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Esta identidad gráfica pionera es el ‘Proyecto Cero’ del nuevo proyecto y espacio de innovación social de Zaragoza Activa, que ofrecerá una completa programación a partir de mayo
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Los usuarios pueden regar, dar luz o poner música a una remolacha de verdad, lo que transforma en tiempo real el logotipo, como resultado de una alianza entre lo analógico y lo digital
Zaragoza Activa estrenará este mes de mayo un nuevo espacio colaborativo de innovación social, que fusiona laboratorios tecnológicos y talleres manuales. Se trata de La Remolacha HackLab, una iniciativa que antes de arrancar su programación ha lanzado su Proyecto Cero: el que se puede considerar primer logotipo vivo del mundo.
Un equipo pluridisciplinar ha hecho realidad esta identidad gráfica pionera, que convierte a una remolacha de verdad, plantada en este Laboratorio Hacker, en un logotipo mutante y monitorizado en tiempo real. El tamaño, temperatura y humedad de la planta se miden digitalmente, de tal forma que el usuario puede interactuar con ella -regándola, dándole luz o incluso poniéndole música- y la acción tiene un efecto inmediato en la forma, el tamaño y el color del logo. Entran así en juego los principales ejes de este HackLab: huerta, robótica, artesanía y fabricación.
El proyecto combina de este modo la ciencia ciudadana, cuidados colaborativos, tecnologías del Internet de las Cosas y diseño gráfico líquido. Un tándem que permite comprobar cómo las acciones retroalimentan el sistema: lo que pasa en la realidad física afecta a lo digital. Esto convierte al logotipo de La Remolacha no solo en una marca representativa, sino en un indicador para conocer si se hacen bien las cosas: si la remolacha vive y crece en el buen camino, lo que depende de toda la comunidad. El proyecto sigue las últimas tendencias sobre identidades gráficas dinámicas, basadas en datos variables, que confieren una dimensión infinita al logotipo.
La Remolacha HackLab consta de una zona de talleres de 120 metros cuadrados, con cuatro estaciones de trabajo, divididas en dos áreas: Huerta-Artesanía y Maker-Robótica. Con esta fusión se busca una alianza entre lo digital y lo analógico, que posibilite una transición más accesible entre ambos mundos. Una iniciativa ideal para jóvenes que quieren dar sus primeros pasos con la electrónica o un huerto casero, o introducirse en el mundo maker (impresoras 3D, cortadora láser…), de la programación o la robótica. Es también un espacio ciudadano donde tendrán cabida actividades para adultos e incluso para los más mayores; o ciclos dirigidos a personas expertas y profesionales.