La vuelta del arte de contar historias. Por Ángela Medrano

La proliferación de canales de comunicación y la portabilidad de las nuevas tecnologías de telecomunicaciones, son el fenómeno del presente, lo que se ha venido a llamar ‘Cuarta Revolución’ (quizás, en el momento en que lees este artículo, ya estamos comenzando la Quinta). No pasa para nadie desapercibida ni su generalización en cuanto al uso ni su importancia en cuanto al mundo de posibilidades en el ámbito de la comunicación, en general, y de la publicidad, en particular.

Al tiempo que la necesidad de comunicación se extiende de ese modo inevitable, se está produciendo un interesante cambio en el contenido y la propiedad de los medios y además por si fuera poco, esta transformación se acompaña de un profundo cambio en nuestra manera de consumir medios. Debemos estar dispuestos a compartir conocimientos e información multiparticipando e interactuando. Se multiplican y suceden los productos comunicativos, los costes de producción y distribución se abaratan y el mayor protagonismo es para el consumidor y/o cliente.

En este panorama de bombardeo continuo de información y de datos, resurge el Storytelling para consagrarse, definitivamente, como una herramienta de comunicación, cuyo objetivo es, en sí mismo, la conexión con el mercado de clientes, con todos aquellos que nos pueden comprar y contratar porque, a través de nuestro relato y de la invitación que hacemos a sentir y participar en él, conseguimos afianzar la relación, creando vinculación, compromiso, fidelidad y prescripción en el mejor de los casos.

Un relato construido a base de mucho ingenio y creatividad, precisamente, para diferenciarme de la competencia. Una forma de contar los valores que nos diferencian, nos hacen los mejores o quizás los únicos. Un relato dónde no hay que olvidarse de aplicar la técnica comercial de la persuasión, en las palabras y en las formas y que, para que sea creíble, es decir, para que la seducción no sea una simple artimaña de camelo y se cargue “de un plumazo” nuestra reputación y la confianza en nuestra marca, debe de ser un ejercicio global de coherencia, de alineación del triple discurso: lo que creemos, lo que decimos y lo que hacemos debe coincidir…

El storytelling o “arte de contar historias” surge en Estados Unidos en los años 90, en el entorno de la comunicación política y, desde entonces, su uso va in crescendo en el mundo de la comunicación. Adaptado a los nuevos tiempos, este instrumento de persuasión, que no ha dejado de generar literatura, cuenta con adeptos fanáticos y con alguno que otro que abomina de uso (mejor dicho, de su abuso y mal uso).

La técnica narrativa en la que la persuasión y el convencimiento son pues el objetivo estratégico pone a prueba tanto el deleite del narrador, que la teje con mimo con ingredientes de componente emocional, como la capacidad de discriminar de todos aquellos que leen, escuchan y visionan los relatos descubriendo falacias o burdos intentos de manipulación de aquellos que buscan desesperadamente domesticar audiencias y secuestrar opiniones. ¿Intencionalidad? ¡Toda! Pero demos paso al Storydoing para que el relato final sea, en verdad, un constructo dónde las audiencias participan directamente gozando del favor de su prescripción desde el kilómetro Cero sobre la base de sentirse parte de él y no solo público.

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