Pese a la innegable proyección empresarial, si de algo se sienten orgullosos los profesionales que forman parte de Formación Universitaria es de su acción social. La institución tiene una actitud proactiva ayudando a causas donde la formación pueda revertir positivamente para cambiar a las personas. Son múltiples los ejemplos acumulados a lo largo de este 2021, donde diferentes colectivos han tenido la suerte de recibir el impacto positivo de la institución académica.
Es el caso de las becas para usuarios de Proyecto Hombre Sevilla, que cubren el 100 por cien de la formación de sus usuarios y que este año celebran su su segunda edición.
A ello se suman los programas formativos gratuitos para la plataforma “Mujeres Valientes” o la organización “Red Madre” y la formación que actualmente ofrecen, también becada, a los usuarios del sevillano centro para personas sin hogar, Miguel de Mañara, gestionado por las Hijas de la Caridad, donde gracias a esta altruista labor, muchos de sus ocupantes han conseguido una inserción social y una esperanza de futuro. Por no hablar de la colaboración activa en campañas promovidas por el Banco de Alimentos
Formación Universitaria es ante todo un ejemplo de empresa social. Se trata de entender “el negocio” mucho más allá de la rentabilidad económica, y centrarse en promover el impacto positivo en el medioambiente o en la sociedad. En otras palabras, colaborar para promover soluciones a los retos sociales, culturales y medio ambientales. Esto forma parte del ADN de la institución académica, donde las personas son lo primero y así lo llevan por bandera en su propósito.