En los despachos de RTVE están decididos a fiar su apuesta de primavera a un valor seguro. El envite es inequívoco; todo a ‘Masterchef’. Profusión de medios técnicos para la undécima edición. Dos días consecutivos de programación semanal en prime time, treinta concursantes del más variado pelaje y a confiar en la audiencia. Todo vale para volver a salir con shares favorables antes de la llegada del verano y las caídas de audiencias consabidas.
Los rostros conocidos harán lo de siempre en unos platós envidiables. Mejoras técnicas novedosas buscarán desesperadamente una audiencia que les sigue dando la espalda a pesar de los esfuerzos que se hacen en programación y en contraprogramación.
Los tres “Reyes Magos” de los fogones, Samantha, Jordi y Pepe deberían dar el vuelo a tanto dato malo. Claro que ellos tres seguirán a lo suyo. Con la plataforma de venta y la visibilidad que da la 1, y más con dos días de emisión semanal, continuarán siendo prescriptores de cazuelas, sartenes, libros, academias y todo aquello que sea monetizable en torno a unos fogones que pagamos entre todos.
Tendrán méritos a buen seguro para lucir una o varias Estrellas Michelin en su vida profesional, no cabe duda. Pero la “estrella” que les acompaña es la de estar en un lugar donde son necesarios, en el que se manejan como pez en el agua y donde cualquier sugerencia de ellos es recogida por los directivos de RTVE sin rechistar.
El menú es el de siempre después de diez ediciones de ‘Masterchef’. Más de lo mismo y más tiempo. El único riesgo que se vislumbra es el de un “empacho” de antena. Que siendo un programa gastronómico ya sería el colmo. Que les aproveche.
