-
La nueva campaña de la icónica marca se desmarca de la publicidad que hacía hasta ahora para abanderar un cambio de pensamiento y conducta.
-
La acción, firmada por Saatchi & Saatchi, gira en torno a dos spots que muestran situaciones cotidianas en las que los padres encasillan a sus hijos por su género
La icónica mara de galletas con forma de corazón, Princesa, se ha propuesto luchar contra los estereotipos de género desde la base. Y así lo ha reflejado en su última campaña, firmada por Saatchi & Saatchi y en la que rompe con la publicidad que había hecho hasta ahora para abanderar un cambio de pensamiento y conducta.
Bajo el concepto El mundo es muy grande, no se lo hagamos pequeño, las piezas ponen encima de la mesa la reacción que tenemos los adultos cuando vemos a un niño jugando con algo que tradicionalmente se considera un juego de niñas. Se trata de una conducta muy generalizada, en la teoría ya no nos extrañamos de que un niño quiera hacer ballet pero en la práctica sigue habiendo sorpresa y un poco de suspicacia.
Escuchando a todos sus consumidores
Tras recibir críticas relacionadas con los estereotipos de género en alguna campaña de publicidad anterior, la marca Princesa ha hecho un ejercicio importante. Y ha escuchado al total de sus consumidores, no solo al que tradicionalmente se supone que debería ser como pasaba hasta ahora. Por suerte, cada vez somos más conscientes de este tipo de conducta y ya hay clientes y agencias que reflejan este cambio en la sociedad.
“Paradójicamente vemos extraño que un niño juegue a cocinitas pero no que los mejores chef del mundo sean varones, o que un niño juegue a vestir muñecas cuando la mayoría de diseñadores de alta costura también son hombres. No tiene sentido, salimos perdiendo todos. De niños y de adultos”, ha comentado Miriam Gutiérrez, directora creativa de Saatchi & Saatchi.
EL resultado de esta campaña de publicidad son dos spots que muestran una serie de situaciones cotidianas en las que los padres encasillan a sus hijos por su género, con estereotipos, cuando lo que deberían es darles libertad de hacer lo que quieran hacer y potenciar sus habilidades.