, estando todos los foros en los que se hable sobre periodismo. Y también queremos reforzar mucho la formación.
¿Qué están haciendo en ese sentido?
Hay muchos periodistas en paro y tienen necesidad de reciclarse. El avance de las tecnologías y lo que Internet permite hacer requiere de una actualización: el periodismo de datos, los podscats, Youtube y demás herramientas. Tenemos convenios con la Fundación General de la Universidad de Málaga y estamos preparando cursos sobre podscats y Youtube. También queremos ayudar en temas de emprendimiento porque no hay trabajo en los medios tradicionales.
Es también profesora en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UMA, ¿Cómo es posible que no haya una asignatura de Periodismo Digital en la facultad?
La profesión evoluciona mucho y las facultades no evolucionan al mismo ritmo. Sería necesario que esa y otras muchas asignaturas que dan respuesta a las muchas demandas profesionales existieran. Habría que proceder a una revisión y modificación del plan de estudios. Es necesario buscar un equilibrio en las materias sabiendo que en la Universidad formamos a universitarios, pero también teniendo una aproximación a la realidad actual de la profesión. Hay que conjugar el conocimiento de las nuevas herramientas con el poso académico que requiere una titulación universitaria. Desde mi experiencia como docente y viendo cómo está el sector profesional, animaría a las facultades a que se actualicen.
¿Qué es lo que más le preocupa a un recién licenciado?
Por supuesto, encontrar trabajo. Eso es lo que le preocupa a ellos, pero a mí es el desencanto que tienen desde que empiezan con la profesión y la mala opinión de la misma. A mí eso me preocupa porque son estudiantes que luego van a salir de alguna manera viciados. Y se van a contentar con las situaciones que hay de precariedad. Es necesario animarles y hacerles ver lo maravillosa que es esta profesión, que es absolutamente vocacional. Si no tienen vocación es mejor que se dediquen a otra cosa.
Por eso es tan normal que cuando un amigo nos dice que su hijo o hija quiere hacer Periodismo le intentamos convencer de que no lo haga…
Es normal, sabemos que es muy difícil. Yo tengo un hijo periodista, y su padre también era periodista. Los dos le decíamos que estudiara otra cosa y, luego si quería, que hiciera Periodismo. Tanto su padre como yo conocíamos en aquel momento las dificultades que tiene esta profesión y, como es normal, uno quiere lo mejor para un hijo. Sabemos que esta es una profesión dura, se gana poco dinero de forma general salvo las grandes estrellas periodísticas, se trabajan muchas horas y se requiere de un gran esfuerzo y sacrificios. Por lo tanto uno quiere lo mejor para un hijo y no quiere que sea periodista. Pero mi hijo tenía vocación y siguió su camino.
Vetos a los periodistas y ruedas de prensa sin preguntas. ¿Qué opinión le merece?
Yo creo que se olvida el derecho de acceso a la información que tiene el periodista. Y vuelvo a lo mismo, la falta de unidad. Si trabajas en una redacción y haces boicot a una rueda de prensa porque a tus compañeros no les dejan entrar, ¿Qué pasa con ese periodista? O se unen todos los periodistas en esa lucha y todos boicoteamos o es muy difícil.
Además de la unión de los periodistas, debería haber una unión de las empresas periodísticas.
Claro. Pero las empresas al final quieren publicar y dar la información. Y si no lleva la información, la bronca es para el periodista. Esa unión de las empresas me parece mucho más difícil que la de los profesionales.