Víctor Montalbán y Cristina Caballero son el ‘alma mater’ de Montalbán Estudio, un equipo, como les gusta definirse a estos zaragozanos, especializado en diseño de marcas, packaging, editorial y visual, cuyo objetivo último no es otro que comunicar. Algunos de sus trabajos han sido reconocidos recientemente con siete menciones Selección Anuaria y con una medalla de oro en los Premios Europeos de Diseño.
- ¿Cómo definiríais Montalbán Estudio?
- Es un pequeño estudio de diseño y comunicación especializado en marcas (desde la creación del nombre hasta todo el proceso de branding), embalajes y packaging (con un peso creciente en nuestra actividad actual), diseño editorial y comunicación visual. En definitiva, nos dedicamos a comunicar y ayudamos a nuestros clientes a mostrar su mejor cara. Y todo ello, desde un enfoque protagonizado por el cuidado que nos gusta aplicar a todas las fases y detalles de cada proyecto.
- ¿Cómo y cuándo inicia su andadura el estudio?
- Llevaba tres años trabajando en una gran agencia (habla Víctor Montalbán). El ritmo de trabajo era tan acelerado, por esa productividad que había que controlar, que no podía cuidar los trabajos todo lo que a mí me gustaba, ni implicarme al 100%, porque no sabía cuánto iba a estar trabajando en ese proyecto o cuándo pasaría a otro compañero. Tampoco conocía si el cliente había quedado contento con el resultado final… Frente a esto, me di cuenta de que yo quería trabajar de otra manera, cuidando todo el proceso, hablando directamente con el cliente… Y para acabar con todas estas barreras que, en muchas ocasiones terminan entorpeciendo la comunicación entre profesional y cliente, decidí poner en marcha Montalbán Estudio, más enfocado al aspecto creativo y no tanto al económico. Era el año 2009. A los tres años, se incorporó Cristina.
- ¿Cómo ha sido la evolución en este tiempo?
- Poco a poco, pero hacia adelante. Al principio toca hacer mucha labor comercial para encontrar nuevos clientes, pero también vas conociendo gente que confía en ti y te da un proyecto y éste, a su vez, le habla a otro cliente y surge otro. Lo que mejor funciona es el boca-oreja. Clientes que hablan a otros clientes de nuestro trabajo y nos conocen por esa vía. Son los mejores prescriptores. De hecho, aunque a veces consideremos que las cosas conseguidas son pequeñas, cuando echamos la vista atrás y vemos todo lo que suman, somos consciente del recorrido realizado y de lo logrado.
- ¿Cómo es eso de trabajar en tándem?
- En nuestro caso genial, porque somos muy complementarios. Podemos tener un estilo muy parecido, pero somos dos perfiles diferentes. Los dos somos jóvenes, pero una es más joven que el otro; una es mujer y el otro hombre, y a cada uno se nos da mejor una cosa. Todo ello, te da diferentes y complementarios puntos de vista a la hora de abordar los diferentes proyectos, lo que los enriquece. Tenemos plena confianza en el trabajo del otro.
- ¿Cuál es el valor diferencial de Montalbán Estudio?
- Por un lado, nuestra honestidad. Somos terriblemente honestos y eso, a veces duele, pero no podemos engañar a nuestro cliente. Y en la parte profesional, nuestro gran valor es que vemos cada proyecto de diseño como un todo. No solo cuidamos la parte visual o estética, también el contenido textual. Hay clientes que tienen un producto muy bueno y puedes hacerles el mejor diseño del mundo, pero si el texto que lo acompaña, no está adaptado al target al que se dirige, si no sabe seducir con las palabras, en ese caso, el diseño no está cumpliendo el papel que debería cumplir. Se trata de concentrar en una palabra o en una frase, con una tipografía concreta, todo el mensaje y todo el diseño. Es una forma concreta de contar el producto. Y es más que suficiente. Y esa sencillez hay a quien no le gusta, porque no hay una espectacularidad, mientras que hay quien la valora mucho, porque busca algo sencillo que cuente lo que hace de un solo vistazo. Otro de nuestros valores es que nos involucramos mucho en cada proyecto. Y es que el tema del diseño no es solo un logo, unas letras, un dibujo y ya está. Detrás hay un concepto. Y esa es una de las cosas que más trabajamos y la que luego facilita el diseño. Es la más complicada y la que más le cuesta ver al cliente. Y es que el diseño no es solo la imagen. El diseño debe estar en todo lo que tiene que ver con la marca o la empresa. Todo comunica. Creamos ideas y contamos historias que definen marcas.
- Vuestro estudio está en Zaragoza. ¿Supone un hándicap?
- Yo no creo que la localización sea el problema. El problema es más de percepción, ya que hay muchas empresas locales que prefieren trabajar con estudios de Madrid y Barcelona porque piensan que allí van a encontrar algo mejor. Por otro lado, las empresas de fuera, muchas veces tienen la percepción de que como estás en Zaragoza solo trabajas para gente de ahí. Pero hay que romper con esas ideas. Es absurdo en un momento en el que las nuevas tecnologías han eliminado todas estas barreras. De hecho, nuestro grueso de clientes es de aquí, pero también tenemos en Barcelona, Tarragona, Madrid, Teruel, Valencia,…
- Últimamente hemos asistido a un aumento importante de pequeños estudios en Aragón. ¿Está de moda?
- Se puede pensar que hay un cierto boom, pero creo que más que una moda es consecuencia de la forma de ser y de ver el trabajo de esta generación. Muchos hemos pasado por una gran agencia (con una estructura a lo Mad Men), hemos visto lo que había y nos hemos dado cuenta de que no queríamos eso. Queremos hacer las cosas de otra manera, le damos más importancia a otras cuestiones por encima de la meramente económica. Nos gusta nuestro trabajo y nos gusta mimar lo que hacemos. Y creo que muchos jóvenes profesionales estamos en ese punto, en el de “vamos a hacer cosas para cambiar la mentalidad de la gente y para darle valor al diseño”. Nos sale ese lado romántico. De hecho, el ambiente que se ha creado en Zaragoza es muy bueno. No se habla de competencia sino de compañeros. Y nos alegramos si a ellos les va bien, porque eso significa que el sector se está moviendo y hay más posibilidades de que a nosotros también nos vaya bien.
- ¿Qué momento destacaríais desde que empezasteis hasta hoy?
- Terminar cada semana y saber que el lunes hay trabajo. No tenemos grandes hitos. El hito es poder seguir trabajando cada día. El placer de seguir haciendo lo que nos gusta, algo que hoy es un lujo.
- Sin embargo, en el último año habéis recibido varios reconocimientos (Medalla de Oro en los European Design Awards 2017, Premio Anuaria de Oro…). ¿Qué suponen los premios para el día a día de Montalbán Estudio?
- Son, de alguna manera, una confirmación de que estamos haciendo bien el trabajo. Poco más. Nos sirven como un justificante de cara al cliente, porque dan cierta confianza. Es cuando el cliente dice: “me gusta lo que hacen, me encaja en el presupuesto y, además, tienen algún premio, con lo cual, tienen que ser buenos”. En cualquier caso, para nosotros es una confirmación de que el trabajo ha merecido la pena y nos anima a seguir.
- Y de los proyectos que habéis llevado a cabo, ¿cuáles destacaríais?
- Por un lado, el desarrollo de packaging para Casa Matachín. Fue el proyecto que, de alguna manera, hizo crecer al estudio. Mucha gente nos conoció por ahí. Otro de los proyectos que también recordamos con cariño, y que también tuvo premio, es el CataTruck. Hicimos el desarrollo integral, desde el nombre, identidad, hasta las redes sociales y la publicidad,… Era un evento joven, fresco, visible y fue un empujón para el estudio a nivel popular. Y ahora destacaríamos el proyecto en el que estamos inmersos para Mimbo Wine de La General de Vinos.