Javier Romualdo

Javier Romualdo: «Los Oscar son un evento con muchísima presión; hasta que llega el momento del traje y la pajarita, hay semanas y semanas de trabajo»

Se llama Javier Romualdo, es periodista y actualmente corresponsal en Los Ángeles para Agencia EFE. Su labor informativa se centra en Hollywood y el mundo cultural; también en la industria tecnológica y los acontecimientos que suceden en la costa oeste de Estados Unidos. Cuenta con formación en Ciencias Políticas. Antes pasó por Washington, ahí es nada. Es, posiblemente, una de las personas más enamoradas de su trabajo con la que nos hemos sentado a charlar. Nos han separado nueve horas y unos cuantos miles de kilómetros y, sin embargo, hablar con Javier ha sido pura cercanía.

Se define como un apasionado de las redes sociales con un profundo interés en la transformación que éstas han supuesto para el periodismo. Un reto, dice, que pudo analizar gracias a una beca en su último año de carrera y sobre el que no descarta seguir investigando en un futuro. Apuesta por la formación y el respaldo académico como forma de hacer buen periodismo. Sea como sea, lo que le espera en adelante solo puede ser prometedor.

A sus 26 años, este vallisoletano tiene un bagaje periodístico que ya quisieran muchos. Hemos charlado sobre la profesión, las redes sociales, Trump, SEMINCI y cómo ésta le ayudó a estar donde está; y, por supuesto, hemos tocado el tema de los Oscar y de Will Smith… (que hablar de esto con alguien que lo ha vivido en primera persona no tiene precio).

¿Cómo acaba Javier Romualdo en los Ángeles?

Mientras estudiaba en Valladolid, estaba de voluntario en TEDx y la periodista Alma Escudero, a la que debo todo, me comentó que había unas prácticas en la Agencia EFE para incorporarse a la agencia dos años, uno en España y otro en una corresponsalía del extranjero. Me presenté un poco ‘de chiripa‘, hice varias pruebas y… ¡quedé el primero! Estuve nueve meses en la delegación de Castilla y León, en Valladolid, y en la segunda fase me enviaron a Washington. Esto me dio un poco de respeto; era un reto para mí, además porque Estados Unidos no era un país que me llamase especialmente la atención. Tras los nueve meses allí, me renovaron y estuve Washington, después en Nueva York. Luego, surgió una plaza de corresponsal en Los Ángeles (estas cosas de estar en el momento oportuno), me presenté y me la dieron (sonríe). Y aquí sigo, en EEUU, cuatro años después…

Estás muy ligado a la cultura y cuentas con formación en Ciencias Políticas… ¿Cómo se combina eso?

A mí siempre me ha gustado mucho la política y siempre la he entendido como mi foco profesional, ser un periodista más de política o estar en gabinetes de comunicación política. Por otro lado, me encantan el cine y la música, son dos cosas que consumo diariamente. Cuando tuve oportunidad de hacer prácticas en SEMINCI, y también gracias a mis padres que son espectadores del festival de siempre, me apeteció meterme en el departamento de prensa, y me encantó la experiencia. Curiosamente, esa experiencia en la Semana Internacional de Cine de Valladolid, cuando me presenté a la plaza de Los Ángeles, fue uno de los factores que me ayudó a conseguirla.

Por otro lado, eres un apasionado de las redes sociales y ya desde hace unos años te planteas su influencia en el cambio de la labor periodística. ¿A qué conclusión has llegado?

Es un tema que me apasiona pero, a veces, por connotaciones negativas. De hecho, cuando me gradué presenté mi proyecto sobre ‘La post verdad y la desinformación en redes sociales‘; hasta mis profesores me comentaban lo poco investigado que estaba el campo y, ahora, cinco años después, todos hablamos de eso. Es un campo que siempre me ha interesado; cuando estaba en Bachillerato era un firme defensor de las redes sociales como una fuente nueva para ofrecer información y un soporte para hacer periodismo. A día de hoy, después de todo lo que hemos visto con la pandemia, con las elecciones, con la interferencia rusa en las elecciones de Trump, creo que son un riesgo enorme para el periodismo.

Me interesa muchísimo el futuro de la profesión en base a las redes sociales; parece que sólo se hace periodismo en redes pero que no siempre es el mejor formato para ello.

El tiempo te ha dado la razón…

Sí, un poco sí. La redes sociales fomentan un poco el populismo. Estando en Bachillerato veía que el que más ruido hacía, el que más exageraba, recibía más atención, etc., y si ponías un mensaje más razonable, pasaba más desapercibido. Y eso, se ha trasladado al periodismo y a la política. Una panda de personas que buscan llamar mucho la atención, abarcan la conversación pública. De hecho es algo que me llama mucho la atención porque ahora se habla mucho de eso, de economía de la atención, que ha surgido entorno a las redes sociales. Siempre he pensado en investigar en esto y me apasionaría hacerlo.

No es lo mismo, además, trabajar para una agencia que para un medio… ¿Cómo se lleva eso de tener que ir un paso por delante para nutrir a vuestros clientes (los medios)?

Agencia EFE tiene un mercado central en España y su segundo mercado está en Latinoamérica. Hay delegaciones en todos los países latinoamericanos y, además, otra en Washington. Esta delegación cubre EEUU para el mercado internacional pero también para el mercado latinoamericano. Aquí hay casi 70 millones de hispano hablantes, eso marca mucho la labor. Por eso nuestra tarea es ser los primeros en contarlo todo, como es lógico, pero ponemos el foco en temas latinos para llegar a todos.

Has entrevistado a Pedro Almodóvar, Laura Pausini, Antonio Banderas, Kristen Stewart…¿Cuál ha sido tu entrevista más difícil y/o más apasionante?

Pues suele ir unido, porque cuando te motiva el entrevistado se te hace difícil porque quieres rascar y quieres hacerlo bien. Me pasó con Pedro Almodóvar; la primera vez que le entrevisté fue cuando vino a los Oscar por su nominación por Dolor y Gloria a mejor película internacional. Me senté con él en un hotel en el que me estaba contando sus recuerdos de la primera vez que vino a la gala, en los años noventa, con Mujeres al borde de un ataque de nervios. Claro, a mí esa situación me impactó porque me estaba hablando de algo que vivió cuando yo ni siquiera había nacido… A mí, que le estoy entrevistando… (no la líes, me decía a mí mismo). Pero fue increíble, y eso me encanta.

Tengo la oportunidad de hablar con gente en otro contexto, les veo de una manera que en la lejanía no se les ve.

Son gente con una cultura y una disciplina de trabajo increíble, y a lo mejor son capaces de dar diez entrevistas seguidas en una mañana y estar igual de implicados en las diez, porque saben que es su marca. Eso es algo que he aprendido aquí y que no se ve en otros personajes, como los políticos. Ellos, al final, no tratan de esa forma a los medios y tienen menos interés en ellos.

Por otro lado, en Hollywood, se normaliza todo tanto que a veces, siguiendo el ritmo, no paramos a reparar en la importancia de la persona a la que estamos entrevistando.Tienen un sistema de comunicación muy agresivo donde cada vez que se saca una película, los actores se pasan do semanas dando entrevistas y, a lo mejor, las dan a 300 medios de comunicación. Puedes llegar a entrevistar a Tom Holland y, a lo mejor, lleva ya 100 entrevistas; esto hace que llegue un punto en el que todo se hace un poco impersonal.

Si tuvieras que elegir una entrevista entonces…

Me quedaría con dos. Por una lado con la de Pedro Almodóvar, porque soy muy fan y le sigo mucho y, por otro, con Laura Pausini. En este caso no era fan de ella, pero es una entrevistada que despierta una humanidad y es tan genuina… Cuando estaba nominada a los Oscar, hasta me enseñó las notas que tenía apuntadas, las letras de las canciones y las fotos de su familia… Me impresionó, tan curtida en los medios durante tantos años y que te hable como una persona normal más, que acabas de conocer.

¿Y qué entrevista te encantaría hacer que aún no ha llegado?

Penélope Cruz, sin duda. He hablado con ella varias veces en alfombras rojas y eventos pero nunca he tenido la oportunidad de sentarme con ella y hacerle una entrevista en profundidad. Me parece una persona fascinante, que preserva su vida privada y mantiene la distancia con los medios para que siga siendo vista como una actriz. Creo que se puede arañar mucho de ella, de su experiencia, de su vida en Los Ángeles, de cómo ve su profesión. Sería para mí algo fantástico.

Javier Romualdo junto a Penélope Cruz y Javier Bardem
Hablemos de los Oscar (y de Will Smith, tú que estuviste allí…)

La experiencia en los Oscar es maravillosa, increíble. Son unos premios con el foco de todo el mundo y, además, es un evento donde se rebosa talento. Estas rodeado de personas famosas, talentosas que están, sino en el mejor, en uno de los mejores momentos de su carrera. Hay un ambiente de disfrute y de celebración enorme pero, al mismo tiempo, los Oscar son un evento con muchísima presión. Hasta que llega el momento de ponerte traje y pajarita e ir allí hay semanas y semanas de trabajo, de producción, de contratar a un cámara u otro, de concertar entrevistas. Los Oscar son un peso importante, por eso es necesario equilibrar todo lo bonito que se ve, por ejemplo, en redes sociales y todo el trabajo que hay detrás.

Sobre lo que ocurrió entorno a Will Smith fue como cuando estás de fiesta pasándolo genial y, de repente, en el bar en el que estás hay una pelea ajena a ti. Te corta todo el rollo. Lo mismo ocurrió este año en los Oscar. Todos estábamos felices de poder estar allí tras dos años de pandemia y, de repente, sucede eso. Al principio pensamos que estaba todo guionizado pero al ver cómo seguía Will Smith, se hizo un silencio sepulcral en la sala. Como se fueron a publicidad enseguida, se comenzaron a formar muchísimos corrillos debatiendo sobre si lo que había pasado estaba o no preparado.

Después de escuchar el discurso de Will Smith, nuestras caras eran un poema. Se armó un revuelo enorme; todos los periodistas tuvimos que cambiar el sentido de las crónicas, los titulares… Incluso en la fiesta de después, todo el mundo hablando de lo mismo.

Javier Romualdo en la Gala de los Oscar 2022
Además de la cultura, te ha tocado cubrir las elecciones en EEUU. ¿Cómo viviste toda la vorágine entorno a Trump?

Pues imagínate, llegar de cubrir información de las Cortes en Castilla y León a la Casa Blanca a nivel comunicativo el cambio fue brutal. Aquí, de repente, cuando piensas en irte a tomar una cerveza, el presidente escribe un tuit en mayúsculas amenazando con una guerra nuclear… eso ya es un urgente, y más en periodismo de agencia. Hubo un momento que no sabía cómo era posible, cómo trabajar el periodismo así. Esto te obliga, como periodista, a adaptarte a un entorno donde lo que has escrito hace media hora no tiene nada que ver con lo que haces en el momento, y donde hay más preguntas que respuestas. Es un cambio radical, una velocidad increíble.

¿Qué echa de menos Javier Romualdo?

Todo. Soy muy español, muy europeo. Esto es una experiencia maravillosa, estar aquí de corresponsal; también echo mucho de menos a mi familia, amigos, etc y la cultura de vida española. Tenemos nuestras cosillas pero sabemos disfrutar de la gente, de la comida… Aquí la gente trabaja muchísimo, vive por y para el dinero. Hay una filosofía en este país que no termina de cuadrar conmigo.

Entra en tus planes volver, entonces…

¡Por supuesto! Más allá del argumento laboral (salario, y valoración del trabajo), no hay más que te retenga aquí. De momento quiero quedarme aquí un tiempo prudencial, quiero más experiencia… Una experiencia que la pandemia me quitó por no poder viajar y cubrir otras cosas… A nivel laboral he vivido cosas increíbles y quiero seguir viviendo algo más. Aún así, pensando en volver, tengo claro que por más experiencia que tengas fuera esta es una profesión de contactos, de meter la cabeza. Si te alargas mucho fuera, corres el riesgo de desconectarte.

Y cuando vuelvas…

Además de disfrutar de los míos, y de la comida, quiero llamar puertas y formarme. Creo que nuestra profesión va a cambiar mucho en los próximos años, y eso implica tener un respaldo académico. Una vez leí que el periodismo consistía en tener los medios y la narrativa para llevar la información a las personas; sin embargo, ahora que esos medios se han extendido a todo el mundo, y cualquiera puede crear contenido y obtener repercusión, ¿en qué punto quedan los medios y los periodistas? Es un poco lo que me planteo de la profesión.

Es muy difícil pensar en un escenario laboral incluso a corto-medio plazo con lo que estamos viendo y viviendo. Sin embargo, hay que hablar de formación con mayúsculas.

Creo que es importante porque cuando tienes un respaldo académico que te enseña principios básicos de la verdad y la veracidad, cuando entiendes cómo tratar una fuente, cuando sabes de la importancia de usar cada palabra… Hay unos elementos académicos dentro del periodismo que son muy concretos y muy necesarios que, si los tienes, vas a hacer un buen trabajo. De hecho, parte de la crisis que estamos viendo y viviendo ahora es porque muchas personas han alcanzado una influencia gracias a las redes sociales pero que tienen un desconocimiento absoluto de principios básicos del oficio que se han ido forjando durante muchas décadas. Por eso se dan titulares torticeros, confunden opinión con información, verdad con veracidad o con apariencia. Nosotros hemos adquirido esas competencias pero la gente de a pie se enfrenta a retos de desinformación a través de su móvil.

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