En mis ocasionales clases de Marketing del Vino, la audiencia tiene que catar (pobres) un breve monólogo sobre la importancia de la primera impresión. Y cómo esa primera impresión, básicamente, en un 99% de los casos, está formado por poco más (y nada menos) que la imagen.
Si con tu etiqueta has llamado la atención del potencial cliente en el lineal del supermercado o en los expositores de la vinoteca, enhorabuena, tu vino ha pasado la primera criba sin caer del sales funnel.
Luego vendrán muchas más etapas, de las cuales conversación y experiencia son básicas para alcanzar el clímax, la recomendación. Ésta última en Meetic no suele producirse, ejem.
Las aplicaciones de contactos son una gran herramienta de testeo para el digital marketer: en la misma jornada se puede saborear la excitación de haber seducido a base de imagen y copy, el subidón de la venta inminente y la frustración del abandono del carrito de compra en el momento casi casi final.
La imagen, ya hemos dicho, puede seducir en un principio, la podríamos colocar en la parte más ancha del embudo. El packaging puede ser precioso, pero si el smartphone es una castaña no hay pack que lo salve.
Después tenemos los ingredientes, calidades, etc. Si tienes gluten o aceite de palma, si tienes tres hijos o eres fumador empedernido, ya no vas al carrito.
Suma y sigue, descripción, el copy, el storytelling. Si tu marca no tiene valores con los que me identifique, chao, pescao. No sólo importa quién o qué eres, importa cómo lo cuentas.
Finalmente, querré más información sobre ti. Probablemente iré a la tienda física. Por supuesto depende de la importancia de la compra y de mi capacidad de compra. Seguía el paralelismo. Me enfrentaré al producto, lo evaluaré, lo compararé con mi experiencia anterior de compra, con otros productos alternativos que puedo estar valorando simultáneamente.
Ya estamos al final del embudo. Ahora viene la post compra, que no devuelvan el producto, que emocione al comprador o a la compradora, y que se produzca el milagro de la recomendación (esta idea se la regalo a Meetic).
Aún existe una extensión más… Meetic te enseña a valorar si tu cliente es exactamente quien deseas que sea. Porque vender es fantástico, quiere decir que alguien acepta pagar tu precio porque considera que va a obtener algo a cambio que merece esa inversión.
Lo mires como lo mires, Meetic, POF, Adopta un tío, Tinder,… son escuelas de Marketing.
Personalmente, sigo investigando… todo sea para mejorar profesionalmente…