- Su muerte es lamentada en redes por compañeros de profesión y seguidores, que han podido disfrutar de sus dibujos y chistes a lo largo de casi treinta años.
- Se le había diagnosticado un cáncer, pero se mantuvo al pie del cañón hasta el último momento.
Inesperada aunque anunciada ha sido la muerte de Toni Batllori Obiols, que tras entregar su tira diaria para el periódico La Vanguardia, fallecía de madrugada en su casa. Se le había diagnosticado un cáncer, pero se mantuvo al pie del cañón hasta el último momento. “Dedico el día a ordenar y archivar mis cosas, para dejarlo todo un poco claro, con la única ilusión de sentarme al atardecer a dibujar la tira”, había declarado recientemente.
Desde mediados desde los años 90 llevaba publicando a diario Ninots en las páginas de política del diario catalán, aunque su colaboración con La Vanguardia había dado comienzo algo antes, en 1991.
Su padre, Antoni Batllori Jofré, fue también ilustrador, y Toni hijo hizo cuanto estuvo en su mano para mantener viva su memoria, organizándole exposiciones y donando dibujos, libros y artículos de la colección de Toni padre. Atesorados quedan en el Fondo Batllori en Teià, municipio de la comarca del Maresme en la que ambos vivieron.
Toni Batllori no se consideraba caricaturista, y eran otras razones las que conseguían que su propuesta funcionara: el trazo, la síntesis, el desparpajo y la mordacidad le acompañaron hasta su última tira, en la que ironiza sobre ese incremento del gasto militar que se nos vende como ineludible. Descanse en paz.

