Hoy 4 de diciembre, mañana 28 de febrero. Andalucía tiene dos onomásticas para celebrar su autonomía. Su reivindicación como pueblo de luz y buena sombra. En una murió asesinado un malagueño para la libertad, en otra votamos en masa para marcar nuestro propio camino. Dos momentos de nuestra historia, decisivos. Como también determinante fue el papel de los medios de comunicación para el sí por la vía del 151, al sí en referéndum.
Este año, y quizás los siguientes, este recuerdo viene marcado, que no borrado, por la pandemia sanitaria. En el mes de marzo el coronavirus se instaló en ‘Andalucía, España y la Humanidad’. Desde entonces, la libertad se ciñó al confinamiento; nuestra salud empezaba con la distancia respecto a los demás, y nuestra autonomía quedó limitada en pro de la salud pública.
Vidas que se fueron, secuelas que se quedarán, una vacuna como esperanza y muchas, demasiadas, historias rotas. Y en la avanzadilla de mitigar, tornar esta situación los héroes de nuestros días: sanitarios, profesorado y fuerzas/cuerpos de seguridad; el sector de la distribución y la alimentación; nuestra agricultura o la RSE de las empresas. Todos y todas a una dando lo mejor de sí para ganar la batalla en el día a día «al bicho».
Conocidos como ‘los esenciales’ han sido lo mejor de esta pandemia, los que pusieron los cimientos, sin esperar a que se derrumbara todo, del escenario postcovid. Sin embargo, hay un colectivo que hay que reinvidicar. Un colectivo igualmente esencial por su servicio: los periodistas, el sector de la comunicación en general.
Al pié el cañón han estado día a día informando para transmitir rápidamente las medidas a toda la población, para hacer más accesible y entendible los peligros y soluciones en tiempos de incertidumbre; ejerciendo una labor también de control a los distintos gobiernos (cuando le dejaban preguntar).
Sin la canalización de la información, en gran parte de servicio público, a través de su trabajo diario en periódicos, boletines/espaciales de radio, programas de televisión o en los miles y miles de teletipos, todo hubiese sido diferente.
Nada sería igual sin los gráficos, comunicados y notas de prensa de los gabinetes de comunicación de la Oficina del Portavoz (de Comunicación ahora) de la Junta, de la Consejería de Salud, de Emergencias; sin la cobiertura y difusión informativa de la Delegación del Gobierno, y desde los ayutamientos, desde el más grande al más pequeño. Han sido la vacuna de la desinformación.
Fotógrafos han puesto imagen fija para que nos paremos en los efectos y cuidados ante la pandemia; igual que los cámaras, presentadores y realizadores con las imágenes en movimiento. Los periodistas también han salido a la calle, se han metido en la ‘boca del lobo’ frente a hospitales y residencias. Igual que también han convertido rincones de sus casas en redacciones abiertas 24 horas.
Hoy es día de reivindicación y yo reivindico que se de visibilidad al trabajo de los periodistas en esta pandemia. Y más allá de mi reconocimiento, pido que las asociaciones, colegios, universidades, entidades, ciudadanía también le den un homenaje a los medios de comunicación.
Que cuando se abra el registro para las máximas distinciones de nuestra tierra, también se sume la del periodismo andaluz al resto de colectivos y empresas. Para que su trabajo también sea recordado, en la historia andaluza, con el Premio Princesa de Asturias de nuestra tierra, la Medalla de Andalucía.