En tiempos donde la comunicación se come al mensaje, donde es más importante una imagen que mil palabras, TikTok irrumpe con fuerza para humanizar a los candidatos. Han “saltado al ruedo” tal y como narraban las antiguas crónicas taurinas cuando había tanto riesgo, puerta grande o enfermería. Algo así ocurre cuando vemos como aterrizan en la cuarta red social los políticos.
Carecen de experiencia en el medio, eso es una obviedad que ellos mismos no ocultan en confirmar. Piden incluso perdón por lo que van a “perpetrar”. Se les pone cara de niños con zapatos nuevos al explorar esta nueva red. Quieren, pero no pueden. Se olvidan del mensaje en beneficio de una imagen que alguno, a la vista del resultado, se la podría ahorrar.
Con un escaso sentido del ridículo es necesario hablar el idioma que maneja el algoritmo tiktoker. Algunos políticos lo hacen a la perfección, con cierta soltura que les hace conectar con diferentes edades, logrando que pinchen en la red quienes hasta hace poco ni la conocían.
Queda claro que no se trata de abrumar con presencias estériles. Sigue primando la calidad y la originalidad y por ello políticos como Jose Luis Martínez Almeida, con 74 videos o Javier Ortega Smith con tan solo 34 están a la cabeza de un supuesto ranking en el que se miran otros muchos políticos. No se trata tan solo de seguir trends sino de crearlos, a veces riéndose de uno mismo y otras con mensajes recurrentes que se hacen ya clásicos y por lo tanto esperados.
@martinez_almeida
@ortega_smith
Los hay que tienen la suerte de estar en boca de todos sin tener un perfil propio, como es el caso de Isabel Díaz Ayuso. Vive en TikTok a través de “páginas fans” que hablan de ella y que le sirven de escaparate con millones de seguidores sin tener que protagonizarlos ella misma. Es decir, traducido, sin tener opción al error.
Se trata de calibrar en estas elecciones el peso de esta red, como en su día se verificaron Twitter, Facebook o Instagram, y descubrir si arrinconarán a soportes tradicionales como cartelería, buzoneo de propaganda o los cansinos mítines que siguen dando canutazos a diestro y siniestro. Tranquilos, ya queda menos para el 28M, pero aún mucho espacio para hacer el ridículo en las redes. Al tiempo.