Joaquín Rodriguez es doctor en Sociología, profesor, editor y escritor. Entre sus trabajos está Los futuros del libro (2007). Estos días ha participado en Málaga en el 24º Congreso de Librerías 2020 organizado por la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL). Desde hace años viene poniendo el foco en el modo en que grandes empresas como Amazon o Google están cambiando las reglas del juego en el sector del libro. Su apuesta es que es necesario dejar de lamentarse y hacer algo, algo útil para que los libreros puedan sobrevivir. “Es eso, o la desaparición”, asegura.
No es Amazon, somos nosotros se titula un artículo suyo sobre el sector del libro. ¿Qué quieres transmitir?
Normalmente los discursos consoladores y anestésicos son los que más se divulgan entre sectores profesionales que se han visto en situación en la que está el libro. Hay empresas extraordinariamente disruptoras en lo digital que han entrado en entornos profesionales distintos y han roto por completo las reglas del juego. La reacción normal de la mayoría de los sectores profesionales es lanzar discursos más o menos consoladores que todo el mundo compra de una manera muy sencilla. Pero eso no sirve para nada, no es una base para propiciar la reflexión.
Su libro es todo lo contrario a otro que se llama Contra Amazon.
Ha sido un éxito de ventas. No es una crítica a su autor o al libro en particular. Yo sostengo que no sirve para nada, excepto para anestesiarse aún más. No es que Amazon, Google o cualquier otro no sea un gran agente disruptor. Lo son y eso nos obliga a repensarnos. Pero la fortaleza proviene de la capacidad que tengamos de trabajar de forma colaborativa y de generar una economía del libro distinto. Dejemos de pensar que tenemos un enemigo común identificado y pensemos cómo podemos redefinir nuestro papel con unas nuevas reglas del juego.
Algo se intentó en el Congreso Intersectorial del Libro…
Sí, se celebraron dos. Tratamos de convocar a todos los agentes del sector para intentar repensar su relación. Porque este sector, el ecosistema del libro, sigue viviendo en la ficción de que su relación sigue siendo como los gremios medievales, encerrados en sí mismos que se relacionan esporádicamente con el resto, que comparte sólo esporádicamente sus problemas y defienden sus intereses a capa y espada, como si hacerlo de esa manera le pudiera facilitar la supervivencia.
¿De qué se trata entonces?
Es todo lo contrario, es necesario redefinir las relaciones entre los agentes de lo que se llamaba cadena de valor para transformarlo en una cosa muy distinta. Es parte de la propuesta que llevo haciendo muchos años. Con esos congresos se trataba de propiciar una reflexión colaborativa en torno a esa realidad. Sobre cómo deberíamos redefinir nuestras relaciones de manera que trabajásemos conjuntamente generando sinergias entre nosotros. Llegamos hasta donde llegamos, no parece que vaya a haber un tercero y parece que ese esfuerzo no tuvo mucho éxito.
¿Qué conclusiones se alcanzaron en aquellos Congresos Intersectoriales del Libro?
Fue un formato de trabajo colaborativo por equipos en torno a retos y problemas. Y luego charlas inspiradoras de 15 o 20 minutos que arrojaban algo de luz sobre los temas que debatíamos. El primero que intervino fue Jürgen Boos, el director de la Feria del Libro de Fráncfort, el gran gurú de los libros en el mundo. Terminó su intervención diciendo exactamente que el reto al que nos enfrentábamos era colaborar o perecer. Qué es Amazon sin una extraordinaria cadena de servicios integrada, por qué no intentamos los libreros construir algo así cuando tenemos más acervo y más capacidad. Por qué no rompemos la mentalidad de nichos cerrados individuales y propiciamos una forma de colaboración distinta. El usuario lo que percibe es que le prestes el servicio que él demanda, el contenido que él quiere y de la manera que lo demanda. Si no lo hacemos de este modo, perderemos porque Amazon lo hace, y lo hace muy bien. No solo tenemos que lamentarnos y anestesiarnos, sino que tendremos que hacer algo.

¿Es usted optimista?
No se trata de optimismo. Es: o hacer esto o la pura insignificancia y la desaparición. Es así. Cada dos por tres aparece en los periódicos una noticia de desaparición de librerías. El tejido del libro en España está desapareciendo a pasos forzados. En los barrios de Madrid han desaparecido el 75-80% de las librerías. No es optimismo, es supervivencia.
En este congreso se presenta todostuslibros.com, ¿Es la solución?
Tiene un buen principio filosófico y muy mal desarrollo. Necesitamos una plataforma que aúne y reúna todo el catálogo de recursos y servicios que las librerías pueden proporcionar en España, pero tal y como está diseñado no funciona.
¿Por qué?
A día de hoy sólo puedo entrar, consultar un libro y aparece en un mapa en qué librerías de las que se han unido a eso -que no son todas- tienen disponibilidad de un título. Y se acabó. No puedo comprarlo, no puedo descargarlo, no puedo visualizar títulos complementarios, no puedo comentarlo… no puedo hacer nada. No podemos pensar que eso sea una alternativa a las grandes plataformas.
¿Cómo habría que mejorarla?
En este congreso voy a exponer once principios de rediseño de todostuslibros.com. La principal es que no se puede pretender que un usuario busca una referencia; la encuentra; y alguna permite ir a la web de la librería en la que podría adquirirla… Todo ello supone que desde la búsqueda de la referencia hasta llegar a comprar el libro tengo que hacer hasta siete clics y registrarme en varias webs. Eso es insostenible, eso no es una alternativa al one clic, que es lo que demandan los usuarios.
¿Se puede hacer mucho de forma colectiva cuando muchas de las librerías venden en Amazon?
Claro, aunque no lo confiesen. Y muchas de las pequeñas y medianas editoriales, la gran parte de su facturación la hacen en Amazon. Por qué, porque no tienen alternativas, entonces al final se entregan. Si yo tuviese que sostener una pequeña o mediana editorial y tuviese un canal a través del cual genero el 35 o 40% de mi facturación anual, qué hago. No tengo una alternativa porque todostuslibros.com no funciona. Hay editoriales que me confiesan que el único punto de venta del mundo que tiene todo su catalogo es Amazon.
¿Tal y como está ya configurado el sector cabe una alternativa?
Yo me considero lector avanzado. Leo y compro libros en cuatro idiomas. Y busco cosas extrañas, de segunda mano… Busco quien me da todo eso de manera sencilla e integrada, a un precio razonable y con una distribución en tiempos asumible. Una alternativa así podría estar en nuestras manos. iberlibro.com se inventó aquí en España. Luego la compró Abbooks, que luego fue comprada por Amazon. La red mundial de libros de segunda mano la inventó un ingeniero asturiano. Hacer se puede hacer. Otra cosa es que sigamos en las sospechas tradicionales de la relación entre los gremios y las empresas, en que todo el mundo percibe que esto es una batalla de unos contra otros y por mucho que se apele a la colaboración, a la hora de la verdad…
También habría que repensar las librerías como espacios, ¿Qué ejemplos, qué iniciativas hay en este sentido?
Hay medidas en muchos órdenes. El Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe de la UNESCO me encargó un documento ‘En defensa de las librerías’ para el fomento de políticas públicas y privadas para el sostenimiento de las librerías en América Latina. Hay medidas gremiales y medidas de las administraciones públicas. Lo primero es asumir que no es una batalla individual, sino que tiene que formar parte de una red. El librero tiene que insertarse en su comunidad, no puede ser un espacio comercial aislado sin relación con los colegios e institutos cercanos, las bibliotecas públicas, los centros vecinales y asociaciones de vecinos, los centros culturales, las universidades, todo aquello que pueda demandar una oferta cultural de esa naturaleza. Tiene que insertarse ahí, es un trabajo muy activo y muy regular, pero tiene que hacerlo. En segundo lugar, tiene que crear una comunidad de afinidad, y eso se hace con la selección del contenido que ofrece. Y hay que rediseñar los espacios en la medida que pueda para acoger una oferta cultural diferenciada, no solamente libros. Esto es para generar espacios de encuentro, precisamente para introducir una oferta cultural determinada. Por último, los libreros tienen que lanzar una oferta cultural conjunta, a través de un boletín o por un medio determinado para que la gente sepa lo que hacen.