Juan Carlos Blanco (Ginebra, Suiza, 1967) ha ocupado diversas responsabilidades en medios de comunicación, consultoras y también ha sido la voz oficial del gobierno andaluz en la última legislatura. Conferenciante, profesor universitario, redactor jefe en Radio Sevilla, director en Diario de Sevilla y Correo de Andalucía … pero sobretodo un periodista convencido y un gran conversador. Es un entusiasta del periodismo de calidad e investigador incansable de nuevas tendencias sobre cualquier faceta de la comunicación como estáis a punto de leer a continuación …
Periodista todoterreno que ha hecho radio, prensa, television, tertulias, consultor … y Portavoz de un Gobierno. ¿Qué balance hace de esta última etapa?
Han sido dieciocho meses de una experiencia apasionante, de un reto que recibí con muchísima ilusión y del que me llevo un excelente recuerdo. El cargo de portavoz del Gobierno en Andalucía no es fácil, pero sólo puedo decir cosas positivas: me ha permitido vivir momentos que jamás hubiera vivido si no hubiera aceptado desempeñar esta tarea y me ha hecho enfrentarme a desafíos que ni me imaginaba. Y eso no se paga con dinero. En cuanto a hacer balance, pues la verdad es que no soy quién para hacer balance de lo que he hecho en esta etapa, pero sí para agradecer todo el empeño y el esfuerzo a quienes me han acompañado en esta aventura.
Una de sus obsesiones fue introducir una nueva cultura corporativa de comunicación enfocada a ponerse al día en la transformación digital. ¿Se adapta las instituciones a esta nueva ola de diálogo permanente y responsable?
En realidad se trataba de seguir trabajando en un proceso de transformación digital que ya estaba en marcha antes de mi llegada y, en la medida de lo posible, de darle una vuelta de tuerca a los procesos operativos de trabajo dentro de la Oficina del Portavoz que permitiera trasladar los mensajes del Gobierno autonómico a los nuevos canales donde los andaluces consumen información (en especial, a las redes sociales) y con lenguajes y herramientas audiovisuales que aportarán mayor frescura y agilidad a los productos informativos que elaborábamos desde los servicios de información de la Junta de Andalucía.
La tarea era compleja porque se trataba, y se trata, de una Administración muy amplia que sirve a un territorio enorme, pero contábamos con lo más importante: la implicación de gran parte de los compañeros, quienes asumían la necesidad de adaptar la cultura comunicativa de la Junta a las nuevas reglas de la industria de la comunicación.
¿Y las empresas en general? ¿Hay resistencia al cambio? ¿Hay miedo al cambio, a que el emisor ceda control de la información para adaptarse a las experiencias y necesidades de ciudadano o consumidor?
Si me hubieran hecho esta pregunta hace dos o tres años, hubiera respondido que sí, que se notaba una fuerte resistencia al cambio en el mundo de las empresas. Pero, en los últimos tiempos, muchas de las barreras mentales que impedían el cambio se han caído de forma casi estrepitosa. Ahora mismo es difícil encontrar empresas que vivan de espaldas a esta realidad o que se asomen a ella desde el escepticismo o la indiferencia. Como mínimo, la mayoría de las empresas se preguntan qué hay que hacer para abordar la transformación digital…aunque sólo sea para que esa ola digital no los arrase y les haga desaparecer. Y en este cambio, me parece que ha jugado con fuerza un elemento que es clave: casi todos nosotros, hasta los más reacios a las nuevas tecnologías, nos hemos convertido en ciudadanos digitales y, lo que es más importante en este apartado, nos hemos convertido en consumidores digitales.
Y lo hemos hecho casi sin darnos cuenta. Ahora, hasta los más alérgicos a este mundo son capaces de comprarse una chaqueta a través de una web, se informan a través de lo que picotean en sus teléfonos móviles o activan entradas para ir al fútbol desde las cuentas de sus correos electrónicos. Nos hemos acostumbrado a comprar por Internet, a hacer gestiones administrativas por la red y a consumir noticias que nos llegan al IPad o al teléfono. Y cuando nos pasa esto, lo que terminamos preguntándonos es cómo adaptarnos también laboralmente a este mundo que está también transformando nuestra manera de ver la realidad.
Para ello también es importante la adaptación del profesional de la comunicación. ¿Hacía donde debe encaminarse el profesional de la información? ¿Especialización u hombres/mujeres orquesta?
Yo no creo mucho en el concepto de hombres y mujeres orquesta porque me parece que detrás de ese concepto se esconde la idea de tener a alguien explotado haciendo mil y una tareas aunque luego les paguen como si solo desarrollara una, pero sí que es evidente que un periodista o un comunicador tiene que conocer determinadas herramientas y que, cuanto más sepa, más capacidad tendrá para competir en el mercado laboral. En cuanto a la especialización, prefiero decir lo siguiente: busca aquello donde de verdad tengas valor añadido y especialízate ahí porque será ahí donde podrás competir y desarrollarte profesionalmente. Es de puro sentido común.
Luego deberá competir con el sambenito de trabajar en el “lado oscuro” … ¿es incompatible hacer periodismo y ejercer en la comunicación pública o empresarial?
El periodismo es una tarea y la comunicación pública o empresarial es otra bien distinta. Cada una tiene sus reglas del juego, pero ambas convergen en una idea: tanto el periodismo como la comunicación en empresas públicas o privada hay que ejercerlas con la máxima honestidad y la máxima rigurosidad posible. Lo del lado oscuro es un tópico. Y, francamente, a los tópicos no les dedico ni un minuto de mi tiempo.
Es hora de reivindicar el Periodismo en todas las facetas y especialidades. Sin duda, es un salvoconducto para una sociedad libre y democrática. ¿Somos los periodistas hoy día unos Quijotes que luchan contra los molinos de intereses corporativos y Fake News?
Eso más que una respuesta en una entrevista da para un artículo largo y hasta para un libro. El periodismo riguroso y de calidad es esencial en la arquitectura de las sociedades democráticas. Ejerce de contrapeso y aporta calidad al debate público. Pero la responsabilidad de que se ejerza un buen periodismo no es de los periodistas. O, al menos, no es sólo de los periodistas sino de la sociedad en su conjunto.
Cuando escucho hablar de que la gente no confía ya en el periodismo o leo las quejas amargas por los despidos y los cierres de medios, siempre pienso que no se trata de una cuestión que nos afecte solo a los periodistas sino a toda la comunidad. Y lo que me gustaría es que nos diéramos cuenta de que la única manera de tener unos medios rigurosos y serios, capaces de aportar valor entre tanto ruido y tantas noticias falsas, es comprometiéndonos con ellos. ¿Cómo? De momento, aceptando que el periodismo es caro y que necesitamos que la gente vuelva a pagar por consumir noticias. Estoy un poco cansado de escuchar críticas tremendas sobre el estado del periodismo a gente que es incapaz de soltar un solo euro por un producto periodístico. Oiga, comprométanse un poco y a lo mejor estamos mejor.
¿Pueden hoy día los medios competir contra las redes sociales y GOOGLE?
La pregunta que deberíamos hacernos es si tienen que competir contra ellos. Google y Facebook, por ejemplo, se están quedando con la parte más sustancial del negocio tradicional de la publicidad. ¿Significa eso que hay que luchar contra ellos en este terreno? Pues tal vez, pero me parece que puede ser un esfuerzo estéril. Es mejor concentrarse en buscar nuevas vías de ingresos y en lograr que esas vías no dependan de plataformas de terceros sino de ti mismo. Y en eso están grandes cabeceras como The New York Times, The Washington Post o muchísimas otras que están centrando sus esfuerzos en lograr suscriptores o en buscar líneas de negocio que tienen muy poco que ver con los banners de las portadas de los medios digitales o con las inserciones de los periódicos.
Y la sociedad, ¿Está dispuesta a asumir el compromiso de superar el “todo gratis” y contribuir al mantenimiento de los medios y la labor periodística? Lo que ha hecho Bezos por ejemplo …
Pues no lo sé, pero hay que pensar en un par de cosas. La primera es que no podemos creer que todo el mundo va a empezar a pagar por las noticias, pero sí que un pequeñísimo porcentaje sí lo puede hacer. Y eso ya es un avance. Y lo segundo es que sí que hay que desterrar la idea de la gratuidad como criterio general. Eso podía valer cuando la publicidad pagaba los medios, pero ahora empieza a ser imposible. Pero ojo, que cuando hablamos de buscar nuevos ingresos no hablamos únicamente de que la gente pague por los productos de noticias. También hay otras vías.
En cuanto a Jeff Bezos y su apuesta por The Washington Post, pues no puedo más que alegrarme porque haya empresarios exitosos de la nueva cultura de Internet que se hagan mecenas del periodismo, pero básicamente el periodismo lo que necesita no son mecenas, sino el compromiso de los ciudadanos con quienes les proporcionan las noticias. Hace falta restablecer el cordón umbilical entre los medios y sus lectores. Para mí esta es la gran clave de lo que tiene que pasar.
Todavía no se ha dado con la tecla del modelo de negocio, de hacer sostenible un medio de comunicación sin la inversión publicitaria viene de las instituciones y grandes corporaciones. Usted sostiene volver al origen: el contenido de calidad, genera credibilidad, atrae “tráfico” hacia tu producto y eso capta la atención de los inversores y la ciudadanía.
Es que no conozco otro modelo. Yo no hablo de hacer un medio viral que se aproveche del tráfico que le llegue de Facebook o del SEO, sino de establecer una relación de confianza de los lectores, oyente o espectadores con sus medios de referencia, que los sientan como propios y que entiendan que esos medios les sirven para vivir mejor y para que sus comunidades prosperen. ¿Y cómo se logra eso? Pues haciendo un buen periodismo que dé servicio a la comunidad a la que se dirige. Yo no conozco mejor manera de ganarse la confianza de la gente que haciendo buenos productos informativos…de los que te puedas fiar. Es un círculo virtuoso. Y no es nuevo. Es el de siempre. Gente que quiere estar informada y que busca sitios de los que puedan fiarse.
¿Qué medio se ha adaptado mejor y peor a este nuevo modelo?
Hay muchísimos ejemplos de medios que se están adaptando bien o que están encontrando fórmulas muy interesantes para ganar dinero en este negocio, pero, por ser concretos, pongo algunos ejemplos: The New York Times, The Washington Post, Vox Media, Axios o el francés Mediapart. Y en España, me quedó claramente con tres: El Confidencial, Eldiario.es y El Desmarque.
Todo parte de reinventarse continuamente, y Juan Carlos Blanco ¿Hacía donde se reorienta? ¿Hacía donde “gira el sol” de las nuevas oportunidades en comunicacion? ¿Donde nos sitúan las nuevas tendencias en un plazo medio?
Ya veremos qué nos depara el futuro. Personalmente, me gustaría trabajar en consultoría de comunicación y seguir dando clases de periodismo y colaborando con medios. En cuando a esas nuevas oportunidades en comunicación, no podría precisar alguna en concreto, sino seguir haciendo hincapié en la necesidad de estar al día de lo que se mueve en nuestra industria y, lo más importante, de centrarse en detectar, ya sea en el periodismo o en la comunicación, qué necesidades tienen los ciudadanos y cómo satisfacerlas. En realidad, todo se resume en esto último: detectar una necesidad y prestar un servicio que la resuelva. Y eso vale pa el periodismo…y en general para la vida.
Muchas gracias y mucha suerte.