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- La falta de empatía con millones de aficionados del planeta fútbol puede jugar muy en contra de un proyecto que, desde la perspectiva del modelo de negocio, puede defenderse
El anuncio oficial de la creación de la Superliga europea de fútbol ha originado uno de los mayores seísmos mediáticos de los últimos años, un temblor tan global como el propio deporte del fútbol. El fútbol es uno de los principales espectáculos de la sociedad global del entretenimiento, pero atraviesa una crisis muy profunda que quizás anticipa una decadencia o al menos un posicionamiento a la baja a la hora de competir con otros productos como el cine y las series de las plataformas, los videojuegos, las redes sociales o las retransmisiones en streaming de youtubers y de otros influencers. Un ejemplo ilustrativo: la audiencia de los partidos de fútbol en el segmento de población juvenil, entre los 16 y los 24 años, ha bajado. Los chicos y chicas prefieren otras maneras de entretenerse.
Si a esta tendencia le sumamos una pandemia que ha esquilmado los ingresos de los clubes y una negociación a la baja de las siguientes pujas de derechos televisivos, se comprende que las principales entidades de Europa quieran romper esta caída y apuesten fuerte por una nueva competición que sea capaz de congregar grandes audiencias globales que traigan nuevos ingresos (¿Cuánto queda para que plataformas como Amazon o redes como Facebook emitan partidos de ligas europeas? No parece que mucho, ¿no?).
La comunicación de este anuncio ha estado, sin embargo, plagada de errores, defectos y olvidos que se entienden muy mal y que han puesto a casi todo el mundo del fútbol en contra de esta decisión de los grandes equipos continentales. Os paso por aquí algunos de ellos.
- Si tienes una noticia que va a cambiar el curso de la historia del fútbol, no la puedes publicar al filo de la medianoche de un domingo con un comunicado firmado por los doce clubes fundadores de esta nueva competición. Además, se trata de un comunicado frío, huérfano de empatía y hasta con un tono condescendiente que es inexplicable. Uno no puede decirle adiós a toda una manera de entender el fútbol desde hace generaciones con la misma frialdad que si te estuvieras comprando una nevera. Y menos aún, que 24 horas después sólo salga a defenderlo el presidente de un club, Florentino Pérez, del Real Madrid, que bastante hizo con comparecer, y en un programa de la TDT española: El Chiringuito. ¿No hay una manera un poco menos alicorta de anunciar algo que se presupone que es tan grandioso?
- Creo que los valedores internacionales de esta propuesta (que, insisto, me parece que debe valorarse) no han entendido que no se desconectan de la UEFA, sino que se desconectan emocionalmente de millones de aficionados de este deporte que se sienten traicionados. La animadversión al proyecto nace, entre otras cuestiones, del desaire colectivo. No ha habido realmente un solo mensaje para los aficionados de los otros clubes, que son la inmensa mayoría.
- Los gestores de la Superliga se han adelantado a la UEFA con el anuncio, pero su gestión no es proactiva, sino reactiva. Desde el primer minuto han tenido una actitud defensiva y han dedicado su tiempo a justificarse. Mal asunto. Así no se engancha a nadie.
- Ya tiene que estar mal gestionada la comunicación estratégica para que hasta la UEFA, con su tono chulesco y amenazante, parezca el bueno de la película. Si esto fuera un ejercicio de comunicación política, ya os diría que la Superliga ha suspendido la asignatura del relato.
- Por cierto, no puede uno dar la espantada y afirmar que se hace para “salvar el fútbol” de la ruina. El fútbol no son sólo razones, sino sobre todo emociones. Y aquí ni se han cuidado los sentimientos ni se han explicado bien las razones. Si se decide ir a por todas, hay que convencer a la opinión pública con datos y cifras…y apelando luego a los sentimientos de los aficionados. Pero esta táctica de “esto es lo que hay y yo me voy” son ganas de enfadar a quienes quieres seducir.
- El fútbol es también una vinculación a una comunidad y a unos valores, una memoria heredada de padres a hijos. Tienes que proyectarte al futuro, pero sin pegarle una patada a un pasado que es común, que es de todos los que aman este deporte.
- La defensa de una liga cerrada como la NBA choca con la esencia de un deporte en el que muchas de las grandes historias son las que protagonizan los equipos más débiles frente a los equipos más poderosos. El fútbol no es el baloncesto. En el fútbol son más probables las sorpresas y los accidentes de los más grandes. Es parte de su grandeza.
- No es justificable decir que la gente sólo quiere ver un Manchester United-Barcelona o un Milan-Real Madrid. Pues claro, pero como tengas una inflación de estos partidos igual ya no interesan tanto. ¿No sería interesante explorar otros formatos o, incluso, cambios en las reglas?