El periodista y profesor titular de la Universidad de Málaga, Francisco Javier Paniagua, es el director de un curso de verano en la Universidad de Andalucía «Alfabetización Mediática. Desinformación y adicción a las redes sociales». Con un punto de partida: reflexionar sobre la importancia de la formación de las audiencias críticas.
Tradicionalmente el analfabetismo ha tenido como referencia la falta de instrucción elemental en un número de ciudadanos que no sabían leer o escribir. ¿Cómo es el analfabeto del siglo XXI?
La forma de acceder al conocimiento político influye en el comportamiento de la población hacia este sector. La abundancia de opciones de medios de comunicación amenaza con ampliar la brecha entre los políticamente bien y mal informados al disminuir los encuentros casuales con información política incidental.
En la última década, la comunicación se ha diversificado y adaptado a diferentes situaciones en la que los nuevos medios. Los canales de difusión propios y las redes sociales juegan un papel relevante. De este modo, el consumo informativo ha dejado de ser una actividad independiente para formar parte de la conexión continua a un espacio digital. Ahí no siempre las noticias se buscan de manera intencionada.
Las redes sociales y el acceso a una oferta global de información se ha demostrado un aliado para la democratización de la oferta. Pero también un puerta siempre abierta al “universo fake”. ¿Qué aporta este curso para potenciar y reducir al máximo desde la educación uno y otro aspecto?
Es cierto que vivimos en un momento en el que la sobreabundancia de información -y de canales-, que, junto con la simplificación de los mensajes y la espectacularización de las noticias, en no pocos casos, afectan a la comunicación, a la calidad de la información y, en consecuencia, a la democracia.
La idea de este curso es reflexionar sobre la importancia de la formación de las audiencias críticas, ante el panorama antes descrito. La mejor forma de hacerlo es en la etapa educativa, empezando en los primeros ciclos.
La educación es el mejor ascensor para lograr una igualdad de oportunidades. La formación de una audiencia crítica, responsable, que sepa diferenciar no solo la intencionalidad de las noticias sino también lo que es o no una información verídica. La mejor vacuna contra la desinformación y las noticias falsas es la alfabetización mediática. El verdadero valor de la información está en la credibilidad. Esa es la moneda.
Con el curso se pretende que los distintos actores implicados en este ámbito -medios de comunicación, periodistas y comunicadores y educadores- compartan ideas para trabajar el consumo responsable de medios, formar a la audiencia del futuro y sentar las bases para acabar con la desconfianza en los medios.
Ya contáis con una buena experiencia desde la APM, “La prensa en mi mochila”, ¿Qué enseñanzas de esta iniciativa pueden extrapolarse al resto de centros docentes?
Pusimos en marcha el proyecto la Prensa en mi Mochila hace ya cuatro cursos y funciona muy bien. Ha tenido una gran acogida y, año tras año, crece la demanda de centros de primaria y secundaria en la provincia. Eso es una prueba de que el interés en la alfabetización en medios va aumentando y es necesaria. Paralelamente han crecido los apoyos, a la colaboración de Caixabank y Fundación La Caixa, se ha sumado la Diputación Provincial, lo que nos ha permitido ampliar y llegar a más de 1000 estudiantes el curso pasado.
En 2020, y en plena pandemia, apostamos por ampliar el proyecto con otro, no menos importante, como es la Prensa sin Edad. En Prensa sin Edad se trabaja con los mayores, también en esta línea en los municipios de la provincia de menos de 20000 habitantes y también con el apoyo de la Diputación.
Son dos proyectos con los que la junta directiva de la asociación nos sentimos muy orgullosos, y creemos que es una línea estratégica muy importante. Fue una apuesta iniciada en el mandato de la junta anterior que se ha visto reforzada en los últimos dos años.
Pero, por encima de los proyectos, está la Asociación de la Prensa de Málaga. En mi opinión, las organizaciones de periodistas deben jugar un papel relevante en la educación en medios de comunicación, en la alfabetización mediática, y, si me apuran, en la labor de verificación de las noticas. Es necesario liderar, junto con los profesionales, la batalla contra la desinformación y los bulos.
¿Cree que está suficientemente representada la educomunicación en el currículo escolar?
No. Alguna vez se vio un intento pero parece que a algunos (políticos) les molesta que la ciudadanía sea crítica y sepa diferenciar la información de calidad. Son las mismas personas que usan conceptos como adoctrinar o sinónimos pero que, cuando se ha intentado democratizar este tema en la enseñanza, se han negado. Creo que se han perdido varias opciones para conseguir el camino adecuado, pero nunca es tarde. Las asociaciones de periodistas andaluzas, a iniciativa de la malagueña, llevan tiempo trabajando esta linea y esperamos verlo pronto reflejado en el currículum educativo. Aquí entra, y no me puedo olvidar de ello, la posibilidad de que los periodistas puedan impartir docencia en centros de enseñanza secundaria, por ejemplo. Creo que ayudaría bastante en la formación de una ciudadanía más crítica con los medios ¿Es sano para cualquier democracia no?
Quizás en los medios de comunicación, fundamentalmente públicos, deberían tener también más presencia …
Sin duda, el papel de los medios públicos es fundamental, y no solo a la hora de dar ejemplo.
Le pediría finalmente, que cursara una invitación al curso que ofertáis desde la UNIA. ¿Por qué es de interés para audiencia, administración educativa, medios de comunicación y profesorado?
Creo que es una oportunidad para reflexionar y compartir ideas sobre el verdadero valor del periodismo, que no es otro que la confianza. Leí una vez un post de James Breiner en su blog que decía algo así como que la credibilidad es la moneda, debe ser el valor añadido para recuperar a la audiencia que está dando de lado a los medios.