La agencia Bademedios, especializada en la planificación estratégica, negociación y compra de espacios publicitarios, ha comenzado el año consolidando su área de comunicación, dirigida por el periodista Carlos Crivell, con la incorporación de una nueva asistente en comunicación, Luisa Rodríguez, que se unirá al diseñador gráfico y comunicador audiovisual José Ángel Gijón para dar un salto cualitativo en los servicios del área, denominada “Diffusion Zone”.
Tras su larga trayectoria en el mundo de la compra de medios para anunciantes, Bademedios dio el salto al mundo de la comunicación y amplió su catálogo de servicios para ofrecer a las empresas y administraciones una gestión de la comunicación integral, como servicios de comunicación y prensa, comunicación interna, gestión y estrategia de redes sociales, marketing online, organización de eventos y relaciones públicas. Todo ello gracias a su equipo de creativos publicitarios, fotógrafos, videocreadores y community managers.
Además, Bademedios está especializado en comunicación política desde la incorporación de Carlos Crivell. Este fue Coordinador de Comunicación del Ayuntamiento de Sevilla de 2011 a 2015 y Jefe de Prensa del Grupo Popular en la oposición. Fue responsable de comunicación en los equipos de campaña que alcanzaron la victoria electoral en las elecciones municipales de 2007, 2011 y 2015. Como Social Media Manager, Crivell creó y gestionó los perfiles del alcalde de Sevilla Juan Ignacio Zoido y del Ayuntamiento de Sevilla. Además ha gestionado los perfiles del alcalde de Tomares, José Luis Sanz, del Ayuntamiento de Tomares y de distintos candidatos a la alcaldía de toda Andalucía, como Mairena del Aljarafe, Torremolinos o Valencina.
Case Study: Campaña Elecciones Municipales Valencina. Por Carlos Crivell.
Si tengo que elegir un estudio de caso fetiche de las potencialidades que ofrecemos a nuestros clientes me dirigiría a la campaña en la elecciones municipales de Valencina, Allí Bademedios elaboró una novedosa e innovadora campaña para el candidato del Partido Popular, que a la postre consiguió ganar las elecciones municipales por primera vez en el pueblo aljarafeño. La historia audiovisual producida por Bademedios ayudó a dar el vuelco electoral.
El vídeo de Ramón Peña, que así se llama el portavoz del PP, apuesta por el riesgo para ser fiel a la premisa de que es más efectivo que alguien hable bien de ti que hacerlo uno mismo. Y si además el que lo hace es una persona de ideología contraria e incluso exconcejal del partido adversario, la declaración se convierte en un tesoro de incalculable valor.
Y hablamos de riesgo porque pocos son los que ‘desaprovechan’ el vídeo electoral para ni siquiera salir en él. Ningún plano de Ramón, ningún logo del PP y, para más inri, el único protagonista es el expresidente Felipe González, todo un mensaje que enlaza plenamente con los objetivos marcados en la campaña del joven político sevillano.
Esta declaración de intenciones, que a priori puede parecer contraproducente, no es más que el fruto de un estudio exhaustivo de la realidad política y social de Valencina y de las perspectivas electorales que las encuestas y análisis daban a Ramón Peña.
Se daba la circunstancia que en este municipio, el Partido Popular no ha ganado nunca unas elecciones municipales y la mayoría de sus vecinos se declaran de izquierdas (principalmente del PSOE y de IU), lo que hizo que el pueblo fuera conocido como la Rusia del Aljarafe.
Nadie contaba con dos elementos que han acabado dando a Peña un aumento espectacular de votos hasta ‘cazar’ al PSOE. El primero es el enorme tirón popular de “un chico criado en La Perrera”, un barrio de Valencina, que participa de todas las actividades del pueblo y que siempre tiende su mano para ayudar desinteresadamente a sus vecinos, y todo esto lo hacía antes de meterse en política. «Es lo que se conoce como buena persona», prosigue el profesional de comunicación política. .
En su caso, la marca Ramón Peña está muy por encima de cualquier sigla política y es la que finalmente ha sumado más adeptos a su causa. “Yo voy a votar a Ramón”, fue una de las frases más escuchadas, independientemente de que se presentara por un partido u otro. Conocedor de esta circunstancia el candidato del PP optó por eliminar de su campaña cualquier referencia al partido de Pablo Casado, porque sabía de la existencia de una bolsa de votos que estaba dispuesta a apoyar a su partido, al de Ramón Peña, al del corazón y la mochila con el que se han sentido identificados muchos votantes.
El segundo elemento es la incursión que ha realizado en territorio socialista, el verdadero poder fáctico del municipio, para pedir prestado un voto que necesitaba para alcanzar su “sueño”. A las cientos de visitas personales a asociaciones y hogares ligados al puño y la rosa para convencerlos de que él abanderaba un proyecto global y transversal en el que todos tenían cabida, hay que unir este vídeo que ha supuesto un revulsivo y todo un misil en la línea de flotación del PSOE: “Uno de los nuestros, concejal socialista en los primeros años de la democracia, apoyando a Ramón sin renunciar a sus siglas”.
El efecto sorpresa de este corto fue demoledor. Una exposición tan sensata y sentimental como real, porque es ahí donde radica la fuerza de sus palabras. Se trata de una historia auténtica que nunca hubiera funcionado si el protagonista o el contenido hubieran sido inventados.
Jenaro Marín, que así se llama el ‘traidor’, ha llegado a recibir algunas amenazas, pero han sido más las adhesiones a una causa bendecida por González, por Guerra y por los socialistas de siempre, “porque es un chaval que tiene los mismos valores que nosotros pero se presenta por otras siglas”.
En estas últimas elecciones municipales en Valencina, el candidato del PSOE para muchos era Ramón Peña. Y los resultados han confirmado de nuevo la ley no escrita de que en las municipales importa más la persona que las siglas políticas. Peña ha conseguido sumar al tradicional electorado del PP, ajeno a los escarceos de su líder con los adversarios políticos, los votos de muchos vecinos que nunca han votado a la formación conservadora, pero que habían caído rendidos al carisma personal y a los valores “de izquierdas” de Ramón.