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La empresa vitivinícola lidera una investigación junto a BioLaffort para establecer la relación entre las cualidades sensroiales del vino y las emociones que provoca.
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Las conclusiones apuntan a que el sabor, aroma (y también el precio) prevalecen frente a otros factores como el grado de alcohol o los galardones que reiban las bebidas.
Relacionar las emociones del consumidor con los aromas del vino. Con este objetivo nace un estudio liderado por Bodegas Familiares Matarromera junto a Laffort y su filial en biotecnología, BioLaffort. Sus conclusiones se han presentado recientemente en el Basque Culinary Center y han aportado datos curiosos. Por ejemplo, se ha descubierto que el clavo, el plátano y la frambuesa provocan emociones de alegría, satisfacción y relajación.
Además, los olores del café y la vainilla aparecen asociados a conceptos como la diversión o la fortuna. Otras de las conclusiones inciden en las claves de la población joven a la hora de valorar un vino. Este sector tiene muy en cuenta que el producto sea afrutado, fácil de beber, sedoso en boca, equilibrado, fresco y complejo en sabores. Como conclusión final, se deduce que el sabor, el aroma y el precio son factores decisivos frente al alcohol o los premios recibidos a la hora de que el consumidor adquiriera el producto.
Para realizar la investigación las empresas han seleccionado un target nacional de 90 consumidores con un rango de edad comprendido entre los 18 y los 40 años. Del total, casi el 58% eran mujeres con estudios universitarios. La mayoría de los encuestados son consumidores frecuentes de vino y cuatro de cada diez afirmaron consumir esta bebida, al menos, de dos a tres veces por semana.
En total, se presentaron hasta 20 atributos aromáticos como la violeta, el regaliz, la nuez o el chapiñón en doce vinos jóvenes (algunos provenían de las Bodegas Matarromera). Dichos vinos fueron caracterizados sensorialmente por un panel de 12 jueces entrenados en aromas, gustos y sensaciones bucales. Los integrantes de este jurado procedían de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas de la Universidad Politécnica de Madrid.
Empresa sostenible
La apuesta por la investigación es una constante en Bodegas Familiares Matarromera, un factor al que se añade la sostenibilidad. En este campo, la compañía sigue cumpliendo su plan ‘Matarromera Sostenible en Planeta Tierra: Objetivo 2030’. Este documento se estructura a través de diez principios fundamentales como diseño de instalaciones sostenibles, eficiencia energética y reducción de huella hídrica agrícola, entre otros.
Además, la empresa dispone de plantas de energía fotovoltaica en todos sus centros de producción. De este modo, en fincas como Valdecobo, de 76 hectáreas de olivos de arbequina, picual y arbosana; o Villalba de Adaja, 99 hectáreas de viñedo y olívar, se lleva a cabo un riego sostenible. Se trata de instalaciones aisladas de modo que únicamente están abastecidas por energía solar fotovoltaica. Aproximadamente, la compañía realiza un riego sostenible a más de 150 hectáreas. Esto supone un ahorro de unos 25.000 litros de gasoil para riego y, lo más importante, se evita la emisión de más de 60 toneladas de CO2.
Bodegas Matarromera consigue difundir estos valores del trabajo de su equipo de Comunicación. De hecho, la firma ha sido elegida como la Mejor Empresa en Medios Sociales en los IV Premios de Competitividad Digital organizados por la revista Castilla y León Económica en marzo de 2019.