Fernando Martínez Teruel, más conocido por todos como ‘Fernandisco’, es un referente radiofónico, como avalan dos premios ondas. Comenzó en la radio de la mano de grandes como Constantino Romero, Joaquín Prat o Joaquín Luqui. Unos años después, él mismo consiguió convertirse en uno de los locutores más reconocidos de las ondas españolas. Con más de tres décadas de trayectoria, es el encargado de despertar cada mañana a los oyentes de Qué! Radio. Y con su faceta menos conocida, la de coach, trabaja la inteligencia emocional de una forma original, divertida y usando un elemento tan bien asumido por la gente como es la música.
- Ha sido uno de los nombres más conocidos y reconocidos de Los 40. Se puede decir que marcó una época. ¿Hubiera sido lo mismo la cadena sin usted?
- No sé si es una pregunta que pueda responder yo. Creo que la cadena me dio y yo también le di a la cadena, aportando un carácter diferenciador a los tiempos que me tocó vivir. Fue una experiencia muy buena. Me había formado en Estados Unidos, en Los Ángeles y Nueva York. Aprendí de los americanos. Era un speaker diferente. Y eso fue lo que hice.
- ¿Ha cambiado mucho la radio fórmula musical desde sus comienzos en la misma?
- Sigue existiendo, pero la proposición que hay ahora es otra. Se ha optado más por una especie de hilo musical que por la conducción de un programa. En la época que me tocó a mí, se tenía en cuenta al prescriptor y al artista. Se hablaba, se comunicaba, se contaban cosas. Ahora, los locutores conducen una batería de canciones y poco más. No tiene nada que ver con aquello. Se ha convertido en una caja de música que lanza canciones, prácticamente, las 24 horas del día. Y esto no es el concepto que entiende mucha gente por radio. Son oyentes que, además de compañía, quieren que les cuenten cosas. ¿Por qué pasa esto? Por un lado, creo que porque las emisoras no les exigen que conduzcan o digan algo y, por otro lado, porque no hay esa inquietud por comunicar, como le ocurría a Joaquín Luqui, Constantino Romero, Julián Ruiz,… En la radio siempre debería haber un líder, que es el que propone cosas para que la gente se divierta. Y ahora en la radio no existen los líderes. Hay gente que habla por un micrófono y ya está.
- ¿Quedan locutores como los de antes?
- No, ya no hay locutores como los de antes. Hay locutores muy buenos, pero creo que no tienen una gran formación. Y me refiero a que mi generación tuvo unos grandes maestros, gente a la que cuando, por cualquier cosa, tenías que llevarles un café, era un honor. Con ellos he aprendido lo mejor. O, por lo menos, lo he intentado. Ahora ya no hay líderes que comuniquen igual porque creo que la radio está vacía.
- ¿Cómo ve la situación actual de la radio?
- Ahora mismo, la radio o las grandes cadenas de radio no están dirigidas por ejecutivos que entienden de radio, de música, sino que entienden de bancos, son banqueros. Tienen espíritu para conocer los números, pero no para saber cómo es la música por dentro. Hacen negocio con la radio, pero no les preguntes por tal o cuál hito musical o por lo bueno o malo que es un disco.
- Con más de tres décadas de trayectoria, por sus micrófonos habrán pasado numerosas figuras del panorama musical. ¿Calcula a cuántos artistas ha podido entrevistar?
- Esa es una de las mayores suertes que tengo y mi mayor patrimonio: El haber entrevistado a los más grandes. Yo calculo que, entre españoles y extranjeros, puedo haber entrevistado a entre 500 o 600 artistas, entre ellos, Bruce Springsteen, Bon Jovi, Phil Collins, Whitney Houston, Paul McCartney, Mariah Carey, Bee Gees, Supertramp,… Hablando de liderazgo, éstos sí que son o han sido líderes de la música. Y yo agradezco que un buen día de su vida tuvieran la amabilidad de sentarse delante de mí para contarme cosas.
- ¿A quién recuerda de manera especial y por qué?
- Elton John es a la figura que más adoro de la música. Para mí, es el número uno. Cuando estuvo conmigo fue encantador. Me acuerdo que entró en el estudio con una comitiva de fotógrafos. Yo estaba poniendo en ese momento No dudaría, de Antonio Flores. Se quedó escuchando, miró y dijo: «I like it». Y preguntó quién cantaba. Simplemente, maravilloso. También recuerdo el encuentro con Bruce Springsteen. Es grande en un escenario, pero delante de la gente lo es más. Antes de la entrevista, me abrazó y me dijo que le preguntara todo lo que quisiera, pero que no me olvidara que él seguía siendo un obrero de New Jersey, que se levantaba por la mañana, que ponía la ficha y que marcaba con el reloj. “Porque tengo el espíritu de toda la gente que trabaja en el mundo”, me dijo. Como se ve, todo un líder. Y con Paul McCartney estaba muy nervioso. Para mí era como entrevistar a la misma música. Me dijo que me tranquilizara y que le preguntara lo que quisiera y fue una experiencia muy grande. Incluso nos reímos cuando le dije que tenía un problema, porque necesitaba saber si estaba hablando con McCartney o con la persona que decían que lo había sustituido cuando se mató en un accidente. Todas estas vivencias y conversaciones son las que me han hecho llegar a ser cómo soy ahora.
- Desde hace unos meses, es el encargado de despertar a la audiencia de ¡Qué Radio ¿Cómo definiría esta experiencia?
- Es una experiencia nueva, en una emisora pequeña, en la que, no sólo tengo la máxima libertad para trabajar, sino que me piden que sea “el conductor que queremos que seas, entretén a la gente, proponles cosas, habla para un público inteligente”. Y es que, ahora mismo, para que una canción triunfe en la radio, sólo hay que ponerla. A base de esto y de machacarla, termina siendo un éxito. Ese no es nuestro estilo. A mí me piden que trate al público con sensibilidad, con emoción y como individuos inteligentes que son.
- ¿En qué se diferencia Qué! Morning de otros programas despertador?
- Que busca un público de una edad superior a los 20 años. Trabajamos para un público de 28 años para arriba. Esto significa que yo los tengo que tratar con mucha sensibilidad, porque entienden lo que yo les digo. Cuando les hablas de Eric Clapton, Led Zeppelin o Maná lo toman de otra manera, porque son grupos de su vida, que han escuchado. Esa música es suya. Buscamos emocionarlos con las canciones de su vida.
- Otra faceta suya, que no se conoce tanto, es la de coach. Music coach. ¿Qué es exactamente?
- Es una unión de frecuencias, la inteligencia emocional y la musical. Yo uno la emocional, que sería el liderazgo y la motivación, para contarle a la gente cómo puede estar mejor, cómo puede ser mejor cada día, utilizando el hilo conductor de la música. Las sesiones están repletas de pinceladas de las interpretaciones de vida que me han dado, a lo largo de mi carrera, artistas como Freddie Mercury, Elton John o Whitney Houston, entre otros, que me han hecho ser mejor persona, porque ellos lo son.
- ¿A quién van dirigidos estos programas de management?
- A todo el mundo. Empresarios, autónomos, políticos y, sobre todo, a las empresas para motivar a los empleados. Yo hablo a las personas, con un discurso sincero, directo y emotivo. Y es aplicable a cualquier ámbito. Juntar a Bee Gees o The Beatles con Martin Luther King tiene un efecto brutal. Y es que cuando oyes el “I have a dream”, te das cuenta de que no es una frase normal, está dicha por un genio. Y cuando Luther King hablaba, rapeaba, hacía música. Algo que consigue poca gente. Sin embargo, cuando ves un discurso televisivo de Barack Obama te das cuenta de que intenta imitarlo, porque el ritmo narrativo de King no lo tiene nadie. Todos somos recipientes de emociones y trabajar la inteligencia emocional de una forma original, divertida y usando un elemento tan común como es la música, es una forma efectiva de sacar lo mejor de nosotros mismos.