Recuerdo alguna pelea -en la que yo no era el protagonista- de infancia en la que más de uno, su miedo lo escondía bajo la amenaza de “agárrame que le pego”. Era entonces cuando la falsa valentía le permitía no acercarse a más de un metro de aquel al que supuestamente tantas ganas le tenía.
Lo mismo ha hecho Sánchez. La semana pasada quería atizar al medio adversario y amenazó en forma de burofax a Francisco Rosell (El Mundo), Bieito Rubido (ABC) y Eduardo Inda (OK Diario) exigiendo un a rectificación por las acusaciones de “plagio”. El burofax anunciaba su intención con emprender acciones legales en defensa de su honor y dignidad. Mientras, hemos seguido conociendo la chapuza de tesis que el doctor Sánchez había sacado a la luz.
Esa valentía al amenazar con querellarse por la vía penal se transformó en el “Agárrame que te pego” al asegurar que tenía previsto presentar una demanda para reivindicar y restituir su honor.
En definitiva, seguiremos conociendo detalles de la tesis y de la indecencia intelectual de Sánchez socavando día a día el prestigio del presidente, como aquellos que en mi adolescencia conocí -vestidos de poca valentía- y que el paso de los años me ha demostrado que la vida no les trataba como hubiesen deseado.