Y apareció de nuevo la ilusión como si de un milagro se tratase. Cuatro familias aparecieron para empujar un proyecto bajo el paraguas Fundación Zaragoza 2032.
Llegaron con mucho dinero pero reservado para deudas contraídas por el malo. Pusieron como presidente al hijo de un histórico y le encomendaron –sin dinero- que ordenase el club. Formaron un grupo –que no un equipo- de chavales sin nombre y experiencia capitaneados por otro desconocido originario de Yugoslavia.
Deseo que suban a Primera porque esta tierra olvida pronto. Aquellos que gritaban y lloraban porque alguien salvase su equipo del alma comenzaron pronto a exigir a los propietarios. Pero es lo que tiene esto del fútbol: ‘No pongo ni una y exijo todo’.
(Este post se volverá a publicar en el momento que ascienda el Real Zaragoza. Pero por si acaso…)
Nadie esperaba que el Real Zaragoza fuese a remontar al Girona endosándole cuatro goles. Nadie. Y remontó. Ahora nos espera la UD Las Palmas.