Ya están aquí de nuevo las famosas rebajas (y la cuesta) de Enero. Un periodo célebre por los carteles con grandes porcentajes de descuento y tiendas abarrotadas. Inmersos en una sociedad que cada vez está más preocupada por los temas sociales y medioambientales, es momento de cuestionarse la conveniencia de seguir perpetuando este “ritual” de inicio de año antes de sacar la tarjeta de la cartera.
¿Qué son realmente las rebajas?
No nos equivoquemos, las rebajas no son un ataque de generosidad que sufren las firmas tras las campanadas. Tampoco el momento ideal para renovar vestuario. Las rebajas son un favor que los consumidores hacen a las empresas.
Cada vez que acudimos en masa a adquirir prendas que quizás nunca nos pondremos, lo que hacemos es facilitar la liquidación de stock aparcado, sanear la logística y almacenes de las firmas y dejar espacio a una nueva remesa de producción (lo que conocemos como “nueva temporada”). Contribuimos a un ciclo incesante de producción y consumo rápido que se denomina fast fashion y que se basa precisamente en un modelo de compra perecedero.
Quizás lo peor es que este modelo se nos disfraza como una forma inteligente de consumir, de forma que volvemos a casa satisfechos por nuestra habilidad como “cazagangas”.
Consecuencias
La industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo. Si el consumo continúa al ritmo actual, necesitaremos tres veces más recursos naturales para 2050, en comparación con lo que se usó en el año 2000. Además, es la segunda industria mayor consumidora de agua a nivel mundial y un 85% de los textiles van al vertedero cada año.
Esto provoca consecuencias irreparables para el planeta y para las personas. Para ofrecer dichos descuentos y continuar generando beneficio, el sistema de producción está basado en materiales de mala calidad que hacen que la vida útil de las prendas sea de tan solo unos lavados. Además, en muchas ocasiones, las condiciones laborales de los trabajadores también dejan mucho que desear.
¿Son las rebajas compatibles con el consumo sostenible?
La moda está en el top 1 de los descuentos en rebajas. Especialmente, los que ofrecen las grandes multinacionales y que nos impulsan a realizar ese tipo de consumo.
Los negocios que apoyan el consumo sostenible fomentan un modelo diametralmente opuesto. Se hace un esfuerzo para que el consumidor sea consciente de las implicaciones de sus compras, del impacto que suponen y para que sea selectivo antes de adquirir los productos. Este modelo, denominado slow fashion, además de cuidar la procedencia y el impacto de su producción, reniega de los ciclos de producción continuos, del aparcado de stocks (y su liquidación) y de hacer creer al cliente que está haciendo lo correcto al lanzarse a unas rebajas.
Las marcas que trabajan de este modo habitualmente realizan ciclos productivos muy limitados (colecciones cápsula, pequeñas tiradas o incluso puede ser que sólo produzcan bajo demanda). De este modo, realizar compras sostenibles no estará tan marcado por lanzarse a las calles en meses concretos del año y la oferta estará mucho más diseminada.
Unas “rebajas sostenibles” estarán marcadas por posibilidades como aprovechar pequeños outlets de microstocks, la adquisición de productos vintage o reutilizados, o el rentabilizar las compras contando con productos duraderos y de calidades muy superiores.
5 Tips para unas rebajas conscientes
- Pregúntate: ¿de verdad lo necesito? Las rebajas nos impulsan a comprar de forma compulsiva. Responde de manera honesta a esta pregunta en primer lugar.
- Haz una lista de cosas que necesitas: el 30% de la ropa que tenemos en nuestro armario la hemos usado en muy pocas ocasiones o ni siquiera la hemos usado.
- Marca un presupuesto y no lo sobrepases: en la temporada de rebajas es cuando más gasto hacemos en cosas que no necesitamos.
- Apuesta por calidad y no por cantidad: compra prendas que utilicen materia prima de gran calidad. Olvídate de prendas que se deterioran con dos o tres lavados.
- Compra en tiendas locales o de segunda mano: así estarás contribuyendo a darle una segunda vida a otras prendas y ayudarás a reducir los residuos textiles del planeta.
Greenwashing: marketing y ética
Todo profesional del marketing se debe a sus clientes: su éxito es nuestro éxito. Si su negocio prospera, si se ha podido satisfacer a su público y si hemos conseguido diferenciarlo de sus competidores es que algo hemos hecho bien. Sin embargo, también todo profesional se marca unos límites éticos que están por encima de las carteras de clientes o de las cifras de negocio. Todos conocemos a profesionales y organizaciones que nunca visibilizarían, mediante su trabajo, determinadas ideologías o negocios que consideran nocivos para la sociedad.
No queremos dejar pasar la oportunidad de hablar sobre la interminable cantidad de etiquetas “eco”, “bio”, “sostenible”o “green” que el marketing cuelga a productos que poco (o nada) se preocupan por este tipo de cuestiones. Este greenwashing o “lavado en verde” al que se suben tantas y tantas marcas hace un flaco favor; tanto al ecosistema como a las personas.
Apelamos a la conciencia y al buen hacer de los publicistas, ya que, en nuestra opinión, el trabajo en marketing tiene una huella importantísima en la sociedad. Entre todos podemos orientar a los consumidores hacia buenas prácticas y hábitos que garanticen un futuro mejor.