Fernando Ónega

Fernando Ónega: «Admiraba a los redactores de El Progreso, me parecían los tipos más elegantes de la ciudad»

Preparar una entrevista es darle vueltas a decenas de preguntas que se amontonan en la cabeza después de leer mucho sobre el que será entrevistado; pero también dudar de si podremos recoger en unos pocos minutos todo eso que queremos saber y, sobre todo, si el protagonista conectará con esa ilusión de sentarnos frente a él para charlar. Ese nervio, siempre presente, se intensifica cuando tienes enfrente a uno de los periodistas de referencia del país, con un camino recorrido de más de 50 años. Fue director de prensa de la Presidencia del Gobierno de Adolfo Suárez. Desde los años 70 ha pasado por prensa, radio y televisión, en casi todas las cadenas, en casi todas las emisoras. Ha ocupado puestos de dirección, ha sido presentador, colaborador, columnista… En septiembre de este año, para lamento de muchos, dijo adiós a la radio. Actualmente, es el presidente de 65ymás. Hoy nos sentamos con Fernando Ónega y hablamos de periodismo, mucho… Como no podía ser de otra manera. Pero también nos hemos reído y hemos sabido de sus gustos, de sus rincones favoritos (en Castilla y León y fuera de ella), de esas personas a las que admira (orgullo de padre activado) e, incluso, a quién elegiría para tomar un vermú.

Adelante, saboreen cada respuesta.

¿Mejor cafetería para un buen desayuno? ¿Con qué medio se informa?

La mejor cafetería que tengo, a muy temprana hora, es la cafetería de mi casa, mi cocina donde, para cabreo de mi mujer, siempre desayuno de pie. Y para informarme, una mezcla de radio y de internet, ahora que estoy suscrito a los periódicos de online.

¿A quién le debe más profesionalmente, quién ha sido su maestro?

Debo mucho, pero por etapas. Cuando estaba empezando, en mi ciudad de Lugo, admiraba a todos los redactores de El Progreso, pero no por lo que escribían sino porque me parecían los tipos más elegantes de la ciudad. ¡Ay que ver qué porte tenían para llevar la gabardina! Después, ya en Madrid, tuve un maestro inicial que fue Pedro Rodríguez, un hombre castigado por la historia por pertenecer al franquismo pero, para mí, ha sido uno de los mejores escritores de periódico que ha habido. Últimamente admiro a gente de radio como Carlos Alsina, gente en prensa escrita, varios, y una chica que acaba de empezar un nuevo programa en Antena 3 que se llama Sonsoles Ónega (risas).

Si tuviera que elegir un lugar para charlar sobre periodismo, para celebrar junto a compañeros, amigos… ¿Dónde sería?

Si tuviera que ser en Castilla y León, elegiría cualquier rincón de León. Soy leonés adoptivo y le debo mucho a esta provincia así que cualquier rincón me parecería perfecto para hablar de la profesión, de actualidad, de libros… para celebrar.

Y si tuviera que quedarse con un programa de radio, un espacio radiofónico, ¿cuál sería?

De todo lo que recuerdo, me quedaría con ‘El jardín de los bonsais’ o ‘El estado de la Nación’, con Luis del Olmo. Como radio de humor, de entretenimiento, no se ha vuelto a hacer nada parecido de tanta altura radiofónica e intelectual.

¿Su periodista de referencia?

Coincide con la respuesta dada anteriormente, Pedro Rodríguez.

Tiene que elegir usted una fotografía que, aun no siendo usuario de redes sociales, elegiría como su ‘portada’.

La fotografía más importante y que tengo presente ahora mismo, en casa, es una de mis padres, muy jóvenes. La tengo muy expuesta porque la he rescatado de mi vieja casa de la provincia Lugo, entre papeles viejos. Pero tengo otras imágenes a la vista, como la colección con los presidentes de Gobierno, con el Rey Juan Carlos y, ¡ojo! una con Isabel Preysler y su nuera, Anna Kournikova. ¡Eso sí que es una foto para la historia!

12 horas en… (¡Respuesta express!)

Pasaría 12 horas en un lugar que se llama Viana de Mondéjar, en La Alcarria, siempre que sea en día de diario y no este inundado por los domingueros. Se dan cita muchas cosas: un paisaje bonito, seco; tiene agua, río, una fuente y tiene, sobre todo, un maravilloso silencio. Precisamente, hace unos días han colocado un lazo rosa gigante sobre las ‘Tetas de Viana’, que es un monumento natural, gracias a 500 voluntarios, para conmemorar el Día del cáncer de mama. Una maravilla.

¿Qué libro está leyendo actualmente?

Soy de lector de cuatro o cinco libros a la vez. Ahora mismo tengo empezados ‘Feria’, de Ana Iris Simón, ‘Mientras escribo’, de Stephen King y, en al cinta de andar, ‘Abrazar el mundo’, de Jorge Dezcallar.

¿Con qué profesional de la comunicación/medios le gustaría vermutear y dónde?

Me iría con Nativel Preciado, y donde ella diga. Coincidimos en 1º de Ciencias Políticas, luego nos desconectamos y hemos vuelto a encontrarnos pasado el tiempo. Me parece una profesional sensacional, de lo más serio que hay en este país.

¿A qué plato/tapa típico le invitaría?

Lacón con grelos.

¿Tiene campaña o anuncio favorito Fernado Ónega ?

Lo que tengo son odios. Odio los anuncios de coche, que los venden baratos pero luego nada es cierto. Aún así, soy muy de anuncios, hay un juego de imágenes magnífico, pero el esfuerzo creativo es para elogiar.

¿Qué programa de la tele recuerda más de su juventud?

Cuando llegó la televisión a mi casa (que la empecé a ver cuando me casé, antes no tenía) me hice adicto a alguna serie venezolana de sobremesa. Aún así, siempre he sido muy de Íñigo (José María íñigo). Hacía programas sensacionales, era un profesional fuera de serie. Y yo tuve la suerte de asistir como invitado a alguno de esos espacios.

Hagamos una reflexión sobre el sector, sobre los medios… ¿Qué clima se respira, qué podemos esperar del periodismo y en qué debemos poner el foco?

Han cambiado dos cosas (entre muchas), pero singularmente dos. Antes, cuando triunfaba el papel y tenías que ir al quiosco a comprar el periódico, hacías un acto de confesión. Se creaba una identidad entre el periódico y tú; tú condicionabas el contenido del periódico porque no se atrevía a pensar distinto a cómo pensabas tú, que lo comprabas. Eso con internet se difumina… Ahora todos somos lectores de todo. Y han cambiado las reglas tecnológicas. La gente joven, sobre todo, se informa por las redes sociales. Esto conlleva a creerse muchas noticias falsas porque existen muchas intoxicaciones, también políticas; se ha convertido prácticamente en un arma de guerra para algunos países. Estamos ante una saturación informativa de tal firma que tenemos más información de la que podemos digerir, incluso los profesionales de la información.

Respecto al papel… los quioscos están cerrando, la gente ya no lleva el periódico en el metro o en el autobús, se han quedado para las cafeterías. Los jóvenes no compran papel. Seguirá existiendo, porque creo que no se puede matar, pero el papel en sí será minoritario y la información fluirá a través del resto de medios y de internet, por supuesto.

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