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La marca chocolatera palentina saca a la venta el turrón de chocolate crujiente en las variedadades negro y blanco con un packaging renovado «muy navideño».
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Desde 2013, Trapa ha destinado más de 30 millones de euros en innovación y desarrollo, manteniendo la tradición de elaboración del cacao de los monjes trapenses.
La Navidad está a la vuelta de la esquina y los dulces típicos de esa época, también. Dentro de la tradición artesanal en la elaboración de turrones, Trapa presenta dos nuevas referencias respecto al año anterior. En concreto, la firma chocolatera de origen palentino incluye las barras de chocolate crujiente negro y blanco. Ambas se presentan con un nuevo packaging «elegante, moderno, muy navideño, con una renovada formulación».
Los nuevos productos mantienen la tradición inspirada en la receta secreta y centenaria de los primeros monjes que habitaron el monasterio de San Isidro de Dueñas en Palencia. Es allí donde se ubica la fábrica desde su fundación en 1891, aunque a los ingredientes de máxima calidad y al mimo en la elaboración se une la actualización tecnológica. De hecho, desde 2013, Trapa ha destinado más de 30 millones de euros en maquinaria, equipo humano y desarrollo. De esta manera, la marca sigue la línea que marcan sus tres pilares de trabajo: innovación, diseño; y conciencia social y medioambiental.
En total, la gama de turrones Trapa comprende cinco referencias. Por un lado están los turrones crujientes de chocolate con leche, chocolate negro y chocolate blanco, con gramaje de 150 g el primero y 140 g los segundos. Las tres variedades variedades incluyen arroz extrusionado que les aporta una textura crocante y deliciosa. Otra variedad la componen los turrones de chocolate con leche con almendras y de chocolate con leche con avellanas. Ambos se comercializan con un gramaje de 200 g y contienen fruto seco entero.
El legado de los monjes trapenses
El origen de Chocolates Trapa se remonta a diciembre de 1891. Fue entonces cuando un grupo de monjes se instala en el monasterio trapense situado en la localidad de San Isidro de Dueñas (Palencia). Ése es el escenario de la primera fábrica de chocolate, aunque la empresa como tal fue constituida en 1964 en la misma localidad. Un hecho impulsado por la decisión de la comunidad cisterciense, que decidió desprenderse de la factoría, con todas sus antiguas fórmulas de elaboración y de tratamiento del cacao.
Actualmente la empresa cuenta con una red propia de más de 120 distribuidores en España y una tienda online. Todo ello la convierte en «la empresa chocolatera más moderna de España y la cuarta de Europa». A pesar de todo, el objetivo de Trapa se mantiene en el tiempo: «mantener viva la tradición artesanal mejorando y modernizando los procesos, las formulaciones y los productos». De hecho, la calidad alimenticia de esos productos está abalado por el hecho de que no contengan gluten, grasas hidrogenadas ni aceite de palma.