Fundado en Ferrol el 1 de agosto de 1878, El Correo Gallego celebraba hace unos días su número 50.000 alcanzando una cifra que, a día de hoy, solo han logrado otras cuatro cabeceras en toda España. El diario líder de la capital gallega suma casi siglo y medio de información diaria y por eso hoy hemos querido entrevistar a su director general, Alberto Tajes, para que nos hable sobre el trabajo de tantas y tantas generaciones que lo han hecho posible.
En vuestras páginas ha quedado escrita la memoria del pueblo gallego, podríamos decir incluso que sois historia viva de nuestro país. ¿Cómo se condensan todas estas crónicas en una edición especial como la que lanzabais el pasado 16 de junio?
El espíritu del número 50.000 pretendía romper por un día la “norma” de que los periodistas no deben ser nunca los protagonistas de sus páginas. Por eso, nuestro director quiso que toda la actual plantilla, además de ex trabajadores y colaboradores históricos de los que guardamos un muy buen recuerdo, pudiesen plasmar en esa edición el trabajo, el esfuerzo y la pasión con la que desempeñaron sus ocupaciones en EL CORREO.
Fake news, sensacionalismo, amarillismo… ¿Es posible mantener el rigor informativo después de tantas décadas de noticias y diversos panoramas políticos? ¿Cuál es el secreto de vuestra longevidad?
El secreto no es otro que el trabajo incansable de los que nos precedieron. El espíritu pionero que caracteriza a EL CORREO y la pluralidad y visión ambiciosa de todo el equipo son también pilares fundamentales para la supervivencia. Y, si hablamos de la última década, probablemente la palabra sería resiliencia. La misma que han tenido y tienen los trabajadores de todo el Grupo.
Los medios rigurosos y serios como EL CORREO debemos ser el espejo en el que la sociedad se mire para estar bien informada. Esa es nuestra responsabilidad. Ejercer un periodismo libre, plural y contrastado, el objetivo.
Habéis cubierto temas muy mediáticos, dando incluso la primicia en algunos casos. Desde acontecimientos históricos como las dos guerras mundiales hasta la actual crisis del coronavirus. ¿Cuál crees que ha sido el más relevante de los últimos años?
En los últimos años, cómo suele ser habitual, hablamos de los casos más mediáticos o los episodios más tristes. Caso Asunta, Alvia, Prestige -si nos remontamos a comienzos de siglo-, etc… Acontecimientos y sucesos que nos marcan y dejan una huella imborrable en la redacción.
En octubre de 1995, elcorreogallego.es era el primero de Galicia y el segundo de España en publicar en internet. ¿Eres de papel o prefieres informarte a través de la versión digital? ¿Dónde reside el equilibrio entre ambos soportes?
En mi caso –por defecto profesional- consulto ambas versiones a diario. Tanto de nuestro periódico, cómo de las principales cabeceras de Galicia y España. Por mi edad y mis costumbres, se podría decir que soy más de internet y digital que de papel. Para qué mentir. No obstante, opino que ambos canales tienen sus fortalezas, su público y su momento. O lo que es lo mismo, en mi opinión el lector de papel y el de internet no compiten.
Creo que el equilibrio reside en cuidar y tratar a los lectores de ambos canales de forma diferente. Adaptar en la medida de lo posible el mensaje y la forma de presentar a los lectores e internautas las noticias es clave para consolidar audiencias y mejorar los principales KPI’s en la edición digital.
Los Premios Gallegos del Año que organizáis ya han superado las 30 ediciones galardonando a hombres y mujeres que destacan por sus brillantes carreras y por su contribución a nuestra comunidad. ¿Quiénes de los que forman parte de este exclusivo club podrías considerar como tus referentes?
El talento que hay en Galicia es único.
Y la Gala se ha convertido en “el altavoz” que transmite y comunica a la sociedad lo afortunados que somos de vivir en esta tierra. De contar con hombres y mujeres de un valor profesional y personal incalculables. Sería difícil nombrarlos a todos… Pero, me inclino por la rama de los premiados que persiguen hacer de este un mundo mejor. Desde instituciones sin ánimo de lucro, pasando por misioneros, médicos, científicos o incluso emprendedores que han posicionado a Galicia en el mapa internacional. Gente que con su esfuerzo contribuye a mejorar la vida de los demás. Cualquiera con esas cualidades, es y será siempre un referente para mí.
Hace un par de años asumías la dirección general tras la votación unánime de vuestro Consejo de Administración. ¿Hacia donde camina esta nueva etapa que capitaneas? ¿Cuáles son los principales desafíos que te has marcado?
Uno cuándo llega a un nuevo proyecto, ha de venir cargado de ideas e ilusión. Si las cosas además no van todo lo bien que deberían, ha de aportar conceptos disruptivos que rompan con lo establecido. Desde mi llegada, he tenido que adaptarme a una estructura rígida, con sus vicios y sus virtudes. En un momento en el que el periodismo “tradicional” se encontraba ante un futuro incierto. Han sido muchos los proyectos que hemos tenido que aplazar, por la necesidad de centrarnos en el “core” del negocio y mantener los pilares sólidos.
Los desafíos a corto y medio plazo pasan por mejorar la monetización de la edición digital y sacar partido a los más de un millón de usuarios únicos mensuales.
El pasado mes de mayo acometimos una actualización del sistema editorial y la edición digital que nos permiten ser mucho más ágiles y eficientes en nuestros procesos. Eso redundará en una mejor experiencia del usuario y un aumento de la calidad y cantidad de información, reportajes, y opinión a nuestros lectores.
Lo anterior debe ir en línea con un esfuerzo por apuntalar a nuestros suscriptores, pilar fundamental del negocio. Continuar haciendo un periódico en papel referente en Galicia. En este sentido, el trabajo titánico de la redacción es el ejemplo y el espejo en el que el resto nos miramos para continuar empujando este proyecto hacia metas y objetivos más ambiciosos. Todo esto, sin olvidarnos de la comercial, administración y resto de departamentos que en estos últimos años han estado a la altura de los retos y dificultades que nos han tocado vivir.
Recogías un testigo complicado una década después de la crisis del 2008 y sus consecuentes recortes… ¿Se puede seguir viviendo de los anunciantes? ¿Cuáles son las nuevas vías de negocio que estáis trabajando para afrontar el futuro y consolidar vuestra audiencia?
Los anunciantes son una vía de negocio, pero lógicamente no la única. De modo que se puede vivir de los anunciantes, pero se necesita más que a los anunciantes para consolidar el proyecto.
El futuro de la prensa pasa por reconvertir y explorar vías de negocio hasta ahora impensables. También por esa monetización de la edición digital. A través de suscripciones, muros de pago totales o parciales y el “branded content”, con anunciantes y clientes que buscan comunicar y transmitir sus valores. Muchos lo prefieren frente al anuncio convencional, y por eso debemos ofrecerles un producto cuidado y que vaya en línea con su imagen de marca.
Creo firmemente que las cabeceras históricas y los medios de comunicación serios son más relevantes y necesarios que nunca. Y por eso confío en que las instituciones, empresas y sociedad en general sabrán jugar su papel fundamental en la supervivencia y adaptación de los medios a los tiempos que corren. Tiempos de internet, redes sociales, desinformación y “fake news”.