No hay duda que las transformaciones en el mundo del marketing y la publicidad van sucediendo a una velocidad endiablada. Nadie parece estar preservado a esos vaivenes que hacen que todo se desmorone de hoy para mañana. Hace unos días hablábamos de la bajada de ingresos que están sufriendo las influencers que desde hace años hacen caja a diario con sus exclusivas publicaciones. Esas mismas hoy miran con envidia y temor como está siendo la irrupción en su mundo de las nuevas influencers creadas por la Inteligencia Artificial (IA).
No existen, pero están. Facturan y firman de forma virtual nuevos contratos con marcas publicitarias que apuestan por este nuevo producto. No tienen ni una sola arruga y permanentemente están refugiadas en un gimnasio donde cuidar un cuerpo fitness de diez que no se cansan de lucir.
A esto hemos llegado, de momento. Somos insaciables a la hora de crear nuevas heroínas con pies de barro que forman parte sólo del imaginario, de lo no real. Para colmo son lo que ahora llaman “influoides”, un nuevo concepto que las diferencia de las influencers de toda la vida. Entendemos por vida, quede claro, los últimos cuatro o cinco años. Antes tampoco existían.
Los influencers convencionales aprovechan principalmente las plataformas de medios sociales para llegar a su audiencia. Cada plataforma tiene su propio tipo de contenido (fotos, videos cortos, videos largos, etc.), y los influoides adaptan su enfoque según la plataforma y su audiencia. Acomodan a medida su puesta en escena. Ahora la IA conoce tanto sobre nosotros y nuestros gustos que la propuesta que surge ante mí es definitiva para una u otra plataforma. Nos dice lo que nos gusta escuchar. Es nuestro buscador total.
Está claro que es un invento diabólico. Nos separa del nicho en el que nos movíamos y vamos a lo general, al impacto global que es lo óptimo para los anunciantes. Esta nueva figura presenta un alto grado de efectividad en los impactos. Todo radica en tener más información nuestra a la hora de salir a las redes. Estamos perdidos. Tan vigilados y tan transparentes. Así de fácil.