Branding, marcas, marquismo y el a-mí-la-publi-no-me-afecta. Por Domingo Torrón

UN BRANDING CON HIELO, POR FAVOR.

1ª PARTE

¿Cuántas de nuestras decisiones de consumo se basan en reflexiones racionales y razonadas? ¿Cuántas en emociones y sensaciones?

¿Cuántas vienen condicionadas o generadas por ideas que no hemos decidido colocar nosotrxs en nuestras mentes?

¿Cuántas provienen de ejercicios de autojustificación o autoconvencimiento acerca de nuestra necesidad de comprar algo que realmente no necesitamos?

Me gustaría dar respuesta a todas estas preguntas, pero creo que no dispondría ni del espacio ni del tiempo. Hay muchas ideas y demasiadas opiniones que, aunque válidas, resultan contradictorias. Es complejo, sí, pero es una realidad.

Estoy aburrido de leer artículos que abruman con datos, data, metadata, porcentajes, gráficos e infografías cargadas de razón… pero a la vez, llenas de objetividad algo condicionada.

Tal vez sea bueno creer en estos artículos y datos, simplemente por creer en algo, ¿no?

Pero aclaremos otro punto: no es posible que lo que yo lea, por muy objetivo que sea el escritor o escritora, ¿signifique algo diferente para mí que para el resto?

Esto es así porque todxs estamos condicionadxs por variables, experiencias y pensamientos que se escapan al raciocinio. Todxs tenemos nuestras propias ideas y en ellas influyen las de lxs demás.

Esto para mí es una explicación – compleja y confusa – de lo que es el branding o la estrategia de marca. Son sentimientos, emociones, pensamientos personales y particulares que nos hacen percibir, de una manera muy concreta, cómo algo o alguien se dirige a nosotrxs más allá de su objetivo principal (que yo desconozco) y que pretende conseguir algo de mí.

“El branding o estrategia de marca son sentimientos, emociones, pensamientos personales y particulares que nos hacen percibir, de una manera muy concreta, cómo algo o alguien se dirige a nosotros más allá de su objetivo que pretende conseguir algo de mí.”

Esta idea no soy yo quien decide crearla en mi mente, sino que se genera por mi experiencia, por mi vinculación directa con la marca o por lo que otrxs opinan.

Recientemente, en una charla que di sobre este tema, un responsable de marketing me preguntó que cuándo podía percibirse el retorno de la inversión en branding de una marca. UF, pensé, error.

Si como marca, vamos a apostar por el branding únicamente por la repercusión directa en la cuenta, debemos replantearnos ciertas cosas. El branding es una inversión, sí, pero el retorno se obtiene a medio-largo plazo y es, definitivamente, algo intangible.

Hablamos de cómo las personas ven, valoran y piensan sobre una marca. La nuestra, concretamente. Qué opinan de ella, qué les aporta o les hace sentir, cómo hablan de ella, hasta qué punto se convierten en prescriptores… A nivel emocional, poder llegar a generar un recuerdo y un sentimiento de marca en una persona vale muchísimo. A lo mejor no hay data que pueda contabilizarlo, pero estamos provocando algo en la gente y no hay nada más valioso que eso para una marca.

Domingo Torrón director de RECLAM y socio fundador de Picnic Ideas Felices

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